Mi amante el villano (libro 3)

El verdadero rey

 

¿Como es que esa mujer pose un espíritu como ese? Mi piel se erizó por el terror que sentí al escuchar su voz, maldita sea, si es la humana de la que todos hablan entonces... ¿será que ella puede derrotar a demonios de esa clase por si sola? No, mis guardianes infernales poseen una fuerza abismal, jaja, aplastarán a esa humana como a un vil insecto, eso es, si logran asesinarla, saltaré a la fama como el rey que asesinó a la princesa del inframundo, me respetarán en cada rincón del inframundo y las criaturas del abismo temblarán al escuchar mi nombre, seré el único señor del infierno.

De pronto, una sonrisa de confianza de dibujó en el rostro de Sakdras, quien motivado por su ambición creyó que podría salir victorioso de aquella pelea mortal.

Eira atacaba con ferocidad, cada golpe que daba era con la intención de matar.

—Vamos hermano, será mejor que te rindas, no soy el mismo desde que te fuiste ¡ahora soy más fuerte! —Sakdras lanzó una fuerte llamarada hacia Eira, pero este sostuvo su fuego abrazador con sus manos.

—Por lo visto no has cambiado nada, sigues siendo el mismo impulsivo de siempre, te dominan tus emociones y tu estupidez ¿se te olvidó que el fuego no me lastima? —le dijo Eira mirándolo con desdén.

—¿Qué? —Sakdras se sorprendió al ver que su hermano seguía ileso, lo que decía Eira era verdad, pero nunca lo había comprobado, se decía que las llamas del infierno no dañaban al soberano del inframundo, al verlo con sus propios ojos Sakdras enfureció.

—¡Ahhh! ¡tienes que morir de alguna forma infeliz!

Sakdras se transformó en su forma demoniaca, su piel se puso oscura y unos enormes cuernos brotaron de su frente, las alas que se expandieron filosas agitaron el viento, resoplaba humo por la nariz y sus ojos parecían carbones encendidos, sus pies ahora eran pesuñas, era enorme y de un poder arrasador.

—No te quedes mirándome de esa forma y adopta tu verdadera forma, esta pelea no se acabará hasta que uno de los dos muera. —le dijo Sakdras con su voz monstruosa, Lía sintió como su poder aumentó considerablemente, pero Eira parecía no inmutarse.

—No necesito más que mi fuerza para vencerte. —exclamó Eira frunciendo el ceño.

—¿Cómo te atreves a ser tan confiado? ¡te arrepentirás de no tomarme enserio bastardo!

Sakdras se abalanzó contra Eira y los golpes que se daban el uno al otro provocaban que el corazón les retumbara a todos a su alrededor.

—¡Asesinen a la humana! —gritó Sakdras mientras forcejeaba con Eira, este le dio un cabezazo al traidor arrojándolo nuevamente contra los escombros.

Los soldados que contemplaban la pelea, aseguraron en sus corazones que Lía estaba perdida, pues aquellos demonios eran enormes y a su lado, Lía parecía una pulga, pero al mismo tiempo se asombraban de que no retrocedía ni un solo paso, se movía con agilidad y destreza, fue entonces que, al observar su poder inusual, supieron que se trataba de una bruja.

—¿Qué estamos esperando? ¡luchemos por el verdadero rey del inframundo! ¡por Eira Eltsney!  

—¡Por el rey! —gritaron aquellos soldados enérgicos y aunque no sabían si su muerte llegaría ese día, valientemente se enfrentaron a una de las criaturas de Sakdras.

—¡Retrocedan! ¡yo me haré cargo de ellos! —manifestó Lía a voz en cuello.

—¡Déjenos a esa bestia de piel grisácea! ¡por lo menos la ayudaremos con ella! —insistieron empuñando sus espadas.

Lía lo pensó un poco, pues no quería que nadie muriera, pero de entre las llamas y las columnas de humo negro apareció Medea con su ejército detrás de ella.

—¡No te preocupes por ellos! No estamos dispuestos a morir en manos de los traidores. —exclamó Medea con seguridad, Lía asintió con la cabeza y ella ahora se enfrentaba a tres de las bestias infernales demostrando así su gran poder.

Aquellas criaturas rugían tan fuerte que hacían retumbar la tierra, sus gritos eran escalofriantes, Lía sentía que sus tímpanos iban a reventarse, estar en el inframundo le traía muchos recuerdos dolorosos, entre ellos todas las veces que su vida corrió peligro, las muchas batallas que tubo que enfrentar para poder sobrevivir y convertirse en la bruja que era ahora, así que, con una mirada fiera, Lía extendió sus brazos he invocó una enorme runa de color purpura brillante.

—¡Devastación!

Al instante, un rayo de luz gigante apareció de aquella runa desintegrando a uno de los monstruos que intentaba devorarla, al ver eso, todos quedaron asombrados por la facilidad con la que lo había aniquilado.

—Ahora es su turno de regresar al infierno.

Nuevamente Lía invoco aquella runa destructiva, pero ahora una en cada mano y así fue como se deshizo de las bestias de Sakdras, los soldados junto con Medea habían logrado herir de gravedad a la bestia y en un golpe final, la princesa heredera le cortó la cabeza de un tajo, un movimiento ágil como el rayo hizo rodar la cabeza de aquella criatura que al instante desapareció convirtiéndose en cenizas.

—¡Bien hecho princesa!

—Capturen a esos cobardes y asegúrense de que ninguno escape. —les ordenó Medea, al percatarse de que había unos cuantos que, por miedo, no intervenían ni por un bando ni por otro, querían mantenerse neutrales, pero esto solo reflejaba su gran cobardía.

—¡Si princesa!

Medea observo que Lía miraba fijamente la batalla, no intervenía, sabía que este ultimo enfrentamiento era entre Eira y Sakdras.

—Me pregunto que relación tiene ella con el rey ¿Por qué sus caminos se juntaron? Es evidente que no es una humana cualquiera, huele un poco a nosotros, debe ser por el tiempo que pasó en este lugar, cual sea el caso, es una aliada por haber ayudado a derrotar a las bestias de Sakdras, por su bien espero que no intente reclamar el trono, ahora que Eira ha regresado, nadie podrá portar la corona excepto él.

 El fuego estaba regado por todas partes, Eira estaba herido, pero no tanto como Sakdras quien apenas si podía ponerse de píe, era más que obvio quien sería el ganador de esa batalla.




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