Mi amante el villano (libro 3)

El vínculo roto.

 

La muerte de Freya terminó doliendo más de lo que se esperaba, es verdad que la mayoría se alegró por ello, pero para Lía, Emir y Valeska, fue algo desafortunado, el rey no se esperaba aquella pregunta que terminaría haciéndolo mentir piadosamente, el amor era algo nuevo para él, algo que estaba seguro debía enterrar para proteger a quienes eran importantes para él, no había otra manera, pues se conocía a si mismo y sabía lo malo que podía llegar a ser y más ahora que sentía que algo en el estaba cambiando, la maldad que habitaba dentro de él se hacia cada vez más grande, pisoteando y ahogando cualquier rastro de bondad.

—Lo lamento…perdóname por haberte tomado, si te hubiese rechazado, seguro que aun estarías con vida, es mi culpa, debí hacerte aun lado, sabía que esto podía pasar y no me importó, lamentaré tu muerte el resto de mis días. —Emir se lamentaba en el lugar donde Freya había muerto, había llenado aquel lugar de rosas y lloraba amargamente, la mujer que alguna vez fue su primer amor, había sido ejecutada por adulterio y alta traición.

—Príncipe Emir…

Lía lo miraba a unos cuantos pasos de ahí, ella también estaba muy triste por lo sucedido, ella había limpiado sus cenizas y tenía en sus manos una flor blanca, la lluvia caía con intensidad sobre el palacio, enjuagando sus lágrimas sirviéndoles de camuflaje, le era muy doloroso ver a su príncipe en ese estado.

—Lamento que hayas terminado así, se que, aunque no sentiste el ardor del sol, tu alma si estaba sufriendo, pude ver en tu rostro el deseo de ser amada por el hombre de tu vida, lamento haber sido yo quien te infringiera ese daño, no debió ser fácil compartirlo por tanto tiempo…lo siento Freya, espero que tu alma renazca y que tu nueva vida sea llena de amor, descansa en paz Freya de Asben.

Aquella tarde, el rey se enclaustró en su habitación, se cancelaron las actividades y todo el palacio fue obligado a permanecer en luto por tres días, en ese tiempo el rey no se acostó con ninguna mujer y todos vistieron de negro, nadie tocó el arpa y no hubo risas en el palacio.

Eira y Lía no se habían visto mucho, desde aquella platica con Medea, él se había quedado pensativo y apartado, reflexionado sobre lo que debía hacer y lo que realmente quería, estos tres días de luto sirvieron para que tomara una decisión.

Por otro lado, Igorif había solicitado una audiencia para hablar de un tema muy importante, asegurando que se trataba del destino del imperio vampírico, llamando a los hombres y mujeres de confianza del rey.

Valeska le dio la palabra a Igorif, ahí se encontraban los seis sabios, Leonardo, Beatriz, Emir, y los comandantes de alto rango de sus ejércitos.

—Le agradezco la oportunidad que me ha dado de expresarme su majestad y como ve, es algo muy importante y les pido su paciencia por si se me traba la lengua, es solo que estoy muy emocionado.

—Adelante Igorif, di lo que tengas que decir, debe ser muy importante como para convocar a tanta gente. —le dijo Valeska mal humorado.

—Todos sabemos de nuestra ley más sagrada, aquella que nos rige y por la cual existimos, vagamos sin ninguna protección durante muchos milenios, desde la creación del universo gobernados por reyes a falta de una deidad y entonces ocurrió un milagro, se produjo la unión sagrada entre el antiguo rey de todo y una humana con la capacidad espiritual y energética de dar a luz a los dioses gemelos por voluntad del vinculo que los unía, todos conocemos lo que sucedió en ese entonces y gracias a que respetamos esa unión, ahora somos bendecidos con su existencia majestades, lo que quiero decir es que creo que el vinculo ha vuelto a ofrecernos su gracia, pero ahora es más divino que nunca, pues tengo la sospecha de que se ha creado la ley sagrada entre su majestad el rey y Lía, la bruja de la invocación.

Al escucharlo, todos se quedaron impactados y comenzaron a interrogar a Igorif.

—¿Cómo puedes decir algo así solo por sentir una sospecha o una intuición? —dijo uno de los comandantes supremos incrédulo.

—¿No deberías presentar alguna prueba de lo que dices Igorif? —le preguntó Leonardo y este asintió con la cabeza.

—Lo haré delante de todos si me lo permite su majestad. —Igorif miró al rey y este desconcertado le dio permiso.

—¿Cómo piensas probar tu teoría? —le preguntó Valeska con seriedad.

—Hay una manera de hacerlo, nuestra gran bruja negra es una hechicera espiritual, es la única capaz de mostrarnos si lo que su secretario dice es verdad si no, sugiero que lo ejecute por blasfemo. —exclamó uno de los sabios con determinación,

Igorif sabía a lo que se enfrentaría si su suposición era errónea, pero estaba seguro de lo que sentía y prosiguió.

—Puede disponer de mi como guste si miento su majestad, por favor gran hechicera Beatriz, préstenos sus habilidades para ver este milagro, no es necesario que su hija este presente aquí, el hilo rojo que los une será notorio donde quiera que se encuentre ¿o me equivoco?

—No, estas en lo cierto Igorif. —dijo Beatriz con un tono gris, le rogaba al cielo que esa suposición fuera errónea, al igual que Leonardo, Valeska era un peligro para Lía y no querían que estuvieran unidos por el vínculo, pues aún ellos lo consideraban un monstruo.

Leonardo trago saliva, nervioso por los resultados de aquella magia, Beatriz debía hacerlo sin que Lía sintiera su presencia mágica y exponer su aura y la dimensión neutra para poder ver sus almas y solo así observar la línea del vínculo.

—¿El vínculo? ¿podría ser eso cierto? Entonces todo tendría una explicación. —se dijo así mismo Emir he impaciente esperó el momento justo para ver con sus propios ojos este acontecimiento.

—Procede bruja negra y muéstrenos a todos la verdad. —le ordenó Valeska deseando que aquel hilo no existiera.

—Empezaré ahora. —Beatriz suspiró y prosiguió con su magia, traspasó seis capas del alma, hasta llegar al todo del ser, fue un viaje espiritual complejo que requiso mucha de su energía vital, poro estaría bien al ser inmortal, cuando llegaron al todo del alma, a su verdadera forma, los ojos de todos se quedaron abiertos ante aquel hilo rojo que los unía y este brillaba con intensidad y era muy grueso, el alma de Valeska era tan oscura y llena de penumbras, mientras que la de ella era blanca y celestial, era la primera vez que veían algo tan complejo, pero esto no fue lo que les sorprendió más, si no el hecho de ver que existía un delgado hijo rojo que apenas si parpadeaba que también estaba unido a Emir.




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