El viaje al infierno había iniciado, Eira y Lía viajaban con la bendición y favor del pueblo infernal, aunque Eira era el rey de aquel lugar, no significaba que no existieran criaturas que se resistieran a su autoridad, había demonios y entidades que no querían ser gobernadas por un rey, rebeldes y salvajes se escondían en los desiertos y las regiones más aisladas del inframundo, lugares donde incluso Lía nunca había llegado.
Lilith y Vinland regresaron al descanso, Lía no quería arriesgarlos, así que solo se encontraban ellos dos solos, Lilith le hizo jurarle que los invocaría si es que se encontraba en problemas, solo así aceptó retirarse y Lía acordó en invocar a cualquiera de ellos si era necesario.
Había muchas cosas que Lía quería preguntarle a Eira, dudas que la acosaban y se armó de valor.
—Oye Eira, ¿puedo preguntarte algo?
—Pregunte lo que quiera mi reina.
—No me llames así, tu ya tienes una reina ¿acabas de casarte recuerdas?
—¿aun sigue con eso? —le preguntó Eira sonriente.
—¿Por qué su boda fue tan extraña? Pareciera que no fue real y no hablo de que estén enamorados o no, pero me pareció que fue algo diferente a lo que esperaba ver en una unión matrimonial.
—Es que no fue una boda real.
—¿Qué? ¿Como que no fue una boda real? Le preguntó Lía confundida.
—Ya le había comentado que nuestra unión sería por un tema político.
—Si ya lo sé, ¿pero que tiene eso que ver con que su boda no fuera real?
—Cuando me refiero a político, no es el termino que los humanos usan para contraer un matrimonio por conveniencia, ustedes si se casan de verdad, pero en nuestro caso, solo fue una fachada, el sacerdote que nos unió era falso, solo se dio un discurso de préstamo de poder, pero teníamos que aparentar que era una boda autentica, aunque supongo que debe haber dudas como las tuyas.
—No se besaron y tampoco dieron botos de fidelidad y de amor…entonces...
—No consumamos la noche de bodas, el documento que firmamos delante de todos no fue un acta de matrimonio, si no de pacto, ella gobernará el inframundo por mil años, hasta que yo regresé, no es mi esposa de verdad, cuando hablé con ella sobre mi plan, acordamos que lo haríamos de esta manera, por el bien de nuestro reino.
—Son muy astutos, por poco me engañan. —exclamó Lía entre pucheros.
—Cuando una boda por amor se lleva a cabo debe a ver intercambio de sangre, juramentos de lealtad, consumación sexual, pactos almicos y demás, pero yo no puedo casarme ahora, no mientras mi alma le pertenezca, por eso el matrimonio verdadero no pudo llevarse a cabo, además, yo no quiero casarme ahora, al menos no mientras este con usted, de otra manera yo siempre me debería a usted.
Lía se quedó pensativa, recordando las palabras de Medea cuando le dijo que si llegaran a enamorarse los apoyaría.
—Ya se me hacia raro que una mujer casada me dijera algo como eso…
—¿Qué cosa?
—Nada, pensé en voz alta.
—¿No me diga que toda esa preocupación se debía a separar a unos recién casados?
—Claro, no quería ser una rompe hogares ni nada parecido, debiste ser más explícito y me habría ahorrado tantos pensamientos extraños.
—No se preocupe, nadie sospechará de nuestra pequeña trampa, Medea esta dispuesta a gobernar con mano de hierro si es necesario, además cuenta con todo el respeto del pueblo.
—De todas formas, también creo que Medea será una gran reina, es una mujer extraordinaria, ojalá algún día pueda ser como ella.
—Ya lo es, es una mujer maravillosa.
—¿No te gusta ni siquiera un poco? —le preguntó Lía con curiosidad.
—Me gusta el tono de su cabello, amo los colores rojizos.
—Ah… ¿enserio? —Lía se agarró un mechón de cabello y se ruborizó, era muy vergonzosa.
—Así como usted no puede ver a otro hombre, me pasa lo mismo con Medea, después de Pandora, yo no puedo ver a nadie más, pareciera que mi corazón esta dormido.
—Te entiendo…los sueños que tengo no me ayudan para nada. —exclamó Lía con la cara roja como un tomate.
—¿Y qué es lo que sueña? —le preguntó Eira con curiosidad.
—Eh, pues, nada interesante jeje, uros sueños locos y turbios jajaja. —le respondió Lía nerviosa.
—Le conseguiré un espanta sueños, así dejara de soñar tonterias. —le dijo Eira con una sonrisa.
—No creo que funcione, pero gracias.
Mientras caminaban se encontraron en una región montañosa y pedregosa, había mucha neblina entre las rocas, como una alfombra aborregada, se escuchaban un montón de cuervos infernales que chillaban estremeciendo el alma de Lía.
—Que raro es ver cuervos en el inframundo.
—Ellos pertenecen aquí al igual que los gatos negros, pueden viajar a ambos mundos, los que nacen en le mundo humano no adquieren este poder, pero los que nacen aquí sí, se alimentan de carroña y carne humana.
—Eso no lo sabía, con razón son tan aterradores, me dan pala espina. —expresó Lía agarrándose los brazos y después se dio cuenta de su comentario he intentó cambiar sus palabras y añadió. — Ay, pero a ti te quedan bien las plumas jeje, te vez bien en tu forma de cuervo.
—Supongo que lo dice para salir del apuro.
Mientras caminaban, la niebla les iba subiendo hasta la cintura, el clima era aun más frio y la humedad era incomoda para el cuerpo, miles de alimañas pasaban bajo sus pies, insectos y serpientes de todo tipo, la piel de Lía se le erizaba hasta la nuca debido al montón de cosquillas que le producían las patitas de los mil pies.
—¡Ay! Que horrible sensación. —Lía se aferró fuerte al brazo de Eira y este soltó una risa burlona.
—No te rías de mí, nunca había pisado este lugar, quien sabe que cosas haya debajo de nuestros pies. —exclamó Lía con los ojos llorosos.
—Lo lamento, no quise reírme de usted, es solo que es muy graciosa.
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Editado: 11.03.2024