Mi amante el villano (libro 3)

Sacrificios.

 

 

Hasta el alma más oscura es capaz de ver por un hermano, entre tantas penumbras y confusión, un rey es capaz de sacrificarse así mismo por el bien de un ser amado.

Verlos tomados de la mano me hizo pensar en lo peligroso que puedo llegar a ser, en las heridas que puedo causar, lo profundo que puedo cortar, yo no soy un lugar seguro, no siempre soy consciente de lo que hago, simplemente destruyo todo lo que toco, hago llorar a lo único que me importa, asesino sin remordimiento y no conozco los límites, no hay nada bueno en mí, la vida perece en mis manos, soy una jaula que aprisiona la libertad, soy perverso y la luz no vive en mí, soy el villano y el villano no se queda con la heroína, quizás por eso los cuentos siempre tienen la misma historia y por eso lo ideal es que el príncipe se quede con la princesa, al fin y al cabo yo no sé amar y no merezco que me amen y creo que tampoco lo necesito, me convenceré a mí mismo de eso, mi amor es violento, despojo de todo lo que tienes y te dejo completamente desnudo, soy así, un monstruo que nació para matar y aun así,  solo existen dos sonrisas que intentaré proteger hasta el fin de mi existencia, debo alejarme de ellas para no extinguir el sonido de su felicidad, ahogaré todo lo que siento y adormeceré el dolor, seré un dios que no siente, uno incapaz de ver atrás, esta será la única vez que hare algo semejante y que mejor que hacerlo por ellos.

Corran antes de que sea demasiado tarde, huyan de mí y asesínenme cuando se presente la oportunidad, seré un dios moribundo, uno que fue ahorcado por mis propias decisiones hasta quedar inconsciente, insensible, un ser incapaz de sentir otra vez, el amor será un sueño lejano, algo que creí experimentar alguna vez, en algún recuerdo de una vida pasada, una que quizás jamás existió, solo así podré salvar sus sonrisas, haré que me odien para que puedan salvarse, esto será lo único bueno que haga en mi vida.

El mal que vive en mí, quien realmente soy esta por derrumbar la barrera, no podré detenerlo por mucho tiempo, que me devore primero antes de que intente algo más, que sea mí a quien termine tragando la oscuridad, el príncipe sabrá como amar a una princesa, mejor que un monstruo sin corazón, pues, al fin y al cabo, yo no sé amar, quizás en otra vida, yo sea más digno de ti.

(Poema del corazón agonizante del rey)

—Yo tampoco sé que le sucede…me siento inútil y no entiendo como esa cosa pudo afectarle tanto… también tengo miedo de que ese dolor siga lastimándolo. —Lía y Emir estaban agarrados de la mano y Valeska los estaba mirando a lo lejos, él quería llamar a Lía, pero al ver esto, se quedó callado y sin pensarlo ambos se abrazaron para consolarse el uno al otro y el rey se fue cerrando la puerta lentamente.

—Lo lamento, no quise hacer eso. —expresó Emir avergonzado he inmediatamente se apartó de Lía.

—No, está bien, tampoco quise incomodarlo. — manifestó Lía limpiándose las lágrimas.

—A pesar de que ahora sabes lo que siento por ti, quiero que sepas que no hay razón para que te incomodes, yo no pienso interferir entre mi hermano y tú , aunque él no lo expresa abiertamente, se que también te quiere, jamás lo había visto sonreír de esa forma y se que tu también eres feliz a su lado, solo quiero que sepas que trabajaré en mis sentimientos, no te prometo que será rápido, pero, se que todo este amor se transformara en lo que dijiste, algo completamente fraternal, por favor siéntete libre de amarlo plenamente, no hagas caso a las malas lenguas, se que parecieran verdades al aire, pero te puedo asegurar que mi hermano no ha tocado a otra mujer después de ti, estoy seguro de que te aprecia más que a cualquier concubina y por favor, no me hables con tanta formalidad, apreciaría mucho si me hablas como lo haces con tus amigos.

—Gracias por todo lo que me dices, me sentía afligida al pensar en el dolor que te había causado, eres muy importante para mí, lo eres a pesar de que ame a tu hermano, aun deseo convertirme en tu guardiana y protegerte con mi vida, ustedes son todo para mí y lo que me dices de mi rey…lo sé perfectamente, aunque no me lo diga, él me hace sentir que soy muy amada por él.

—Lo eres. —añadió Emir con una sonrisa cálida.

—Te prometo que haré hasta lo imposible por que ese dolor no vuelva afligirlo, buscaré hasta los confines de la tierra alguna explicación para todo esto.

—Hazme otra promesa, hagamos un juramento, se que nadie lo ama como nosotros y solo nosotros podemos ver bondad en alguien como él, pase lo que pase, diga lo que diga, prométeme que ninguno de los dos dejará de luchar por que esa sonrisa prevalezca, aun si él nos pide alejarnos de su vida, luchemos por estar juntos los tres, así como lo prometimos cuando éramos unos niños, esta marca es la evidencia de lo que nos juramos hace años, tu fuiste quien nos marcó para recordárnoslo siempre.

—Te lo juro, nada podrá separarnos y yo los cuidare siempre.

  Lía y Emir se hicieron este juramento y los muros del castillo quedaron como testigos de aquella promesa, pasara lo que pasara, ellos intentarían estar juntos.

Aun si la maldad se empaña en separarnos, me aferraré a ustedes como si mi vida dependiera de eso. —se dijo Lía así misma mientras sostenía las manos del príncipe.

El tiempo estaba en su contra, al igual que el cielo y las posibilidades de cumplir con ese juramento, la bruja de la invocación y el príncipe de todo, no eran conscientes de la drástica decisión del rey.

El rey de todo se había alimentado de la sangre de los inocentes, victimas que nutrirían su cuerpo con sus vidas, los gritos de horror se ahogaron entre los muchos pensamientos de Valeska, era frustrante el gran placer que sentía con la violencia que ejercía, era como si no pudiese controlarse, semejante a encontrase al borde del precipicio, al borde de la locura, el frenesí era cada vez más intenso y adictivo, una droga que lo dominaba por completo.




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