Mi amante el villano (libro 3)

El pago por la traición.

 

Me consideraba una persona tranquila, alguien que amaba la paz y podría decir que detestaba la violencia, pero era especialmente sensible en algo, existía una manera de hacer que mi lado salvaje saliera a relucir de manera instantánea, una rabia que se apoderaba de mí y me hacia olvidarme de mi naturaleza pacifica, había algo que nadie podía tocar, porque entonces mi razón estaba perdida y mi cordura también y ella había hecho algo imperdonable, había insultado el honor de mis dioses gemelos.

En ese instante, Lía la golpeó fuertemente en la cara y se le tiró encima para golpearla.

—¡Cierra esa boca sucia! ¡no te atrevas hablar así de ellos! ¡no en mi presencia! Retráctate de tus blasfemias o te arrancare la lengua…

La mirada de Lía era fiera, en un instante sus ojos tiernos y sumisos se habían transformado en espadas filosas, pupilas felinas que eran capaces de infundir el miedo más extraño, ese temor que te eriza la piel.

Freya no podía respirar, porque Lía la estaba ahorcando, estaba encima de ella y la concubina del rey por primera vez sintió que la bruja era una amenaza, así que como pudo se zafó de ella y le arañó la cara, se agarró el cuello y comenzó a toser.

—¡Maldita psicopata! ¿Cómo te atreves a levantarme la mano? ¿Qué no sabes quien soy? ¡soy la futura reina! Te acusaré con él rey y haré que te ejecuten bruja asquerosa….

—Dije que no te dejaría ir hasta que te retractaras… si no lo haces te arrancaré la lengua.

—Ni creas que dejaré que vuelvas a ponerme la mano encima, voy a matarte con mis propias manos, así tendré la justificación perfecta para deshacerme de ti.

Freya se lanzó contra Lía y comenzaron a forcejear, los golpes de Lía eran brutales, pero la concubina del rey sanaba al instante, en cambio Lía permanecía con los golpes y los rasguños que ella le daba.

De pronto, la escolta que cuidaba de Freya trató de separarlas y Lía logró arrancarle la mandíbula a Freya y esta se horrorizó con aquel acto, pero comenzó a regenerarse y Lía tiró la mandíbula y la pisó y añadió.

—Lo siguiente que te arrancaré será la cabeza.

Pero en el momento en el que Freya iba apuñalar a Lía con su horquilla, Valeska a pareció justo detrás de ella y la detuvo del brazo, su mirada estaba llena de ira, al ver el rostro rasguñado de Lía, el rey enfureció.

—¡Mi señor! que bueno que vino, me ha salvado la vida…

Freya se puso a sus pies a llorar victimizándose de lo sucedido, acusando a Lía de agresión.

—Esta bruja me ha atacado, mientras caminaba contenta para reunirme con usted ella vino hacia mí llena de celos amenazándome de quitarme la vida si me acercaba a su majestad…usted mismo vio como me ha arrancado parte de mi cara, por favor hágame justica y castíguela.

Freya se aferró a sus pies y Valka permaneció quieto, levantó la mirada hacia Lía y ella sintió miedo, pensó que el rey le creería a Freya y agachó la mirada.

—¿es verdad lo que dice? —Le preguntó el rey con seriedad.

—Ella los ha insultado y no pude evitar quedarme de brazos cruzados, perdóneme por actuar de esa manera. —expresó Lía apenada.

—¡Eso es mentira! ¡Ella es una mentirosa! ¡usted sabe que lo amo más que a mi misma! —añadió ella entre gritos y lágrimas.

—¿Me amas incluso más que a las riquezas? ¿aun más que a la corona que tanto deseas? —le preguntó Valeska clavándole la mirada.

—Por supuesto…usted es mi vida entera. —respondió Freya tartamudeando.

—Hay algo que me interesa más que el amor que alguien pueda tenerme ¿sabes a lo que me refiero?

Freya se quedó callada, se quedo sin palabras y el rey siguió hablando y la puso de píe levantándola del cabello, la acercó a su rostro y le susurró en el oído.

—Lealtad, prefiero la lealtad al amor y tu no la conoces, te acostaste con mi hermano para vengarte de mí, te metiste a su cama como una mujerzuela, trataste de ponerme en su contra ¿creíste que te saldrías con la tuya? ¿Desde cuando eres tan estúpida?

—Mi señor…no sé de qué me está hablando. —le dijo Freya temblorosa.

—¡Si lo sabes! —el rey le apretó más fuerte el cabello y la acercó aun más a su rostro.

—¿Quién le ha contado todas esas mentiras? ¡por favor no las crea!

—No tienes vergüenza, ahora llamas mentiroso a tu dios, no sirves para nada.

Valeska la giró con rudeza en dirección a Lía y le dijo:

—¿Tu le hiciste esto?

—Ella me atacó primero….

—Arrodíllate y pídele perdón. —exclamó el rey con frialdad.

—¿Qué?

—¡Que te arrodilles!

Valeska la empujó y Freya calló ante Lía, apretó sus puños llena de ira, pero sabía que desobedecer al rey significaría perder la vida, así que se tragó su orgullo y entre dientes aceptó.

—No es necesario que me pida perdón majestad… —dijo Lía al ver lo enojado que estaba.

—Si lo es, levantarte la mano a ti es como si me lo hicieran a mí.

Cuando Valeska dijo esto, Lía se quedó asombrada, era la primera vez que el rey la defendía y su corazón se enamoró aun más de él, Freya no podía creer lo que escuchaba, el rey no era así, no entendía como de humillarla y disfrutar verla pasar adversidades, ahora la protegía y más celosa se sintió.

—¿Qué esperas para hacer lo que te dijo mujer arrogante?

—Pe…per…perdóname….

—La mataré…juro que la mataré…. —se dijo Freya así misma mientras intentaba ponerse de pie, pero Valeska ordenó que la encadenaran.

—¿Qué esta pasando mi señor? ¿Por qué ha ordenado que me aprisionen? —preguntó Freya alterada.

—Vas a ser juzgada por adulterio.

—¿Qué? No puede ser…por favor… tenga piedad de mí.

Valeska le dio la espalda y su guardia fue de tras de él, llevaron a Freya al calabozo, sería juzgada antes del amanecer, Lía se sintió muy culpable de aquella decisión, pero antes de irse, Valeska le dijo que esta decisión ya había sido tomada por él desde hace unos días.




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