Mi amante el villano (libro 3)

Un corazón fracturado.

 

Me había desgarrado el alma, me rompió en mil pedazos como una bola de cristal, pedazos que no se donde quedaron, mi corazón esta fracturado, la tristeza de saber que ha sido él quien lo ha roto me tiene perpleja ¿Cómo pudo hacer algo así? Creí que me amaba… pensé que me quería, pero lo cortó, destrozó el hilo que nos unía causándome una herida incurable ¿así se siente tener el corazón roto? ¿de verdad esta bien que alguien sienta tanto dolor? Hubiese preferido que me asesinara, que me arrebatara la vida ¿Cómo viviré ahora? Si me ha dejado completamente mutilada.

Los sollozos de Lía podían llegar hasta los oídos del rey quien sentía una daga atravesándole el pecho, todos podían ver el dolor de Lía ¿pero quien podía ver la tristeza del rey? Las personas habían normalizado ver como se aislaba, como se enclaustraba en la oscuridad de su soledad, lo dejaban sufrir en silencio sin ningún tipo de consuelo ¿Quién lo ayudaría a juntar los pedazos?

Valeska estaba de rodillas, agarrado de una de las cortinas, el dolor era indescriptible, más de lo que podía soportar, se ahogaba en silencio, romperle el corazón a su amada era la única manera de salvarla, él podía sentir como la oscuridad se apoderaba de él y aunque sabía que había hecho lo correcto, se sentía morir y ahí, solo entre todas esas penumbras, el rey agonizaba dejando que los pedazos de su corazón cayeran en un vacío donde jamás podría recuperarlos.

¿Existía algún castigo para quien se atreviera a romper el vínculo? ¿Alguna una pena por atreverse a destruir lo más sagrado? Parecía que si y Valeska la estaba llevando sobre sus hombros.

Lía corrió hasta la habitación del rey, burlando a toda la guardia, inmovilizando a quienes le impedían acercarse a su rey.

—Me niego aceptar esta decisión, no puedo…no quiero, debe haber una explicación, estoy segura de que existe una razón para hacer lo que hizo, nadie puede renunciar al amor de un día para otro, lo nuestro fue real, lo sé por que yo lo sigo amando.

—¡Deténgase! ¡no puede acercarse al rey! —gritaban los guardias tratando de detenerla, pero no había criatura que pudiera frenar a Lía, ni siquiera sus familiares a quienes encerró en una burbuja para que no le impidieran acercarse a su amor.

—¡No permitan que llegue a la habitación real!

—Nadie me detendrá, no importa cuantos se junten contra mí, ahora mismo solo quiero una cosa y no me detendré hasta llegar a sus pies, la desesperación me consume y la frustración crece con cada segundo, yo solo lo quiero a él, así que fuera de mi camino. —pensaba Lía mientras corría alejando a todos de su camino.

—¡Lía detente! —le gritó Leonardo quien se encontraba detrás de ella, preocupado por su comportamiento frenético y añadió. — lo que haces puede ser considerado un ataque contra el rey, él ha prohibido tu entrada a estas áreas, los guardias tienen la orden de hacer lo necesario para alejarte de aquí.

—Aun si él mismo viene y me apunta con su espada le exigiré una respuesta, me ha dejado devastada, tiene que darme la cara…por favor no intentes detenerme. —expresó Lía llena de dolor.

—Lía por favor, tienes que tranquilizarte, no sabemos que sucedió, lo del vinculo nos tiene a todos sin palabras, no puedes forzar al rey a que te de explicaciones de nada. —le dijo Leonardo tratando de acercarse a ella, poro Lía retrocedía y lo miraba desafiante.

—Aléjate de mí. —Lía extendió sus manos y saco poder de ellas, para dejarle en claro a todos que no se detendría.

Nadie podía comprender lo que estaba pasando con ellos, ni el dolor por el que estaban siendo sometidos, era algo indescriptible que los hacia volverse locos de la angustia, ambas almas estaban mutiladas y a merced de la desesperación.

—¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Por qué mi hermano se atrevió a tanto? ¿Se ha sacrificado para que yo pueda amar libremente a Lía? ¿acaso piensa que lo dejaré de lado y seré feliz a costa suya? Jamás te haré algo así, nunca tomaré a la mujer que amas, no importa que la pongas en mis brazos, prefiero morir a torturarte de esa forma.

Emir corría con todas sus fuerzas para llegar hasta Lía y Leonardo, quería tranquilizar la situación, las cosas se habían salido de control y sabía que estaban sufriendo.

—¡Ya fue suficiente Lía! Te ordeno que te detengas. —Beatriz apareció delante de Lía y estiró sus brazos sacando su poder para inmovilizarla y añadió. —entiende que esto es lo mejor para ti, no dejaré que cometas un error, jamás debiste vincularte de él, mira cómo te encuentras.

—No vas a someterme mamá, soy más fuerte que tú. — las lagrimas corrieron por el rostro de Lía y a pesar de que su madre la rodeo con su poder, Lía aun así siguió caminado.

Beatriz no podía inmovilizarla por completo y usó aún más poder y aunque ya la estaba jalando, Lía se arrastraba hasta que por fin tocó la cerradura de la habitación de Valeska.

—¡Déjenme hablar con él! ¿Por qué no comprenden que lo amo? —les preguntó llena de dolor.

—Lo lamento hija, pero yo te amo más a ti y te protegeré cueste lo que cueste.

—¡Beatriz no!

La bruja negra usó su magia para traer a Lía a su lado y envolverla en un sueño profundo, pero Lía contra restó su poder y le lanzó un hechizo rojizo que hizo que su madre fuera arrojada con fuerza y entonces Lía bloqueo la habitación para que nadie pudiera molestar y usó un portal para entrar en la habitación del rey.

—¡Beatriz! ¿te encuentras bien? —le preguntó Leonardo con preocupación.

—¿Qué esta sucediendo? —Emir vio a todos los guardias inconscientes y Leonardo y Beatriz en el suelo y reconoció la magia de Lía que estaba toda en la habitación de su hermano.

—¡Iré por ella! ¡no importa que después termine odiándome! Voy a proteger su corazón, aun si en este solo quedan pedazos. —expresó Beatriz con determinación.

—¡No lo hagas! —gritó Emir con fuerza.




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