El ojo humano jamás vio un monstruo así, tan colosal, tan orgulloso y descomunal, era formidable, sí, Behemut era el rey de todas las bestias, sin embargo, ese guardián soberbio no debería estar ahí, su presencia era una amenaza para todos los presentes, en sus ojos abísmales se veía la ira de un monarca prisionero que tenía el orgullo herido, este titán sacaba humo de sus fauces, bramaba maldiciendo todo a su paso, pues habían despertado a este durmiente de su letargo y esa princesa de cabellos rojos como el infierno era todo lo que veía.
En ese momento en el que Minerva rompió su hechizo de protección, Lía se agarró el pecho sintiendo un vértigo enorme, solo había dos brujas con la capacidad de romper el poder descomunal de Lía, Su hija y la bruja de la mente, así de fuertes eran estas damas.
—Minerva…—susurró la reina y en el momento que sintieron el poder de Behemut, la piel se les erizó hasta la nuca.
—¿Que es esto?—preguntó Isabela tocándose los brazos al notar su piel erizada.
Los colmillos de Carin comenzaron a sobre salir, su cuerpo esta luchando para no convertirse en lobo.
—¿Que está pasando?—se preguntó la loba al ver como sus instinto animal salía de su cuerpo.
De pronto Beatriz frunció el ceño y saltó al frente en posición de defensa.
—¡Mi reina active un nuevo campo de protección!.—Gritó Beatriz a voz en cuello y de repente el rugido de Behemut rompió la barrera de protección en miles de fragmentos, ese aliento fue como un tornado devastador que arrancó los árboles y levantó las capas de la tierra, Beatriz creó un escudo con su poder espiritual pero necesitaban un campo de protección irrompible y Lía actuó rápidamente y podía ver como los árboles chocaban contra su escudo y las piedras lo astillaban formando grietas como si se tratara de un vidrio estrellado, así que la reina intensificó su poder para reforzarlo.
—¿Que sucede?—preguntó Sereniti a voz en cuello, pues las damas estaban asustadas.
—¿Esto es parte del entretenimiento? Jejeje.—preguntaba una con nerviosismo.
—No hay nada que temer, parece que una bestia maldita se rehusa a ser cazada.—les dijo Magnolia guardando la calma.
—¿Que clase de bestia es esa? Ya mataron una antes y nunca sucedió algo así.—pensaba Lucia en sus adentros.
—Espero que todos estén bien…Alejandro…todo estará bien por que tu estás ahí ¿cierto?…—se decía Ginebra mirando fijamente hacia el bosque.
Carin desvió la mirada hacía el rostro de Beatriz, se había puesto de pie para tratar de controlarse, cuando sus ojos vieron la expresión de su rostro, los ojos se le abrieron de golpe.
—¿General?
—No…imposible…no puede ser…es…es…Behemuth….¿quién demonios dejó entrar esa cosa a las orillas del castillo? Maldita sea…¿acaso el rey enloqueció? ¿Quién puede vencer a ese monstruo?—decía Beatriz sudando por los nervios.
—¿Que le pasa a la general? Jamás la había visto así…esa no debe ser una bestia común…
De pronto, el viento trajo consigo aquel olor y Valeska se quedó frio.
—Valeska…¿Que hiciste?.—le preguntó Eira con un rostro de extrema preocupación ¿A quién diablos trajiste? ¡Eres un demente! ¿Como se te ocurre traerlo a él?—gritó Eira a Voz en cuello.
—Él no debería estar aquí…¡esa no es la bestia maldita que traje! ¿Por que traría calamidad a mi reino?—gritó Valeska confundido.
—¿Qué? ¿Si tú no fuiste entonces quién lo despertó? ¿Quién lo invocó? ¡Valeska! ¿Quién sería tan estúpido como para despertar a este gigante?
—¡Vamos!—Valeska y Eira salieron disparados a detener aquella monstruosidad.
—Demonios…Behemud es descendiente de los titanes que rigieron este mundo hace eones de años…no será un rival fácil de vencer.—expresó Eira frunciendo el ceño.
Si Valeska no había sido el culpable de aquella estúpida acción de confianza y egocentrismo excesivo como para traer a esa bestia al bosque negro ¿entonces quién lo trajo? La respuesta estaba clara, solo un enemigo invitaría a otro a destruir un imperio con aquella bestia titánica, Lía no había invocado nada parecido, ni siquiera sabía su ubicación, en el pasado Beatriz le comentó que solo ella lograría tener a un descendiente titánico como familiar ya que había demostrado su capacidad sobrenatural de tener más de mil familiares bajo su servicio, pero solo había sido un elogio dando a entender que así d poderoso podría ser, durante sus expediciones, Valeska buscó incansablemente a esta criatura, pero al no tener su paradero, se dio por vencido dejando aquella afición a un lado creyendo que solo se trataba de una leyenda y creí que se alguna vez existió, esta debió morir hace muchos años.
De pronto una señal fue lanzada al cielo, otra luz de bengala azul daba a entender que otra bestia maldita había caído y aunque las damas de la nobleza aplaudían aquel logro, las Romani, la general y la reina del inframundo, no celebraban, parecía que estaban absortas por un acontecimiento más grande.
—No…Minerva esta ahí a dentro…—exclamó Lía tocándose el pecho y añadió.—ha roto mi hechizo…
—¿Qué?—Medea la volteó a ver y apretó los puños.
—Algo no anda bien, puedes sentir el ambiente tenso, basta con solo mirar el lenguaje corporal de mi tía y la general para saber que ha surgido un problema en la caza.
De pronto, otra bengala se disparó al cielo, la tercera bestia maldita ya había caído, el príncipe Hades llevaba su cabeza orgulloso y le entregó al criado su presa para que la registrara en la lista de todos sus premios, pero al momento de sentir aquella presencia abrumadora, se trabó y se sin timó en peligro como todos ahí.
—Que Mier….
La emperatriz salió corriendo del jardín dejando a todas desconcertadas.
—¡Emperatriz!
—¿A donde va majestad?
—¡Mamá cuida de las mujeres aquí! ¡Cerciórate que no quede ninguna bestia maldita!
—¡Lía!—gritó Beatriz al ver que abría un portal para entrar al bosque.
Carin corrió detrás de ella y logró meterse con Lía en el portal por que se convirtió en loba y su agilidad la llevó a entrar.