Mi amante, el príncipe de jade.

La travesía de las dos brujas

El calor era insoportable, aunque el día era precioso y brillante, el sol no era tan amigable con los viajeros, Berea caminaba empapada en sudor y sus lentes estaban empañados, sus cabellos castaños y rosados se le pegaban a la cara, llevaba a Lírica en los brazos.

—Ayyyyy….creo que me voy a desmayar…—exclamó Berea quejándose por que tenía mucho calor y le dolían los pies.

—¿Puede bajar la voz? Estoy tratando de dormir un poco, yo también me siento acalorado.

—¿Tú de que te quejas? ¡Yo no sé por que te llevó en brazos! ¡Literalmente me estoy rostizado! Transforma<te en pantera y llévame en tu lomo gato perezoso.—le exigió su ama furiosa.

—¿Y que se me quemen las patas? No, mejor le limpio el sudor con mi lengua y así la ayudo en algo.

—¿Y eso de que me serviría? De verdad que te he malcriado demasiado…esto es mi culpa por consentirte en todo.

—Animo, recuerde que el desanimo no es para los valientes, siga adelante como una guerrera.

—¡Deja de alentarme para tu conveniencia! Me estoy muriendo de sed….y hambre…me quiero bañar…

—Estamos lejos de encontrar un rio y agua dulce, pero en cuanto lleguemos a un lugar donde haya arboles, usted podrá conseguirnos agua dulce de las plantas, las raíces y todo lo que encuentre ahí.

—¿Y mientras que hacemos? ¿Nos morimos de sed? ¡Tengo la lengua pegada al paladar!

—Solo hay una manera de salvar nuestras vidas.—dijo Lírica con gran seriedad y misterio.

—¿Y cual es?—le preguntó Berea escuchando con atención.

—Tenemos que….

—¡Ya deja el suspenso!

—Tendremos que beber nuestra propia orina…

Las palabras de Lírica hicieron eco en los opios de Berea a quién rápidamente se le oscureció el rostro.-

—Prefiero morirme de sed…

Nuestros amigos se encontraban caminando en un camino de tierra seca y árida, llenaban un día de viaje y había sido agotador, sin embargo, de repente el olor a primavera inundo la nariz de ambos y a unos pasos más adelante, se encontraron con un valle verdoso y lleno de flores blancas, ambos se quedaron impresionados por lo sucedido.

Era como encontrar un oasis en medio del desierto, los ojos de nuestros amigos brillaron y no pudieron evitar que las lagrimas callaran de sus ojos, pues realmente aquel paraíso era hermoso, hasta el viento era más fresco ahí.

—Estro es imposible, no puede haber un oasis en medio de esta tierra infértil y calurosa, ni siquiera hay escorpiones o serpientes, ningún animal se atrevería a vivir aquí, sin embargo, todo esto se encuentra ante nuestros ojos…esto es obra de magia.—dijo Berea mientras desde lo alto contemplaba estas maravillas.

—¿Será una trampa?—le preguntó Lírica mientras se saboreaba el agua que veía a lo lejos.

—Naaa, que va, además, vale la pena correr el riesgo por unos tragos de esa gua dulce y fresa ¿no crees?

—Si, suba a mi lomo ¡vamos a bañarnos desnudos en ese lago!—gritó Lírica y al instante se convirtió en una enorme pantera.

—¡Vamos! ¡Pero olvida lo de nadar desnudos! —exclamó Berea emocionada.

La bruja elemental sentía al brisa fresca romperse en su rostro Lírica era veloz y corría entre el campo de flores blancas y las mariposas salían de entre ellas creando un gran espectáculo visual.

(Momentos antes de la creación de aquel paraíso)

Gia había aparecido en la región donde Lía le había abierto el portal, en el camino había ayudado a mucha gente, haciendo trabajos de todo tipo, con su gran fuerza podía ayudarlos a reparar sus techos he incluso los ayudó con sus cosechas y a labrar la tierra, la gente le rogó que se quedara con ellos más tiempo, pero ella se negó, pues tenía una misión que cumplir y siguió su camino con el corazón lleno por ayudar a esas personas tan amables, pero antes de llegar a las tierras olvidadas de Hildamar tenía que atravesar un gran territorio seco y árido que parecía como el mismo desierto, cuando Gia lo cruzaba, comenzó a desanimarse debido al gran calor que se sentía, pues no había ni un solo árbol, ningún rastro de agua dulce y ni una sola nube que la cubriera de aquel infernal abrazo solar.

—No puede ser…la emperatriz me mandó al mismo infierno…voy a comenzar alucinar si sigo bajo el sol…

Gia miraba al horizonte y no se veía nada, parecía que el camino era interminable, pensaba que si el sol era tan fuerte en el día, las noches en aquel lugar serían terriblemente frías y comenzó a lamentarse y preocuparse, tenía la necesidad de hablar con alguien más o por lo menos ver un ave carroñera revoloteándole en la cabeza.

—Si tan solo… un momento, yo soy la bruja de la mente ¡si me concentro puedo hacer que todo lo que deseo aparezca delante de mi! ¡Si! Jajaja, se me olvidaba que ya había hecho esto antes, muy bien, voy a imaginar claramente lo que me gustaría ver, lo primero que quiero es que este calor desaparezca, quiero que el cielo se nuble un poco, solo un poco…

Al instante, las nubes comenzaron a moverse y taparon el sol y cuando Gia abrió los ojos y sintió alivio en su piel sonrió de oreja a oreja.

—¡Excelente! Ahora me gustaría que esta tierra seca se convirtiera en un hermoso campo verdoso lleno de flores blancas y que los animales puedan venir a descansar en este lugar, me encantaría ver mariposas revolotear por todas partes y escuchar a los pájaros cantar mientras se pasean por aquí, ¡ah! ¡También quisiera que apareciera un lago repleto de peces y agua dulce!

De la frente de Gia volvió a brillar aquella marca y su magia comenzó a proyectar todo lo que ella se estaba imaginando y de repente, empezó a brotar pasto y de en medio de aquella tierra seca , comenzó afluir agua creando un lago, he hizo que saliera un enrome árbol frondoso para que pudiera descansar ahí.

—Vaya…esto es hermoso…me encanta.—externó Gia con alegría y también imaginó un conejo y lo tenía en su regazo mientras lo acariciaba.

Gia se sentía muy relajada y comenzó a sentí curiosidad de hasta donde podía llegar su poder.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.