Una aliada inesperada.

Cada día que pasaba en el castillo la ansiedad y el miedo crecían en el corazón de Lucia, , había sido la única de su grupo que el rey  había elegido para convertirla en su concubina, sus otras compañeras fueron llevadas a las granjas, donde pasarían su vida alimentando a los vampiros de esa región, era una esclava, pero con privilegios, a pesar de ser de las concubinas de más bajo rango, dormía en una cama decente y comía hasta saciarse, se miraba constantemente en el espejo, le daba mucha nostalgia pensar que pronto dejaría de ser humana.

—No volveré a comer los platillos de mi madre, jamás volveré a sentir la luz del sol ni su calor, me convertiré en un monstruo y una asesina, el solo hecho de pensar que me alimentaré solo de sangre, me revuelve el estomago ¿de que sirve vivir para siempre? ¿eso no sería más una esclavitud eterna? El rey es tan hermoso que es tentador quedarse solo para estar entre sus brazos, pero tendría que compartirlo con todas esas vampiresas, competir por su amor sería tan agotador y triste… ¿Qué pasa si me enamoro de él? No podría soportar verlo en los brazos de otras mujeres.

Crista le había dejado en claro lo afortunada que era por haber sido elegida, decía que tenia potencial y que, si se empeñaba en superarse, seguro alcanzaría uno de los puestos principales entre las concubinas, pero esto no era un sueño que ella compartía, le dolía el corazón y no sabía como escapar de aquel lugar.

Con los dias, empezó a idear un plan para escapar del castillo, era muy inteligente y ponía atención de las puertas, los pasillos y hacia donde dirigían, el problema era su olor, sin ayuda, no podría salir con vida de ese lugar, pues siempre tenía que salir custodiada para que ningún vampiro la atacara.

—No voy a poder salir de aquí jamás…necesito que alguien me ayude a escapar ¿pero ¿quién? No tengo nada para ofrecerle, nadie se atrevería a desafiar a los dioses ¿Quién querría ayudar a una simple humana?

Poco a poco, Lucia se iba resignando, estaba muy deprimida, Crista la regañaba mucho porque esa no era la actitud que debía mostrar, entendió que la única manera en la que podría salir del castillo, sería en un ataúd.

—¿Cuándo vere al rey? —le preguntó Lucia a Crista mientras le daba lecciones de etiqueta.

—Pronto, ahora mismo el rey está muy ocupado, además, hay otras concubinas antes que tú. —le respondió Crista con seriedad.

—¿Qué pasa si jamás me acuesto con él rey? ¿y si nunca me manda llamar? Si se olvida de mi existencia ¿Qué pasara conmigo?

—Si pasa mucho tiempo, serás enviada a las granjas, para quedarte en el castillo debes ser una vampiresa.

—¿Qué tal si soy la primera concubina en ser una humana?

—Solo existió un humana a quienes los dioses y los vampiros toleraban, una muy especial.

—Y quien era ella? ¿Dónde está ahora?

—Haces muchas preguntas niña, era una bruja muy poderosa, había rumores de que los dioses estaban obsesionados con ella, no era una concubina, si no una aspirante para algún día convertirse en la guardiana de los dioses, ella fue probada, al igual que su lealtad y su valentía.

—¿Pasó la prueba? —preguntó Lucia con curiosidad.

—Si, ella derrotó a la hechicera más poderosa “Bitchancy” demostró estar capacitada para proteger a los dioses, pero tomó una decisión inesperada y el rey la exilió por mil quinientos años, ella fue la causa del celo y la inseguridad entre las concubinas de los dioses, incluso Freya y Magnolia llegaron a ser desplazadas por la bruja, nuestras excelencias la priorizaron en más de una ocasión.

—¿Cómo se llamaba esa bruja?

—Su nombre era Lía, la bruja de la invocación.

Des pues de escuchar esos rumores sobre Lía, Lucia se llenó de admiración por ella, le pedía a Crista que le hablara más sobre ella, pero la vampiresa solo lo hacía si ella cumplía con todas sus tareas, así fue como Lucia conoció más sobre nuestra pelirroja favorita.

Seguían pasando los días y Valeska aun no la mandaba llamar, esto empezaba a preocupar a Crista, pues realmente creía que Lucia tenía potencial para convertirse en una concubina de nivel especial, estaba buscando el momento oportuno para recordarle al rey de la existencia de la humana.

Por otro lado, Magnolia se encontraba en el jardín de Emir, él la dejaba pasearse por ahí y le había plantado una sección de las flores que llevaban su nombre, ella lo amaba profundamente, más que ninguna otra mujer en el mundo, iba a ese jardín a llorar, a pensar y a buscar la manera de poder llevar a cabo su plan, sabía que Emir se había enamorado de Lía, hasta estaba segura que muy probablemente su príncipe estaba Vinculado a ella, esa tristeza de los primeros años no era normal, parecía que le habían arrancado el corazón.

Magnolia también creía que Emir no sería correspondido del todo, pues la forma en la que la bruja miraba al rey era la de una mujer perdidamente enamorada, pero al mismo tiempo, si estaba vinculada a Emir, entonces también debía amarlo, aunque no tanto como a Valeska.

—Todo esto de la vinculación es tan complicado y complejo que me duele la cabeza al tratar de entenderlo, pero es la única explicación para que el rey y mi príncipe se hayan comportado de esa manera, el vinculo es lo más sagrado que tenemos los vampiros, de ahí nacieron nuestros dioses, una humana y un rey dieron a luz a nuestras deidades, el fruto de un amor sobrenatural y eterno, no comprendo como es que este vínculo se convirtió en una triada, debe ser por que son hermanos gemelos, por todo lo que pasaron juntos desde que eran pequeños, cual quiera que sea la razón, me niego a pensar que Lía se quede con los dos, debe elegir a uno de ellos, tiene que elegir al rey…estoy segura de que ella no lo ama tanto como yo, lo que estoy apunto de hacer es igual a suicidarme.

La noche había llegado, a altas horas de la madrugada, Magnolia salió de sus aposentos con el pretexto de que no podía dormir y salió a dar un paseo, cuando sus guardias se descuidaron, Magnolia se perdió entre los jardines y se escabullo al lugar dónde Babani se quedaba, tocó la puerta con desesperación despertando a la bruja quien se quedo perpleja al verla frente a ella.