Mi amante el villano (libro 3)

Sueños

 

Aquel descanso repentino llevó a Lía a los sueños a los que te lleva el subconsciente, a esos lugares que añora el corazón y de alguna manera refleja los deseos que se ven obligados a esconderse, se encontraba sentada en aquel columpió roseada de todas las flores hermosas que Emir plantaba, en ese jardín que parecía un paraíso.

—¿Cuándo fue que llegué aquí? ¿Por qué el día es tan soleado? ¡esto puede ser peligroso! —Lía se puso de pie y a la mitad del camino se detuvo.

—Que tonta…el sol no lastima a los dioses, de igual manera debería poner un hechizo que nuble los cielos para que no lastime a los otros vampiros.

—No es necesario que hagas eso, mira, el sol no nos quema. —le dijo Leonardo quien de pronto había aparecido detrás de ella sosteniendo su mano, al voltear, Lía miró también a su madre.

—Mamá, Leonardo., ¿Cómo es que la luz no les lastima? —les preguntó Lía confundida.

—Por que es un sueño, nada de esto es real, puedes hacer lo que quieras mientras duermes. —le dijo Beatriz con una sonrisa.

—¿Un sueño? Pero todo se ve tan real… —Lía miró sus manos y al regresar su atención a sus padres estos ya no estaban.

—¿Mamá? ¿Leonardo? ¿A dónde fueron? —de repente, Lía ya no se encontraba en el jardín de Emir, si no en los pasillos del castillo.

—Si este es un sueño y aquí puedo hacer lo que quiera…tal vez podría ir a verlo, nadie estaría mirando…

Lía respiró profundamente y su corazón latía con fuerza, caminó temerosa pero segura de llegar a su lugar deseado, mientras avanzaba, se percataba de todos los soldados y guardias que había.

—¿Por qué de repente hay tantos guardias? —a Lía se le ocurrió la idea de imaginar que era invisible, así que se dirigió a uno de los soldados y le sacó la lengua y al ver que no reaccionaba sonrió llena de felicidad al confirmar que nadie podía verla.

—Jajaja, al parecer tampoco pueden oírme jaja. —Lía le hacia señas a todos y corrió con confianza y una vez que ya se encontraba cerca, se detuvo por un momento y se tocó el corazón el cual le galopaba como un caballo, se encontraba a las afueras de la habitación del rey, temerosa de abrir las puertas y que su despiadado monarca se encontrara con alguna de sus concubinas, se recargó varias veces en la pared dudosa de si entraba o no.

—¿Y si lo encuentro con ella? ¿Qué voy hacer si dentro se encuentra su majestad con Freya? El solo hecho de pensarlo hace que me duela el corazón…. Me siento tan ansiosa.

Lía no pudo resistirse más y se armó de valor, animándose así misma de que solo se trataba de un sueño, uno donde ella era consciente de todo y podía hacer lo que quisiera, así que abrió las puertas, todos era tan real, los colores eran los mismos, el olor, la alfombra y los muebles, las luces iluminaron su camino, su amado rey se encontraba recostado en su cama, mirando al techo, se veía deprimido, devastado, tenía le torso desnudo, y su cabello desaliñado, pero seguía siendo el hombre más hermoso sobre la tierra, al verlo, Lía se quedó sin palabras, al ver que todo se veía tan real ,le dio miedo acercarse, pero Valeska estaba ahí y como si pudiera percibir su presencia, sus ojos se desviaron hacia donde estaba ella.

—Pero…soy invisible… ¿Cómo es que puede verme a los ojos?

—¿Ratoncita?

—Mi señor…

Los ojos de ambos se penetraban invadiéndose por completo, Valeska inmediatamente se levantó de su cama, con los ojos bien abiertos como si hubiese visto un fantasma y Lía no dejaba de repetirse en sus adentros…es un sueño…solo es un sueño…

Así que, convencida de eso, Lía se acercó a él con desesperación y lo besó, lo besó tanto que en lo único que pensaba era en desquitarse por completo.

—Perdóneme su majestad…pero me he estado conteniendo durante tanto tiempo que ya no puedo más…todo mi cuerpo me reclama para que lo deje ser, solo por hoy, solo porque es un sueño…déjeme llamarlo por su nombre, Valeska, haces que me vuelva loca, todo el día, todo el tiempo pienso en ti, en lo que haces, lo que dices…lo que piensas…me lleno de ansiedad al saber que no te tengo cerca, no se que estoy haciendo ahora mismo, solo hago lo que por tanto tiempo he retenido, la puerta fue derribada por mis deseos, los fuertes instintos que me han dominado, no quiero despertar, no hasta que haya vaciado mi corazón en ti ¿recuerdas que me dijiste que tenía derecho a una petición por haber derrotado a Bitchancy? Dijiste que podía pedir lo que sea ¿Podrías amarme esta noche? Por favor…hay un fuego abrazador dentro de mí, un deseo incontrolable que no puedo gobernar, me siento irrevocablemente atraída hacia ti.

Los ojos de Lía resplandecían, brillantes y ardientes, Valeska podía sentir como su corazón palpitaba descontrolado, podía ver el fuego en su interior.

—Te sientes tan real, tan frágil… —exclamó Valeska mirándola con intensidad.

—No se preocupe por mi cuerpo, estoy segura de que podré soportar su intensidad, soy más fuerte de lo que aparento… en este sueño no pienso vivir con arrepentimientos.

—Entonces, solo por esta noche, yo también me dejaré llevar por mis deseos, si ninguno puede controlarse, entonces voy a poseerte mi hermosa pelirroja, vas a ser mía.

—Siempre fui tuya…

Valeska recostó a Lía sobre la cama y comenzó a desnudarla, rasgando sus ropas pues se sentía ansioso por unirse a ella, el cuerpo de Lía lo tenía ardiendo, su pecho era para él como dos pasteles enormes de los que podía disfrutar hasta hartarse, el color le aprecia excitante, las caderas y la fina cintura de su amante lo enloquecían y la besó por todas partes apretando, succionando y ensalivando todo su cuerpo.

—¿Por qué me habías torturado de esa forma? ¿tienes idea de todas las noches que pasé en vela por tu culpa? Estoy temblando al no creer que por fin te tengo entre mis brazos. —le dijo Valeska con sus mejillas rojas, era tan bello, tan hermoso que su desnudez excitaba tanto a Lía que no podía dejar de tocarlo.




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