Mi amante el villano (libro 3)

Disputa por el reino

 

Por fin, Sakdras y Eira estaban frente a frente, después de más de mil años los hermanos estaban cara a cara, pero este no era un reencuentro familiar, su hermandad no existía, la sangre que los unía no Valia nada, pues la traición, la ambición y los celos era lo que abundaba en aquel encuentro.

Los sentimientos que Eira tenía, eran como una revolución combinada, entre enojo, frustración y decepción absoluta, si bien Sakdras nunca fue cercano a él, Eira jamás lo discriminó ni lo repudió, al contrario le dejo su cargo de príncipe y le dio todo el honor y privilegios que un miembro de la familia real debía tener, tambien lo nombró comandante de un ejercito por lo cual, Sakdras se hizo diestro y hábil en batalla, pero nada de esto fue suficiente para él, pues su ambición lo llevó a codiciar la corona y a considerar la vida de su hermano como un estorbo para sus logros.

—El regreso del hijo prodigo, que conmovedor, lástima que, en lugar de una cena, te recibiremos con tu propia muerte. —exclamó Sakdras con una mirada de profundo desprecio.

—Hermano, no sabia que terminarías mordiendo la mano de tu amo… como un perro traidor. —le dijo Eira fulminándolo con la mirada.

—¿De que hablas? Tu fuiste quien abandonó su reino como un cobarde, dejaste el trono vacío y yo me puse la corona. Manifestó Sakdras de manera sínica.

—Yo no abandone mi reino… —externó Eira furioso y añadió. —tú y Pandora me traicionaron.

—¿Qué? Jajaja ¿acaso yo me acosté contigo y puse veneno en tu copa?

Pandora sabia que Eira se encontraba frente a las puertas del castillo así que se apresuró y corrió con todas sus fuerzas, tenía el corazón acelerado, ardía de ansiedad y pánico al pensar en la desgracia que se avecinaba si aquellos hermanos se enfrentaban, deseaba ver a su amado cara a cara, sin importar las consecuencias.

—Aun si decide quemarme viva frente a todo el inframundo no perderé la oportunidad de arrodillarme ante él para pedirle perdón, se que aun me ama, se que me añora tanto como yo a él. —se decía Pandora mientras corría a toda prisa conteniendo sus emociones.

—Si no me equivoco, fue tu amada quien te puso en esta situación, fue Pandora quien movida por los celos decidió envenenarte, todo por despecho, después de todo, ibas a casarte con otra mujer, mi mujer. —exclamó Sakdras con enojo.

—Medea no era tu mujer, Pandora no pudo actuar sola, ella no tenia manera de haber conseguido el veneno, las princesas no salen del castillo por su propia cuenta y lo sabes, el único que pudo conseguir un liquido tan mortífero eras tú, un guerrero que viajaba por todo el inframundo en sus campañas., fuiste tú quien lo planeó todo infeliz.

—¿Y que si fue así bastardo? ¿Qué piensas hacer al respecto? ¿he? ¡ya tengo la corona! ¡el reino es completamente mío! ¡todos me reconocen como su rey y a ti te han olvidado! No tienes lugar en este palacio, no como príncipe, ni como esclavo, la única forma de que te quedes en estas tierras es enterrado como uno más de sus cadáveres.

—¡Te has impuesto como rey! ¡tú te haz auto proclamado señor del inframundo! Pero sabes muy bien que no eres más que un perro vulgar que comía de mis sobras. —le dijo Eira con desprecio provocando a Sakdras.

—¡Yo me quede con todo lo que tenias por que te lo he arrebatado! ¡fui más fuerte que tú y por eso lo poseo todo, no solo a tu imperio, si no que también a ella.

—¡Eira! —gritó Pandora quien corría hacia donde estaba su amado, pero al instante, Sakdras la tomó del cabello y la retuvo junto a él.

La voz de Pandora provocó que el corazón de Eira se encogiera, su respiración le era insuficiente, sus pupilas se dilataron al verla con vida.

—Pandora…—susurró Eira al verla otra vez.

—Eira…

Sakdras al sostenía con fuerza y la inmovilizó de inmediato, pensaba dañar a su hermano justo donde las heridas son más mortales y tardan en sanar.

—Después de que te traicionó, la maldición vino sobre todos nosotros, convirtiéndonos en piedra durante mil malditos años, después todo regresó a la normalidad y yo tomé el control de todo, hice a tu amada mi reina y no protestó ni lloró tu partida, la hice mi mujer durante cientos de noches y jamás se negó, disfrutaba ser poseída por mí y hasta me dio un príncipe, además, la muy zorra esta esperando otro bebé , fruto de nuestra diversión nocturna jajaja ¿crees que esta arrepentida de todo lo que hizo?

—¡No es verdad! ¡no le creas Eira! Yo te amo… —exclamó Pandora entre lágrimas.

Eira se quedó perplejo y sus ojos se direccionaron al vientre de Pandora, el cual estaba abultado, se veía que estaba a la mitad del tiempo de su gestación, esto terminó de romperle el corazón al cuervo.

—La única mujer que se mantuvo firme hasta el final, fue la hermosa Medea, tu reina se negó a servirme, prefería morir antes que arrodillarse ante mí, tuve que encerrarla en la torre más alta y aislada porque no pude asesinarla…de todo lo que pudiste quitarme, decidiste robarme su corazón, su lealtad…eso nunca te lo voy a perdonar, te haré saber que no tienes nada en este mundo.

En ese momento, Sakdras perforó con su mano el vientre de Pandora y lanzó su cuerpo a la parte trasera del castillo como si fuera una criatura sin valor, los ojos de Eira se abrieron de golpe al ver la escena tan cruda con la que Sakdras había lastimado a Pandora y gritó lleno de impotencia y Rabia.

—No… ¡Pandora!

Lía miraba incrédula todo lo que estaba pasando y sin pensarlo dos veces, abrió un portal aprovechando la incertidumbre y entró al castillo para recuperar el cuerpo de Pandora y ver si podía salvarla de alguna forma, una vez que logró escabullirse sin ser vista, tomó a Pandora en sus brazos quien aún estaba viva.

—Necesito un lugar aislado… —Lía miró aquella torre donde había escuchado hablar de Medea, la mujer que era leal a Eira y abrió un portal para dirigirse aquel lugar y ante la sorpresa de Medea, la bruja de la invocación apareció con Pandora ensangrentada.




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