Mi amante el villano (libro 3)

El amor de Medea

 

El rey había anunciado a sus invitados la decisión de declararla princesa, la mayoría de ellos nacía siendo de la nobleza, con sangre real y títulos importantes, pero el caso de Lía era especial, ella se había ganado su lugar como princesa del inframundo, no solo sería igual a las otras candidatas a reina, si no que su estima y valor sería igual al de Medea, la princesa heredera al trono.

Ninguno de los presentes puso objeción respecto a la decisión de Eira, pero si había algunos que no estaban de acuerdo, una de ellas era Minerva, quien rechazaba rotundamente esta decisión.

—¿Cómo es posible que el rey la nombre parte de la realeza, así como si nada? Ella ni siquiera es un demonio, ni siquiera un hibrido, esto es inaceptable ¿Cómo puedes permitirlo? ¿acaso no tienes miedo de que te quite tu lugar?

—Ya deja ese tema Minerva, déjame en paz, tengo cosas más importantes que hacer que escuchar tu paranoia. —le dijo Medea con molestia.

—Estas demasiado tranquila, demasiado confiada diría yo, es verdad que eres la princesa heredera, pero eso puede cambiar, el rey puede poner a alguien más en tu lugar. —manifestó Minerva alterada.

—El rey no toma decisiones basado en sus emociones, ya deberías saberlo, él no la esta nombrando solo porque se le ocurrió, parece que no estuviste presente en la visión.

—Es una bruja, puede jugar con nuestras mentes ¿Cómo sabemos que lo que vimos es real? Por lo menos yo pienso en esa posibilidad y no soy la única, te aconsejo que hagas algo al respecto, mientras aun eres la prometida del rey ¿no es muy raro que aun no hayan hablado de la boda? ¿Cuánto tiempo más tendrás que esperar para unirte en matrimonio con el rey? Desde que llegó no ha tocado a ninguna concubina, ni siquiera a mí que recién me acabo de unir a su aren especial, toda su atención está en esa humana ¿no viste los moretones que tenía en el cuerpo? ¿la manera en la que la cargó hasta el comedor? Contigo jamás ha tenido ese tipo de consideración y eso que eres su prometida, ahora que la traidora de Pandora ha muerto no existe una rival para esa bruja, tiene el camino libre, siempre y cuando tu no hagas nada como hasta ahora.

—Tus palabras están mal intencionadas Minerva, tienen filo y esperas ver en donde me cortas, pero no caeré en tus provocaciones, no reflejes en mí tus inseguridades, se perfectamente que la que quiere el puesto de princesa heredera eres tú, no te preocupa si me desplaza o no el rey, lo que te angustia es que no tengas ni la más mínima oportunidad para ocupar mi lugar, si el rey no te ha buscado es porque tiene muchos pendientes que arreglar ¿se te olvida por todo lo que ha pasado el reino? ¿Crees que nuestro sabio rey piensa más en acostarse con sus mujeres que en arreglar todo el desastre que dejó Sakdras y Pandora? No te sientas importante, levantar el imperio es más relevante que satisfacer tus deseos lascivos.

—Te escondes en tu madurez y sabiduría como futura reina, pero se muy bien que a tu corazón de mujer no lo puedes engañar y estas muy aterrada de que mis palabras tengan algo de verdad, sabes que lo que digo es cierto, si el reino es tan importante como reconstruir su estructura ¿no debería el rey casarse inmediatamente contigo? ¿no seria una manera de calmar al pueblo demoniaco y evitar la migración al mundo humano? Sin embargo, aquí sigues, llena de polvo y telarañas, la princesa virgen que nunca ha sido tocada por el rey, fingiendo que estas ocupada cuando en realidad el rey no te considera para nada, tiene más centrada la mente en anunciar mañana mismo a esa humana como princesa del inframundo que casarse contigo, jajaja, serás la princesa que se petrificó deseando ser una reina, una mujer que vivió por una promesa que nunca vio, jajaja, yo soy más inteligente y ambiciosa que tú Medea, si tu hambre de poder es tan pobre, entonces yo apuntare más alto, hare todo lo que este en mis manos para que el rey se fije en mi y le daré un hijo, entonces puede que tu seguridad como futura reina se vea en la duda.

 —Retírate de mis aposentos, solo dices sandeces. —le ordenó Medea con el ceño fruncido.

—Me iré, pero solo porque ya me aburriste, te contaré cuando el rey y yo hayamos pasado la noche juntos. —Minerva se fue mientras sonreía de oreja a oreja dejando a Medea enfadada y muy pensativa.

—Es una maldita víbora…—exclamó Medea mientras apretaba con fuerza la tela de su vestido.

Medea se dejó caer al suelo con el corazón adolorido, era verdad que se sentía insegura, llena de incertidumbre acerca de la llegada de Lía al inframundo y de su propósito en este reino, si bien su lealtad era para Eira, también era verdad que el miedo inundaba su corazón, miedo de ser remplazada por una extraña.

Toda mi vida crecí con un solo propósito, convertirme en la esposa perfecta para el emperador, me criaron para ser la esposa perfecta, una reina ejemplar, a pesar de eso, no me permitieron acercarme a mí futuro esposo, no tuvimos ninguna tarde juntos, ninguna caminata, ninguna platica, éramos dos completos extraños que algún día iban a casarse, no estaba del todo bien con eso, pero lo aceptaba, cuando mis ojos lo observaban en aquellas reuniones publicas me imaginaba como seria nuestra vida juntos si ni siquiera nos conocíamos la voz, aun así mi corazón sea ferró a él de una manera irreversible.

Todo el reino sabía que yo era la princesa heredera, futura reina de este imperio, me amaban y me respetaban elogiando mis atributos, dejando la belleza de lado, brille más por mi sabiduría y prudencia, me consideraban la joya del imperio infernal, pero un día, mi joven prometido se enamoro de una princesa de cabellos purpura, ellos tenían permitido hablar, convivir y relacionarse, pues al final ella no tenia un rol importante en el reino, era simpática, agradable, le dieron todo para enamorar al rey y así lo hizo, tiempo después anunciaron que el rey la quería a ella como reina, dejándome de lado como si nada.




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