Este caballero si que la sacaba de sus casillas, no solo lo consideraba un témpano de hielo inexpresivo, si no un atrevido que osaba en regañarla siendo ella la encarnación divina de la perfección femenina, Isabela no supo que responderle a Emm, apretó los dientes y lo detestó por tener ese carácter horrible, quería domesticarlo a como diera lugar.
—Regrese a sus aposentos, no tengo más que decir.—de dijo Emm con gran seriedad y la princesa le pasó por un lado, golpeándole el hombro con su cuerpo.
—¿Por que diablos me estás siguiendo?—le cuestionó Isabela furiosa.
—Es mi deber acompañarla, este es un lugar poco concurrido por la guardia real, no debe deambular por estos pasillos.—le respondió Emm a unos metros de distancia.
—Puedo cuidarme sola, lárgate de aquí.
—Camine y deje de quejarse, huelo su miedo desde aquí.—expresó el caballero con voz grave.
—¿Que disparates dices? Solo vete.
—Me iré cuando este a salvo en sus aposentos ¿acaso quiere ser devorada por algún ser del vacío?
Esas palabras hicieron que Isabela dejara de quejarse y guardó silencio mientras Emm la escoltaba.
Mientras esto pasaba, algo perverso se aproximaba, algo siniestro había entrado al castillo, se trataba de Teldrasil se había infiltrado tomando la forma de Magnolia.
Albatros se encontraba en su habitación cuando una criada llamó a su puerta.
—¿Señora albatros?
—¿Que sucede?—respondió ella quién se disponía a descansar.
—¿puedo pasar?
—Adelante.—la criada la saludó con respeto y albatros le preguntó que estaba haciendo. Esas horas en su habitación, pensaba que había curado algo grabe.
—Su majestad la reina Magnolia tiene un mensaje para usted.
—¿La reina? ¿Donde esta la carta?—preguntó Albatros extrañada.
—No hay ninguna carta, ella misma quiere hablarle, esta en camino.—dijo la criada y enseguida Magnolia se escuchaba llegar por sus pisadas.
—Su majestad.—Albatros y la sirvienta hicieron una reverencia y a ambas les extrañó que no estuviera acompañada de los guardias ni de ninguna de sus damas de compañía.
—¿A que debo el honor de su visita? ¿En que puedo servirla?—le preguntó Albatros confundida, sentía que la presencia de la reina era abrumadora, nunca antes sintió cuidado de ella.
—Albatros, lamento venir a ti a tan altas horas de la madrugada, pero tienes que regresar al imperio del sur, la emperatriz Lía te espera, desea que puedas apoyar a la princesa Minerva en sus preparativos para el baile.—le dijo ella con una sonrisa misteriosa.
—¿Que? Disculpe su majestad, pero no lo entiendo, no me ha llegado ningún documento que me dicte que debo partir, tengo el mandato de preparar a la princesa heredera para su gran de but, solo faltan tres días para el evento ¿por que la emperatriz me pediría retirarme?
—Por que ya no te necesitamos aquí, haz hecho un buen trabajo con mi hija, ahora puedes retirarte, la escolta que he preparado para ti te está esperando para llevarte de regreso a casa, puedes irte tranquila.
—Pero…es que…
—A dios señorita Albatros, espero tenga un buen viaje.—dijo la supuesta reina con una luz inusual en sus ojos.
—He…si su majestad….
—no es necesario que empaques, tus cosas llegaran dentro de tres días al reino del sur, puedes irte tranquila.
—Me gustaría despedirme de…
—No es necesario, no hay tiempo de despedida, márchate ahora.
Así fue como Teldrasil logró que Albatros abandonara el castillo, dejándola fuera de la protección que había en este, Albatros sintió que el corazón se le estrujaba, hubiese querido despedirse de su querido Emm, pero le fue imposible, subió al carruaje que estaba parado cerca de la salida trasera del palacio, todo era muy extraño.
Desde que se subió sintió que jamás volvería a ver a ese hermoso caballero al que tanto quería.
—¿Por que mi corazón se siente tan angustiado? Me siento muy inquieta…¿por que la emperatriz me pediría regresar? No lo entiendo ¿por que la reina Magnolia actuaba tan raro? Tenía su apariencia, pero no olía como ella…¿que está pasando?
—El carruaje ya iba muy avanzado y el castillo había dejado de verse, mientras más se alejaba, Albatros más triste se sentía.
—Emm, perdóname por haberme ido de esta forma…no fue mi elección…—se dijo ella en sus adentros mientras apretaba su dije.
—Disculpe ¿por donde me lleva? Este no es el camino correcto.
—¿A donde crees que te llevo?—dijo una voz femenina que después se tornó grave y el conductor manejó el carruaje tan brusco que este se volcó cayendo de una colina.
—¡Ay!
Albatros salió del carruaje ensangrentada y con los huesos rotos, pero como era una vampira se estaba regenerando poco a poco, mientras salía, vió al conductor parado frente a ella y este se transformó en Magnolia.
—¿Que es esto?
—¿Por que me miras a sí Albatros? Parece que te rompiste varios huesos, no importa, puedes regenerarte ¿verdad?
—¿Quien eres tú? ¿Que quieres de mí?