¿Intrusa?

—¿Qué relación tiene con el rey? Dígamelo todo por favor. —esta pregunta había dejado a Lía pensativa ¿Cómo seria la mejor forma de explicárselo? Lía aún se sentía avergonzada por haber esclavizado al rey del inframundo y no quería restarle autoridad delante de la princesa heredera, pero sabía que ella era de fiar, así que decidió ser honesta.

—Él…es mi familiar. —exclamó Lía con pesar.

—¿Su familiar? ¿Cómo es eso posible? La bruja que lo había esclavizado ha muerto, gracias a eso el rey fue libre ¿Cómo pudo someter su espíritu sabiendo quien era? —la cuestionó Medea con frustración.

—Lo hice por egoísmo…por que quería vengarme de ella, quería que sintiera el mismo dolor que yo al arrebatarme a mis gemelos, convertí a Eira en mi familiar aun a pesar de que eso implicara robarle nuevamente su libertad. —expresó Lía decaída.

—Él es un rey, conoce todo el desastre que sucedió cuando se fue, usted vivió la peor parte, tiene que liberarlo ¡le ordeno que lo deje en libertad! —Medea se puso de pie frente a ella y la miró fijamente.

—Ya lo intenté, pero no puedo hacerlo…hay un bloqueo que desconozco, he intentado liberarlo y me ha sido imposible, lo siento.

—¿Lo siente? No tiene idea de todo el sufrimiento por el que mi prometido a pasado ¿y solo sabe decir que lo siente? Es una irresponsable… —Manifestó Medea apretando los puños.

—Lo se…de verdad lo lamento, si pudiera lo dejaría en libertad ahora mismo, pero… —Medea la interrumpió abruptamente.

—¿Por qué esta aquí realmente?

—Necesito viajar al infierno debo salvar a mis familiares, solo Eira puede ayudarme a cruzar.

—¿Quiere ir al infierno? ¿planea hacer que el rey abandone de nuevo su trono? ¿Qué le pasa? — en este punto Medea ya estaba furiosa, no podía contener más su rabia y la sujetó de la ropa mirándola con enojo.

—Solo necesito cruzar, es todo lo que pienso pedirle, no deseo causar más problemas, juro que buscaré la manera de liberarlo no lo obligaré a seguirme.

—Es su familiar…esta obligado a seguirla…es una egoísta, no sabe el daño que le ha causado, usted lo ha convertido en un esclavo. —Medea apretó con fuerza la ropa de Lía y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, se veía el dolor en sus ojos, Lía pudo percatarse de lo importante que era Eira para Medea y se sintió muy arrepentida por haber actuado con tanto egoísmo, entonces extendió sus brazos y la atrajo hacia su pecho para consolarla.

—No lo obligare a nada, se lo prometo, Eira jamás será mie esclavo...

—Ojalá hubiese podido evitarle tanto sufrimiento, me odio por no haber sido capaz de salvarlo.

Aquella tarde, Medea se desahogó en los brazos de Lía como nunca antes lo había hecho, su alma descansó después de vaciar su corazón.

—Lamento haber perdido la compostura, no es propio de una princesa hacer cosas como estas, me disculpo. —le dijo Medea limpiándose las lágrimas y acomodándose la ropa.

—No se disculpe, puede hablar conmigo cuando desee, sus palabras están a salvo conmigo. —le dijo Lía brindándole una cálida sonrisa.

—Comentó que sus familiares estaban fuera, si aun se siente incomoda de dormir en una habitación tan grande, puede dormir aquí si le parece, la cama es muy amplia, no tengo problema en compartirla con usted. —exclamó Medea con la nariz congestionada.

—Se lo agradezco.

Aquella tarde, Lía y Medea tomaron el té en su terraza, hablaron de muchas cosas y se conocieron aun más, ya avanzada la noche, Lía quedó profundamente dormida, Medea aún seguía despierta, pensando en todo lo que había pasado, sabia que Lía era una buena persona, así que por ese lado estaba tranquila, tranquila de que Eira estaba en buenas manos.

¿Cómo es que mi rival esta durmiendo en mi misma cama? Su compañía es agradable después de todo, parece una rosa tendida ¿Quién no podría amar a alguien así? Yo misma he bajado la guardia con sus encantos, supongo que ahora la egoísta soy yo, deseando que Eira no descubra lo maravillosa que es.

Medea quitó uno de los mechones de la cara de Lía y se acostó junto a ella, pues ya estaba cansada, al sentirla, Lía se volteó y la abrazó dejando a Medea en shock, estaba profundamente dormida, pero tenía tanto frio que el calor que Medea desprendía era aliviador para ella.

—Parece que necesitas mucho amor… —pensó Medea al recordar el pasado de Lía y aunque ella era poco expresiva y amaba su espacio personal, no dijo nada y cerró los ojos quedándose dormida al instante.

Así fue como estas dos princesas iniciaron un lazo de amistad que en algún futuro brillaría.

La noche había pasado con rapidez, Medea y Lía se estaban preparando para el día del nombramiento, La princesa heredera llevaba puesto un vestido guinda aterciopelado que dejaba ver su hermosa figura, el cabello lo tenía semi recogido y estaba sentada a la derecha de Eira, quien llevaba su traje real, color negro con su distintiva capa de plumas de cuervo, se veía muy apuesto, este acontecimiento era algo novedoso he histórico para todo el inframundo, era la primera vez que un nombramiento real se le daba a una humana, pero al conocer todos su historia no hubo objeciones y para la sorpresa de Eira y Medea, el pueblo infernal lo tomó muy bien.

Lía caminaba acompañada de Lilith y Vinland uno de cada lado, la bruja de la invocación se veía preciosa con su vestido verde esmeralda que resaltaba sus brillantes ojos, los gritos de jubilo no se hicieron esperar, pues era una heroína, una vez que sus pasos la llevaron ante Eira y Medea, el rey se puso de pie y tomó la palabra.

—Habitantes del inframundo, seres infernales y demonios de los nueve planos, hoy estamos reunidos aquí para nombrar a esta mujer como princesa del inframundo, como saben, esta humana nos ha ayudado a reestablecer el orden natural de nuestra tierra, venciendo legiones demoniacas, seres encarnados y criaturas del abismo, sin su ayuda, nuestra paz no sería posible, por esta razón los seres oscuros la nombraron primero con este titulo nobiliario, reconocieron su valentía y la recompensaron como gobernante del inframundo cuando yo no estaba, por eso, hoy la coronamos como princesa y una candidata a gobernar este mundo si algo llegara a pasarme a mí o a la princesa heredera Medea.