Él era un caballero diferente al resto, no tenía expresiones en su rostro, no se le veía sonreír, las damas de la corte suspiraban por el hombre de cabellos negros, el hijo adoptivo de la emperatriz del reino de sur, Emm no era igual a los hombres nobles del reino, el tenía el alma rota, llevaba una herida en el corazón que no cicatrizaba del todo, vivía incompleto, como si lo hubiesen mutilado y así era, la separación abrupta he inesperada con su hermana Beel, lo había dejado seco he inerte, rechazaba todo lo que tuviera que ver con su felicidad, pues creía que alguien como él no tenía derecho a ser feliz, no después de haber fallado en su misión de rescatar a su hermana.
Sin embargo, el cálido abrazo del cariño desinteresado y sincero de la vampiresa Albatros no le aprecia repulsivo, a pesar de que de sus labios jamás había salido un te quiero, estar claro que él la tenía en alta estima, pues sabía que lo amaba, muy a pesar de sus defectos.
—Ay por todos los cielos ¿acaso no es precioso? —se decían unas otras las vampiresas de la corte que lo veían caminar por el largo pasillo.
—Si…es tan alto y varonil.—suspiraban algunas quedándose sin aliento.
—Es tan frívolo y elegante, miren se ve tan siniestro, que bello…
—A dios señor Emm.—dijeron otras entre risitas y quejidos de emoción.
—Cállate ¿acaso quieres que la señora Albatros te corte la lengua?
—¿Y por que lo haría? No soy ciega, solo estoy admirando a ese caballero hermoso.—le respondió la vampira refunfuñando.
—Él y la señora son pareja, los he visto juntos un par de beses.
—¿Y qué? Él podría cambiar de opinión.
Estos eran los comentarios que hacían las admiradoras de Emm, pero el no les prestaba atención, de hecho iba obligado a esa cena, no quería convivir ni hablar con nadie, dentro de su corazón estaba molesto por ser el caballero de una niña mimada y consentida, sentía que estaba perdiendo el tiempo con ella, pues creía que él debería estar afuera buscando a su hermana, pero el amor a Lía lo impulsaba hacerle ese favor, pues después de todo, era como su madre y días antes le había escrito una carta y esta decía lo siguiente:
—Mi querido Emm, espero que te encuentres bien, te extraño mucho, tanto que desearía que estuvieras aquí, Aspen y Minerva te extrañan aunque no lo digan, ahora Carin está con nosotros, me gustaría que pudieras conocerla, es igual a Lilith, hermosa y amable, tiene el carácter de Vinlan y me recuerda mucho a mi loba blanca, me alegra saber que en unos pocos días te veré de nuevo, he escuchado cosas muy buenas de ti y todos están contentos con tu trabajo, te amo hijo mío, siempre te llevo presente en mis pensamientos, por favor, se feliz y no te tortures con el pasado, no me mal interpretes, pero debemos tratar de ser felices aunque al principio se sienta como una mentira, eres un orgullo para mí, aliméntate bien y mantente a salvo, gracias por cuidar a la princesa.
Aquellas palabras resonaron en el corazón de Emm, especialmente las de “Intentar ser feliz” ya s había olvidado de como se sentía eso.
—¡El caballero Emm está aquí!—gritó el vocero anunciando su llegada y Emir ordenó que lo dejaran pasar, cuando este entró su aura deprimente y varonil provocó que los ojos de Isabela se abrieran ligeramente, pues se veía muy apuesto.
Llevaba puesto un traje de gala color negro con decoraciones he incrustaciones en color carmín y plata, Magnolia y Emir se pusieron de píe levantándose de la mesa por educación y él los saludó con una reverencia.
—Saludos al sol del imperio del reino del norte, el gran Emir y su emperatriz la madre de la nación, Magnolia.
—Bienvenido Emm, no tienes que ser tan formal, acércate por favor.—le dijo Emir con una sonrisa brillante.
—Hemos preparado un banquete especial para ti, tenemos sangre y comida del inframundo que Lía nos consiguió y mandó para ti, además de platillos humanos, pues sabemos que tu estomago se ha acostumbrado a ellos, por favor come lo que quieras.—le dijo la reina Magnolia mientras señalaba los alimentos.
—Gracias altezas.
—Vaya, te pusiste el traje que ordené que te llevaran, pensé que lo rechazarías por no ser completamente negro.—carraspeo la garganta la princesa y le dió un sorbo a su copa de vino.
—Por favor toma asiento, queremos que te sientas cómodo, mi esposa y yo estamos contentos con tu desempeño en la capital, supimos sobre el incidente que hubo, también estamos al tanto de tu cuidado con la princesa, te daremos un pago generoso por tus buenas acciones.—expuso el rey Emir y la platica prosiguió, aunque Emm era de pocas palabras.
—No tienen por que hacer esto, es mi trabajo, no tiene por que agradecerme, después d todo es mi deber cumplir con la encomienda de mi madre.
—Eres muy diligente Emm, admiro eso de ti.—confesó Magnolia con sinceridad.
—¿Qe sabes acerca de los seres del abismo?—le preguntó Emir con interés.
—Han habido rumores de su aparición en estas tierras, solo se habían visto en el reino del norte, ahora parece que han tenido avistamientos de estas criaturas en otros pueblos.—explico Emm con seriedad.
—¿Y que son? Dicen que no son zombis, sin embargo comen carne humana y de seres sobrenaturales, no distinguen las especies, su hambre por la carne es insaciable.
—Creemos que son adefesios, algún intento corrupto de crear vida por medio d ella magia oscura, pude percibir magia maligna en sus cuerpos, aplastaban a corrupción, no son zombis por que jamás fueron humanos y tampoco pertenecen alguna especie en particular, son monstruos creados para esparcir el caos, amenos es la conclusión a la que he llegado.—declaró Emm convencido.
—Y tiene mucho sentido, los rumores han llegado hasta el reino de mi hermano, parece que esos monstruos se han dado a conocer junto con una famosa reina del vacío, parece que ella los ha creado, algunos creen que ella es la famosa bruja de la que hablan las profecías de los aquelarres, la llaman “el todo” pero esto a quedado descartado para nosotros por que justo ahora mi hermano y Lía han acogido a una bruja que parece ser la legitima reina de las hechiceras, su nombre es Gia.—añadió Emir con el ceño fruncido.