Mi amante el villano (libro 3)

Luces de navidad.

Especial navideño

Luces de navidad

Los días han pasado, nos hemos encontrado en innumerables aventuras, momentos dulces y agrios, algunos realmente amargos, pero en esta época del año, las penas parecen ser más dolorosas, los sentimientos son más intensos y los recuerdos de aquellos que ya no están se vuelven más presentes, pero esta navidad, no me encuentro en el inframundo, es la primera vez que pasaré estas fechas al lado de las personas que más amo, mis amigos y mis familiares.

—¡Esta será nuestra primera navidad con la princesa! ¡si! —gritaron emocionados los demonios bélicos he instantáneamente añadieron. —esperen… ¿Qué es exactamente la navidad?

—Es una de las épocas más bonitas del año, donde la paz y la felicidad sobreabundan, hay todo tipo de regalos y comida deliciosa, hay luces por todas partes y un gran pino adornado corona esta fecha tan importante, es un día donde las personas se reconcilian y los abrazos no faltan, donde hay que ser agradecidos y especialmente generosos con los que menos tienen, así que para que experimenten lo que es la verdadera esencia de la navidad, llevaremos regalos a los más necesitados ¿están listos? —le preguntó Lía entusiasmada.

—¿Cómo pasaremos desapercibidos si todos aquí somos aterradores? —preguntó Lilith con seriedad.

—Pensé en todo eso y conseguí disfraces mágicos, bueno, yo los hechicé, una vez que se los pongan y adopten su forma humana sus ojos y colmillos desaparecerán a la vista de los humanos, pasaran como personas comunes y corrientes, solo les toca controlarse y no morder a nadie, demuéstrenles que son demonios domesticados ¿sí? —sus familiares vieron la emoción en los ojos de Lía y quisieron complacerla, Lía les dio a cada uno sus disfraces y al vérselos puestos quedaron horrorizados con lo alegres y mágicos que se veían.

—¿Qué diablos es esto? —preguntó Lilith al ver se con su disfraz de ángel navideño.

—Al menos tu no eres un animal. —externó Vinland deprimido al ver su disfraz de reno con nariz roja.

—¿Qué se supone que somos nosotros? —preguntaron Beel y Emm confundidos.

—¡Son duendes navideños! Se ven tan adorables. —manifestó Lía y les pellizcó las mejillas y añadió. — Vinland es un reno y tu eres el ángel de las navidades pasadas, todos se ven increíbles.

—¿Y usted quien es? —le preguntó Vinland mirándola de arriba abajo confundido.

—Ah, yo soy santa. —exclamó radiante, me faltó conseguir una barba y una barriga gigante, pero estoy vestida lo más navideña posible.

—¿Y que hay de Eira? ¿De que se vestirá ese rey bonito? —preguntó Lilith a quien le picaba el vestido brillante.

En ese mismo instante, Eira venía entrando, se veía realmente guapo, acababa de cortar un pino, el cual había dejado afuera de la cabaña, la nieve le había caído por todas partes y tenía la nariz roja.

—Hablando del rey del inframundo. —murmuró Vinland con una sonrisa.

—¡Eira! ¡qué bueno que estas aquí! ¿conseguiste el árbol? —le preguntó Lía con una enorme sonrisa en el rostro.

—Te traje el más grande y frondoso. —le respondió con dulzura y al ver que su ama le extendía las manos con ropa extraña tragó saliva.

—¿Qué es esto? ¿Por qué están todos vestidos de forma extraña?

—Es tu disfraz ¿te gusta?

—¿Qué es?

—Vamos, póntelo, te esperaremos a que te cambies.

—Ah, ok….

Después de unos minutos, Eira salió con su disfraz puesto, estaba ruborizado pues se sentía muy avergonzado.

—Wao… te vez increíble…

El disfraz que le había tocado a Eira era el de un soldado cascanueces, se veía realmente hermoso, sus ojos azules combinaban con el uniforme y le resaltaban aún más.

—Creí que me darías el disfraz de galleta de jengibre. —añadió aliviado.

—No logré conseguirlo, pero creo que todos estamos listos para regalar sonrisas a los niños.

La noche llegó y Lía había conseguido un lugar apartado de los humanos para celebrar con todos sus familiares la navidad, tenía planeado liberarlos a todos para que convivieran juntos, así que se adentró a las montañas nevadas en lo profundo de un bosque para pasar las fiestas de cembrinas.

—¡Hordreck yo te invoco! — el enorme dragón rugió sacudiendo toda la tierra, Lía tubo que impedir la avalancha que su dragón había provocado, pero gracias a su rapidez nadie salió herido, Lía lanzó un hechizo sobre Hordreck para que a los ojos de los hombres él pareciera un trineo volador de renos.

—¿Están listos amigos? —les preguntó Lía mientras montaba a su hermoso familiar.

—¡Si!

—Ya conocen el plan, que nadie se quede sin regalos. —Eira, Vinland, Lilith y los demonios bélicos se fueron en un trineo aparte hasta los pueblos más cercanos, estaban llenos de regalos, he iban repartiéndolos a los niños que veían.

—Recuerden lo que dijo la princesa, no son comida, son personas que merecen una feliz navidad ¿entendido? —les recalcó Lilith a sus compañeros.

—¡Si señora!

—¡Mira mamá! ¡Son los duendes de santa! Sabía que este año no nos abandonaría. —dijo una pequeña niña que se soltó de la mano de su madre para ir corriendo al trineo, todos los niños hicieron lo mismo y se formaban para que les dieran sus regalos.

—¡Es un príncipe! —decían las mujeres que veían a Eira y una gran multitud se juntó alrededor de él.

—No importa que a mí no me dé un regalo, me conformo con un beso….

—Si usted es el nuevo santa entonces empezare a portarme bien todo el año.

—Qué bello cascanueces ¿puede ser usted mi regalo? —todo esto le decían las mujeres que estaban a su alrededor y el amablemente les respondió:

—Lo lamento señoritas, pero mi dueña podría ponerse celosa. —les respondió el rey del inframundo con una bella sonrisa.

—Ay… —las mujeres iban y venían en suspiros y pasaba lo mismo con Vinland quien también era muy guapo.  




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