La noche del baile había negado a su fin para dar inicio al segundo día de la fiesta en honor al compromiso del príncipe, hasta ahora, la familia imperial desconocía si el rompimiento del compromiso sería anunciado antes del tercer día, ahora que sabían de la existencia del vinculo entre Aspen y Gia, no tenía caso seguir con esto del matrimonio, sin embargo, el rey parecía no pensar en la idea de un rompimiento y eso tenía a todos desconcertados.
Cuando aun el sol no salía, Gia se encontraba lista para partir a las tierras perdidas de Hildamar, sus padres se encontraban abrazándola y deseándole mucha suerte.
—Por favor cuídate mucho hija, regresa sana y salva.—le dijo Babani dandole un beso en la frente.
—Será un buen viaje, aprenderás mucho y regresarás con buenas historías para contarnos durante el almuerzo.—expresó su padre con una tierna caricia en la mejilla.
—Los voy a extrañar mucho, pero no se preocupen por mí, estaré bien.
—Lamento mucho que Anabel no pueda acompañarte, este viaje debes hacerlo sola.—añadió Lía quién estaba presente junto con Beatriz para despedirla.
—No se preocupe alteza, entiendo bien el por que de este viaje.
Lía la había mandado a las tierras perdidas de Hildamar, un lugar que apenas si había sido explorado por el ejercito del rey de todo, era un gran bosque que había sido oculto al ojo humano, debido a una muralla invisible, pero esta había sido retirada y quedó expuesta, sin embargo, los hombres del rey no podían avanzar demasiado, pues ese lugar albergaba a un monstruo terrible que escupía los huesos de los valientes que osaban pisar sus tierras sagradas, el rey quería descubrir que criaturas habitaban en ese lugar, pues creían que era un lugar mágico y lleno de recursos naturales valiosos como su madera y la fauna que ahí había, Lía le había asignado esa misión, traer consigo aquella criatura y presentársela ante el rey, como ningún guerrero lo había logrado, la reina pensó que era una oportunidad de seguir ganando su respeto y aprobación, pensaba que así sería más fácil que terminara convenciéndose de que Gia era la mujer ideal para Aspen y que el vinculo había ocurrido entre ellos por una razón, ya que ella era la más fuerte.
—¿Creen que se trate de un dragón? ¿Algún ogro?—preguntó Almond preocupado por su niña.
—No lo sabemos, ningún guerrero o soldado a regresado con vida para describirnos su aspecto.—les dijo Lía soltando un suspiro y esa acción preocupó aun más a los padres de Gia.
—¿Si ninguno de esos valientes ha podido regresar no sería bueno enviar a Anabel con ella para que la asista? Gia no cuenta con un familiar para que le cubra la espalda a demás.—Gia interrumpió a su ladre mientras lo tomaba de la mano.
—No tienes de que preocuparte papá, la general tampoco cuenta con un familiar y es muy poderosa, estaré bien, ella me da confianza y si la reina a decidido que vaya sola, entonces es por que confía en mis habilidades y eso me hace feliz.—exclamó Gia con una son risa serena.
—Pero…
—Nuestra hija estará bien, recuerda que ella es muy fuerte.—le dijo Babani mientras lo tomaba del brazo.
—Es verdad, nuestra Gia es la más fuerte.
—Tengan por seguro que llegaré sana y salva y traeré muchas historias para contarles durante el almuerzo.
—Es hora de partir.—le dijo Beatriz rompiendo aquella atmósfera familiar.
—Si…
—Abriré un portal que te dejará en la región montañosa de Cólinder, los habitantes de ese lugar podrían necesitar tu ayuda, llegar a las tierras perdidas de Hildamar te tomará cinco días.—le explicó la reina dandole instrucciones.
—Recuerde que debe traer a esa bestia con usted.—exclamó Beatriz con seriedad.
—Entiendo, daré lo mejor de mí y traeré la cabeza de ese monstruo.
—Si conquistas ese lugar, traerás honor al imperio.—añadió Lía sonriéndole con dulzura.
En seguida se abrió un portal y el aire de aquel lugar volaba los cabellos de todos ahí, Gia se despidió de ellos con una enorme sonrisa y entró en el portal decidida a regresar victoriosa y así fue como nuestra joven bruja emprendió el viaje a las tierras misteriosas que le darían honor delante del rey.
—El viento es más fuerte en esta región, me pregunto que me espera en el camino.—Gia frunció el ceño y con una actitud positiva caminó confiada rumbo al primer poblado que sus ojos veían a la distancia, el sol comenzaba a sumarse y después de ese viaje, su vida daría un giro inesperado.
Por otro lado, la princesa Minerva se había escabullido sigilosamente a sus aposentos, se había quitado los zapatos y le había ordenado a la guardia que custodiaba la entrada que no dijeran nada de la hora en la que había llegado, le dijo a su dama de compañía que le dijera a su padre que se había ido a dormir temprano y que la disculpara por asustarlo, que mañana a primera hora s presentaría ante él y a sí lo hizo, pero esto enojó mucho a Valeska y estaba esperando que amaneciera para regañarla a ella y a su hermano.
Minerva abrió la puerta delicadamente, toda su habitación esta en penumbras, una vez que cerró los ojos y se sentó en la cama, dibujó una sonrisa en su rostro, sentía que se había salido con la suya y reconocía que era una traviesa, pero de repente, la piel de sus brazos se erizó y tragó saliva, volteó hacía a tras y dos linternas verdes la hicieron pegar un grito ensordecedor.
—¡Aaaaaay!
—¿Te parece que está es la hora de llegada de una señorita decente? ¿Donde estabas?—le preguntó Aspen fulminando con la mirada.
—¡Ay maldita sea hermano! ¿Que demonios haces aquí? Casi se me sale el corazón…—expresó Minerva agarradnos del pecho y prendió la luz imaginándose que su hermano tenía mucho parecido en apariencia y personalidad como la de un gato.
—Yo soy quién hace las preguntas.—Aspen la olfateó y frunció el ceño enseguida añadiendo.—¿estabas en el infamando? Apestas a ese bastardo.
—¿Qué? ¿A quien te refieres?—Minerva se puso a fingir que acomodaba sus perfumes y Aspen más se irritó.