Bajo la cúpula sombría del bosque, donde los árboles susurraban secretos todo tipo de secretos y la niebla danzaba como una amante caprichosa, los ojos del príncipe se posaron en un cuadro que le desgarró el alma.
Ella. Su hechicera. Su delirio nocturno.
Estaba allí, envuelta en un halo de luna pálida, tomada de la mano por otro. Un hombre alto, de porte impecable y sonrisa fácil, cuyos dedos rozaban los de ella con una naturalidad que lo hizo hervir por dentro.
La sangre hirviendo le golpeó las sienes. Un puñal celeste, cruel y repentino, se le clavó en el pecho ¿Ella? ¿Con él? ¿Ese adonis que caminaba a su lado como si la conociera de toda la vida?
El príncipe, con su capa de terciopelo negro ondeando como sombra viva, olvidó su rumbo, su destino, la boda a la que se dirigía... Solo existía esa escena que se clavaba en sus ojos como un insulto.
Sus botas crujieron las hojas húmedas cuando se acercó, sin anunciarse, con ese andar elegante y fatal que lo precedía. La noche pareció detener su aliento. Los murciélagos cesaron el vuelo. Hasta el viento contuvo la risa.
—¡Espera Aspen! Primo Emm ayúdame…—Eren intentó detenerlo, pero era tan fuerte que cuando lo sostuvo del brazo para frenarlo, se lo llevó arrastrando con facilidad, Emm abrió los ojos de golpe y camino detrás de ellos con paso firme, a la expectativa de lo que pudiera suceder.
—¿Qué juego es este, niño blanco? —escupió, con voz grave y peligrosa—. ¿Por que tomas la mano de mi Gia con tanta familiaridad?
—¡Aspen! ¿Que haces aquí? Eren…Emm eh… ¿vienen a la boda?—les preguntó Gia sorprendida y comenzó a peinarse el cabello por que no estaba preparada para ver a su príncipe.
Arial se volvió con una expresión entre sorprendida y divertida, estaba decidido a seguirle el juego a es príncipe y ponerlo aprueba, para ver que tanto quería a su ama y entonces en un acto sorpresivo, tomó a Gia de la cintura y la jaló hacía él pegándosela al cuerpo.
Los ojos de aspen que no podían arder más se abrieron de golpe ante aquel cinismo.
—Solo la escoltaba, soy su amigo cercano, esta damisela me pidió acompañarla, como su pareja. —dijo el unicornio aguantándose la risa, pues la cara de Aspen le pareció muy divertida.
—¿Qué? Espera no digas cosas como esas jejeje….—tartamudeó Gia con nerviosismo.
—¿su que?—Aspen apretó los puños, esta temblando de l coraje.
—Un par de idiotas creyeron que podían acercársele, pero por supuesto los quité de nuestro camino —dijo Arial con calma, soltando suavemente la mano de ella, como si ofreciera una copa a su señor.
Pero el príncipe ya no escuchaba. Estaba atrapado en el torbellino de sus emociones.
Celoso y Orgulloso.
Se giró hacia ella, con los colmillos apenas insinuados tras sus labios de escarlata y el fuego del reclamo brillando en sus ojos rojos como rubíes malditos.
—¿Y tú? ¿Te dejas tocar tan fácilmente por cualquiera que se cruce en tu sendero? ¿Se te olvidó que yo soy un excelente bailarín? ¿Acaso no lo comprobaste el oro día en el baile?—dijo, con una sonrisa torcida que era más herida que burla.
—¿Que? No es lo que crees jeje…yo solo no quería molestarte, se que tienes muchas cosas que hacer y…
—¿Y se te hizo más fácil pedirle a otro que te acompañara?—refunfuñó Aspen conteniendo sus celos.
—Yo no soy celoso, pero por lo visto usted si.—añadió Arial encogiéndose de hombros.—¿por que no la compartimos?
—¡Arial! Deja de echarle leña al fuego ¿que no vez que esta ardiendo?—expuso Gia tragando saliva.
—¿Arial? Ese es tu nombre jajaja ¿no es acaso muy femenino para ti? Supongo que la señorita aquí presente me debe una explicación.
—Si tan solo su alteza me dejara hacerlo…—expresó Gia entre pucheros.
—Hazlo, soy todo oídos.—le dijo el pin cipe clavándole la mirada a su acompañante y se puso en medio para separarlos.
—¿Acaso no le ha contado sobre nosotros? Nos conocemos desde hace tanto que…
—¿Que? ¿Desde cuando se conocen?
—Uy, nuestra historía es larga ¿seguro que quiere escucharla?
—Fui su ex….
—¿Su qué?
—Vaya, vaya… ¿y todas las cosas que me dijste el otro día? ¿Se te olvida que eres mía y que estamos vinculados?—la interrogó Aspen echo fuego.
—¿Enserio quieres que te cuente toda la v verdad? Júrame que no me juzgarás…que no me odiarás después de esto…—susurró, con una voz que acariciaba y quemaba al mismo tiempo—
—¿Entonces si es tu ex? ¿Todavía lo amas?—le preguntó el príncipe al punto del colapso.
El silencio de Gia cayó como una guillotina sobre su garganta.
—¡Arial solo es mi familiar! esta jugando con usted por que es un malcriado…¡Arial muéstrale al príncipe tu verdadera forma!—le exigió Gia con el ceño fruncido y este se transformó en un hermoso unicornio, el mismo que ya había visto antes.
—¿Qué?—exclamaron el príncipe, Eren y Emm al mismo tiempo.
—Es…es…
—¡Es mi familiar! Arial solo me estaba apartando del bullicio por que piensa que todos los hombres son una amenaza para mi, ya le dije que no es así y no entiende, pero solo busca protegerme…todo esto es un mal entendido… entre él y yo no hay una relación romántica, la regla de oro prohibe todo eso para un familiar y su ama…lamento que se haya mal interpretado todo.
—Pero dijo que era tu ex…
—Si, fui su ex familiar hace un tiempo.—dijo Arial con una sonrisa traviesa.
Aspen le lanzó una mirada afilada y luego regresó su atención a Gia.
—Eres muy celoso…—exclamó Gia entre pucheros.
—No lo soy, tu caballo me confundió.
—Creo que debo decirte algo…¿podríamos caminar juntos? ¿A solas un rato?
—Eh, si…acompáñame.—Aspen le dio su brazo y Gia lo tomó con delicadeza.
—Te veré en un rato Arial.
—Si mi reina.
—Adelántense, iré a caminar con mi novia.—dijo aspen ruborizado y sus primos asintieron con la cabeza.
Gia se sumergió en su brazo pues estaba muy roja.