Mi amante, el príncipe de jade.

La llegada del mal

El frío de esa noche era infernal, había neblina por todas partes, el viento gritaba desgarrándose la garganta, Albatros tenía el corazón y la respiración agitados, la vista la mantenía fija en aquella criatura que cambiaba de forma a voluntad, ese ser maligno disfrazado de bondad la miraba con esos ojos violeta brillantes mientras dibujaba una sonrisa perversa en su rostro, dejó su angelical figura al aire, quería que ella lo viera como era realmente.

—¿Quien eres tú? ¿Que quieres de mí?—le preguntó la vampiresa con el ceño fruncido, su instinto de supervivencia le decía que era muy fuerte y no tenía oportunidad contra él y añadió mientras lentamente se ponía de pie.—usurpaste la imagen de la reina magnolia y me sacaste del castillo, deja de sonreír como un estúpido y dime que diablos quieres de mí.

—¿Y que querría de una criatura insignificante como tú? No es a ti a quién quiero, sin embargo serás de utilidad para darle un mensaje a cierto demonio entrometido.

—¿Que? —inmediatamente se le vino a la cabeza su amado Emm, al instante, Teldrasil dejó a la vista sus hermosas a las y las extendió en toda su gloria dejando Albatros boquiabierta.—no puede ser…es él…el ángel que Emm desprecia tanto….

Albatros no dejaba de hacerse preguntas en su cabeza, pero se puso en posición de pelea y asomó los dientes entre gruñidos de guerra, ella tenía que impedir que cometiera su fechoría.

—¡pff! ¿Que haces escoria?—le preguntó Teldrasil en forma de burla.

—No voy a permitir que te le acerques….—le respondió albatros con una mirada fiera.

—Jajajajaja, cosita tonta, como si pudieras hacerme algo.

—¡Te arrancaré la cabeza maldito!—Albatros se abalanzó contra Teldrasil y lanzó cientos de arañazos que despedazarían a cualquier oponente, pero Teldrasil era tan rápido que la esquivaba pareciendo que se teletransportaba.

Le parecía divertida la manera en la que se esmeraba, pensaba que parecía una niña intentando arrebatarle un dulce a un adulto.

—Eres muy lenta.

—¡Deja de escabullirte infeliz!

Teldrasil se comenzaba a enfadar de ella y para entorpecer, le arrancó una mano.

—Toque maldito.—pronunció el ángel y como si se tratara de un papel le arrancó el brazo, enmudeciendo de dolor.

Albatros calló de rodillas y la sangre le caía a chorros.

—Ahh….—Albatros miró de a lo lejos su extremidad faltante y Teldrasil le dio varios pisotones mientras ella no entendía por que no podía regenerarse.

—Deja de gastar tu energía tratando de sanarte, no volverás a ver ese brazo, el toque maldito es una habilidad prohibida y oculta que impide que puedas sanar, se la damos a cualquier criatura que consideremos que no vale la pena (enfermos, criminales, según lo que ellos consideren)

—No puede ser…a estás alturas me va a matar…ese psicópata solo esta jugando conmigo…aun así, debo impedir que toque a Emm.—pensó Albatros en sus adentros y nuevamente se puso de pie.

—Tienes buena voluntad, lastima que eso no te salvará la vida.—exclamó Teldrail con frialdad.

—Aun si me dejas sin nada, no me voy a rendir, te voy a matar.

—¿Que? Jajajaja, tienes la realidad muy alterada, vamos a ponerle los pies en la tierra.

Teldrasil y Albatros pelearon cuerpo a cuerpo, el ángel le quebró los huesos y la sometió a una tortura debido a que le había lastimado sus árganos internos y no podía regenerarse, aunque ella nunca tubo oportunidad contra él, nunca se dió por vencida, tanto se esforzó que logró rasguñarle el rostro.

—¡Maldita!

—¡No te atrevas a tocarlo! Ni un solo cabello…..no a mi Emm.

—Ya cállate, estás al borde de la muerte, deja de gastar tu ultimo aliento pronunciando ese nombre.—le ordenó Teldrasil con fastidio.

Mientras esto pasaba, la sirvienta se había dirigido al lugar de descanso de la servidumbre de su puesto y cortó camino asando por un pabellón donde la reina magnolia solía sentarse en las madrugadas a ver la luna, los ojos de la criada se abrieron de golpe y se puso a temblar.

—Majestad…

—¿Que te pasa? —le preguntaron los guardias al ver que la criada estaba pálida y parecía que había visto un muerto.

—¿Donde esta la vampiresa albatros?—se escuchó al fondo del pasillo, se trataba de Emm que parecía agitado sus ojos brillaban como el fuego, unos soldados le dijeron lo que había sucedido, pero el se alarmó por que la reina no había salido del pabellón lunar.

—¿Emm? ¿Que sucede?—preguntó magnolia al escuchar el ruido y la criada le dijo lo que estaba pasando.

—Su majestad ¿usted ha estado aquí todo este tiempo?

—Si, saben perfectamente que suelo ver la luna en este lugar por que se aprecia mejor.

Em se arrodilló delante de magnolia y se dirigió a ella bastante preocupado.

—Majestad, solicito su permiso para ir en busca de la vampiresa albatros, alguien la ha raptado y se hizo pasar por usted.

—No puede ser ¿quién haría algo así? ¿Por que nadie se percató de este intruso?

—Necesito salir de inmediato alteza.—prosiguió Emm impaciente.

—Que te acompañen algunos de mis hombres y parte de la guardia real, ustedes avísenle al rey de esto.—les ordenó Magnolia y Em salió a toda prisa del castillo.

Mientras esto ocurría, Isabela escuchó todo, sintió una gran curiosidad en ir también ya que pensaba que era un plan de Emm y Albatros para escaparse juntos, ella estaba escuchando del otro lado.

—Mentira, se perfectamente que traman.—pensó la princesa y como solo estaba en bata de dormir se arrancó los bordes para que no arrastrara la tela y se quitó los zapatos y obligó a un guardia novato para que le permitiera subirse a una cria de hipogrifo de su padre, pues el rey era el único que podía montar a la madre, esta tenía dos crias, Renko y Fifi, como Fifi picoteaba y era gruñona a pesar de ser un polluelo, la princesa se llevó a Renko, como la hipogrifo dormía, no sintió cando se llevaron a su polluelo, pues Isabela lo atrajo con carne de ternero.




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