Mi amante el villano (libro 3)

El transcurso del tiempo

 

La travesía de Eira y Lía en el infierno por fin había terminado, Beel y Emm ahora estaban a salvo, el mundo humano los estaba esperando, sabían que, al volver a la superficie, las cosas ya no serían como antes, calculaban que por lo menos seiscientos años habrían pasado desde su partida al inframundo, pues el tiempo ahí corría más rápido, pero al haber pasado tanto tiempo en el infierno, aquella suma de tiempo se duplicó, en realidad, Lía pasó mil doscientos años en la tierra de los muertos.

Después de abrir un portal, Eira, Lía y los demonios bélicos, por fin llegaron al mundo de los humanos, para su suerte, era de noche, si no, se hubiesen quedados segados por la luz del día, aparecieron en medio de un campo que pertenecía a una manada de centauros, cuando aparecieron, varias espadas les apuntaban en la cabeza.

—¿Qué es lo que quieren de nosotros demonios? —les preguntaron aquellos guerreros de majestuoso porte.

Del torso para bajo eran caballos y de la parte de arriba hombres y mujeres comunes, solo que, con más masa muscular, cabellos largos y sedosos, diestros con la espada y hábiles en la batalla, valientes y fornidos guerreros que se encontraban celebrando una victoria en una batalla contra otros centauros de un clan enemigo.

—No queremos hacerles daño. —les dijo Eira con voz entre cortada, para él y Lía, volverse acostumbrar al aire de la tierra era doloroso, además de que todo les daba vueltas.

—Jajaja, dice que no quiere hacernos daño jaja, creo que estas muy desorientado, estas rodeado de hábiles guerreros apuntándote con una espada en los puntos más débiles de tu cuerpo, ustedes son los que están en peligro. —le dijo Titan, uno de los mejores guerreros de su pueblo.

—Cortémosles las extremidades a estos demonios, hagámoslo antes de que llamen a sus aliados y nos devores a todos. —propuso Carban el centauro de cabellos negros.

—Yo opino lo mismo, decapitemos al que tiene forma humana y a las serpientes enredadas descuarticémoslas y después quememos sus cuerpos. —añadió Éfeso sin quitarles la mirada de encima.

—Lo mejor será presentarlos ante el anciano, él sabrá que hacer con ellos, no me parecen agresivos. —externó Aria al ver que Eira estaba muy mareado.

—Aparecieron de la nada, o son demonios o hechiceros, el sabio es quien debería decidir como actuar o podemos correr el riesgo de ser maldecidos. —manifestó Eris, una centauro de cabellos blancos que amarraba en media coleta.

—¿Qué es lo que envuelven esas serpientes gigantes? —se preguntó Karan quien creyó ver una mano.

—Yo también creí que estaban enredadas entre ellas, pero…creo que envuelven a su presa. —externó Odiseo perplejo.

Intentó picar con la espada a Beel y a Emm y todos pegaron un susto cuando las serpientes hablaron.

—¡Aléjense de la princesa! —gritó Beel amenazándolos y les lanzaba mordidas.

—¡Si le ponen una mano encima asesinaremos a todo su clan!

—¿Qué? Maldición casi me muerden el brazo. —Exclamó Darius aliviado.

—De repente, Lilith y Vinlan aparecieron delante de ellos gruñendo y enseñando todos sus dientes de manera amenazante.

—¡Bajen sus armas insolentes! ¡están delante de un rey y una princesa! —les dijo Lilith dando dos pasos hacia el frente y relamiéndose el hocico era tan grande que podía igualar el tamaño de los centauros.

—¡Tengan cuidado!

—¿Qué hacen unos lobos aquí? También aparecieron de repente…malditos demonios. —externó Agan tomando su postura, los lobos eran grandes enemigos de los centauros pues los atacaban y devoraban, tenían una gran rivalidad.

—¿Un rey? ¿Una princesa? ¿Cuál princesa? —se preguntaban ellos confundidos.

Descúbranla, recuerden que a nuestra ama no le gusta que peleemos sin una buena razón. —les dijo Vinland y a regañadientes, Beel y Emm se separaron de Lía dejándola al descubierto.

—Es una humana ¿Qué hace entre tantos demonios? —se preguntaban unos a otros al verla inconsciente pensaron que tal vez las serpientes la habían asfixiado.

—¿Qué esta pasando aquí? —preguntó Proteus, el sabio de los centauros y líder de su clan, quien al presenciar que la tierra tembló se dispuso a buscar el origen de aquella anomalía.  

—¡jefe! ¿Qué hace aquí? —los centauros los saludaron y trataban de impedirle el paso pues confiadamente avanzaba hacia Eira y Lía.

—No se acerque viejo, son peligrosos. —le dijo Titan, pero Proteus los regañó a todos.

—Si quisieran hacernos daño ya nos lo abrían hecho idiotas, tienen que tener más respeto por aquellos que nos visitan, aunque haya sido por una casualidad, además no es honorable portarse así de intolerantes con criaturas que no pueden defenderse ¿o acaso nov en que no están en condiciones de pelear?

—Pero…

—Pero nada. —Proteus enfocó bien sus ojos y pudo reconocer un rostro familiar que le alegró el corazón y añadió. —bajen sus espadas estamos en presencia de unos amigos.

Proteus les pidió disculpas a los familiares de Lía y ordenó que los llevaran a unas casas de campaña para que pudieran descansar, en este punto también Eira había perdido el conocimiento, adaptarse al oxígeno y la gravedad de la tierra era muy difícil y aunque Eira era muy fuerte, su cuerpo se resentía, pero desde la ultima vez, recuperarse le llevaría solo una noche, al igual que a Lía, para los demonios de guerra moverse entre mundos no era un problema pues estaban creados para conquistar, pelear y adaptarse a cualquier ambiente, así que, Vinland cuidó de Eira y en la otra casa de campaña Lilith y sus gemelos se quedaron con Lía.

—¿Necesitan algo más para poder pasar la noche? —le preguntó Proteus a Lilith, pues se encontraba echada a los pies de Lía.

—Estamos bien gracias… —para Lilith ser amable le causaba mucho conflicto, en especial con alguien que no fuera Lía, pero sabía que debía serlo porque era algo que su ama les había inculcado.




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