Mi amante, el príncipe de jade.

Inexplicable

Los nobles disfrutaban de aquella velada con alegría, bebían y reían como si estuvieran en el paraíso, los reyes miraban de vez en cuando a la tan elogia pareja que recién terminaba su segundo baile.

—¿Hacen una hermosa pareja no lo crees?—le preguntó Magnolia a Emir y él asintió con la cabeza.

—Si, pero ambos parecen dos estatuas, parece que solo están siendo corteses el uno con le otro, me pregunto se se abran gustado.

—Es normal que estén nerviosos, después de todo, es la primera vez que se ven cara a cara.—dijo Magnolia dibujando una sonrisa en su rostro orando de ser positiva.

—Tienes razón, me preocupo por nada ¿quieres que tomemos un descanso o prefieres que sigamos bailando?—le preguntó Emir mientras besaba la mano de su esposa.

—Me gustaría seguir bailando con mi esposo si no es molestia jeje.

—Yo puedo bailar con mi reina toda la noche si me lo pide.—añadió galante el rey del norte.

—Solo espero que el príncipe quede lo suficientemente enamorado de ella como para no aceptar un aren, por favor Aspen…ama a mi hija tanto que ninguna mujer te resulte atractiva.—se dijo magnolia en sus adentros y se aferró al cuello de su marido cerrando los ojos, pues Magnolia había sido testigo de la mirada tan intensa que Aspen le había lanzado a Gia.

Mientras esto sucedía, Alejandro se acercó a Aspen y a Isabela por que quería bailar con ella, después de todo, era la nieta con la que menos convivía y quería aprovechar el momento para hacerla sentir especial.

—¿Puedo robártela un momento?—le preguntó aquel hermoso abuelo de cabellos rubios y largos, a pesar del tiempo, Alejandros seguía siendo un apuesto caballero.

—Por su puesto abuelo, es tu nieta.—le respondió Aspen con respeto y se apartó de ellos.

—¿Te gustaría bailar conmigo Isabela?

—Claro que si abuelo, será un placer.—exclamó Isabela con una sonrisa.

Este momento fue el pretexto perfecto que Aspen estaba esperando para ir en busca de Gia, de alguna manera se sentía inquieto de que ella fuera a pensar que su prometida le interesaba de alguna manera y quería ir con la bruja a como diera lugar, así que aprovechó el momento para ir en su búsqueda, aunque los invitados lo interrumpían por que querían presentarle a sus hijas, pues el rumor de que el rey quería regalarle un aren había corrido como la pólvora y no querían perder la oportunidad de ganar terreno con él.

Por otro lado, Ginebra había notado que Gia estaba cabizbaja, así que le pidió un favor especial a su nieto Eren, el cual ya había sacado a bailar a dos damas que habían quedado encantadas con él, a pesar de que no bailaba muy bien.

—¿Puedo pedirte un favor?—le preguntó Ginebra cuando se disponía a tomar algo para aliviar su sed.

—Claro que si abuela ¿quieres que baile contigo? Vi que el abuelo sacará a bailar a la prima Isabela, digo, a la princesa.

—Eso me encantaría, pero creo que hay una señorita a la que le ayudaría más bailar contigo.

—¿A quién? ¿Te refieres a la prima Minerva? He tenido la intensión de invitarla, pero hace rato que no la veo, tal vez se arte de esto, escuché que es huraña.—expresó Eren encogiéndose de hombros.

—No, me refería a ella.—Ginebra lo giró en dirección a donde estaba Gia y al verla, Eren se sorprendió de lo bonita que era.

—Ella es….(Eren recordó que fue la misma chica por la que el príncipe perdió la compostura) ya veo por que s distrajo jeje.—añadió el aventurero con una sonrisa.

—Vamos, yo platicaré con su padre para que ella quede libre.

Gia estaba bailando con Almond mientras su madre regresaba por que había ido con Calipso y Galadriel a preguntarles sobre una duda que tenía sobre el programa de su boda, quería ofrecerles opciones más bonitas sobre la decoración de la entrada nupcial, y mientras ella se había ausentado, Almond se quedó con su hija bailando.

Toda la luz se la cubría la sombra de su padre por que era muy alto, sobre salía de entre todos los invitados y a su lado parecían enanos, le estaba espantando a todos los muchachos que podían tener interés en sacarla a bailar.

—Este es el sueño de todo padre, bailar con su florecita como cuando eran todavía retoños.—decía Almond lleno e alegría.

—Yo prefiero bailar contigo que con cualquiera papá.—Gia estaba feliz de que su familia estuviera en ese baile, sin ellos no habría sabido que hacer.

Babani recién regresaba y se encontró con ginebra y Eren y cuando vio que Almond sería bailando con su hija resopló.

—Este marido mío dejará sin marido a nuestra hija, le está espantando a los posibles pretendientes, ya se me hacia raro que nadie la invitara a bailar, aveces se me olvida que mi esposo es un gigante aterrador.—expresó Babani frunciendo el ceño.

—Jejeje, creo que el no lo ve así, los padres son celosos aunque no lo parezcan.—le dijo ginebra con una sonrisa.

—Que bueno que tu nieto guapo tiene la intensión de sacarla a bailar, eres un jovencito muy apuesto, mi Gia es tímida, pero es una grata compañía.

—Si, eh, ¿seguras que por su padre esta bien si la invito a bailar?—le preguntó Eren a Babani pues al ver el tamaño de aquel hombre se sintió como una hormiga.

—Si, tu no te preocupes por mi esposo, déjamelo a mí.—exclamó Babani con una gran sonrisa.

—Ok…

—Cariño…—dijo Babani con voz melodiosa y después se acercó a Almond y lo jaló del brazo añadiendo.—Este jovencito quiere invitar a nuestra hija a bailar, vámonos a otro lado ¿si?

—¿Qué? ¿Cual jovencito?—Almond se volteó con rapidez y su sombra cubrió al pobre Eren, haciendo que este tragara saliva.

—Ho…hola señor…¿me dejaría bailar con su hija?

—¿Quién eres tu?—le preguntó de la manera más hostil y sombría posible.

—Hola señor Almond, él es mi nieto Eren, yo lo alenté a que invitara a bailar a la dulce Gia, es cazador, quizá puedan llevarse bien.—le dijo Ginebra con amabilidad y Almond bajó la guardia.

—¿Un cazador? Excelente, mi hija es una buena guerrera, puede que tengan cosas en común, ella es buena aplastando cabezas ¿verdad florecita?




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