Mi amante el villano (libro 3)

Un sacrificio de amor.

 

Este dolor es insoportable, es inevitable no desear morir para descansar de esta constante agonía, me duele…me arde, tengo mucha sed, tengo mucha hambre, no puedo respirar, intentar hacerlo es tan doloroso…tengo mucho miedo, todos mis músculos se desgarran al mismo tiempo, siento como mis órganos se desintegran lentamente mientras tratan de regenerarse, mi corazón es un yunque pesado que me ahoga y limita el oxígeno a mi organismo, lamento que mis amigas me vean en esta situación, jure que sobreviviría, que no me rendiría, pero…no puedo soportarlo, lamento hacerlas llorar así, Lucia, deja de lastimarte las manos, tu garganta va a desgarrarse si sigues gritando así, no me vean abuelita, no vengas hacia mí, regresa y llévate a Lucia lejos de aquí, dejen de sufrir por mi culpa, de haber sabido que rompería sus corazones me hubiese alejado de ustedes.

Magnolia seguía retorciéndose, mordiéndose la lengua para no gritar, pero los gritos se le escapaban de la boca, arañaba todo a su alcance incluyéndose así misma, se arrancaba la piel y se arañaba la cara de la desesperación que sentía, nada podía aliviar su agonía.

Aun así, Magnolia era consiente de todo a su alrededor, vio como Babani se acercaba lentamente, sin importar salir herida, aunque su cerebro estaba por explotar, Magnolia pudo entender que su abuela estaba dispuesta a sacrificarse por ella y no podía hacer nada para evitarlo, Babani ya había tomado una decisión.

¿Qué es el amor si no esto? por mucho tiempo deseé ser amada, correspondida, deseada, quería sentir que era importante para alguien, pensé que solo iba a poder sentirme llena si el príncipe me correspondía, estaba equivocada, ya era amada…yo ya tenía una familia…

—Te quiero mucho Magnolia y estoy feliz de entregarte mi vida para que logres sobrevivir. —le dijo Babani mientras le sonreía con dulzura.

—Baba… abuelita… ¿por qué? No quiero que mueras, no quiero perderte yo decidí este destino, si muero es mi culpa, pero tú…tu mereces seguir aquí, cuidando de Lucia y de Anabel…Anabel. —se decía Magnolia en sus adentros.

Anabel había sido encerrada por Babani en la dimensión a donde van los familiares cuando no son invocados por sus dueños, pero logró salir de ahí y estaba desesperada, así que corrió hacia donde estaba su ama y una y otra vez estampaba su cuerpo contra el domo, lo hizo hasta que sangró, chillaba y emitía cacareos desesperados.

—¡Anabel detente! ¡Vas a romperte el pico! Para por favor… ya estas muy lastimada. —le dijo Lucia entre lágrimas mientras la abrazaba, el dolor de Anabel era muy profundo.

 Anabel nunca había tomado su forma humana, pues cuando Babani calló bajo maldición, decidió mantener su forma animal para que Babani no extrañara su verdadera forma, pero se había quedado sin recursos, su ama ya estaba iniciando el conjuro de energía vital, tenía sus manos extendidas sobre Magnolia y nada impediría que interrumpiese su hechizo.

Así que Anabel brilló tomando su forma humana, era una pequeña de doce años aproximadamente y tenía el cabello negro recogido en dos chongos y sus ojos eran rojos como la sangre, usaba un vestido negro y parecía una pequeña princesa gótica.

—Anabel…—Lucia la vio convertirse en humana pues la tenía en sus brazos.

De pronto los cacareos se convirtieron en gritos desesperados, en un lamento agonizante de un familiar que estaba perdiendo al ser que más amaba delante de sus ojos y sin poder hacer nada, ella estaba llena de frustración he impotencia.

—¡Ama! ¡por favor no lo haga! ¡se lo suplico! ¡no me abandone! ¡Babani! ¡tu eres todo lo que tengo! ¡no me abandones! ¡Babaniiiiiiiii! —los gritos de Anabel golpeaban el corazón de Babani he hizo su segundo acto de amor, liberando a Anabel de la esclavitud a la que al tenía sometida.

—Mi querida Anabel…gracias por todo lo que me diste en estos años, tu me salvaste la vida, si no hubiera sido por ti, hubiese tenido una existencia solitaria, fuiste lo mejor que me pudo haber pasado, te amo con toda mi alma Anabel, perdóname por haberte obligado hacer cosas horribles, quiero que seas libre y vivas una vida feliz.

—No… ¿Qué esta haciendo ama? —preguntó Anabel confundida.

—Voy a ponerte en libertad…mi querida amiga, gracias por hacerme tan feliz. —las lágrimas corrieron por los ojos de ambas y Babani conjuró el hechizo de liberación del familiar he inmediatamente, unas cadenas espirituales aparecieron en el cuello, pies y manos de Anabel y estas se rompieron instantáneamente liberándola de la esclavitud.

El contrato fue quemado y desintegrado dejando a Anabel y a Babani con el corazón roto, Magnolia no podía soportarlo más así que con la poca fuerza que le quedaba gritó:

—¿Por qué lo hiciste abuela? ¡Detente ya! ¡yo no lo merezco!  ¿Por qué sacrificas tanto por mí? — le preguntó Magnolia llorando amargamente.

—Por que te amo….en ese mismo instante Babani volteó para sonreírle a Lucia y después cerró los ojos para dar su último aliento de vida y entonces Babani murió cayendo al suelo con una sonrisa tierna, estaba feliz de haber dado su vida por alguien a quien amaba.

—¡Abuelaaaaa! —gritó Lucia y al instante el domo desapareció y ella y Anabel corrieron hacia ellas.

Anabel se echó a llorar a los pies de Babani y el silencio que había a su alrededor y el hecho de que nadie interviniera, era por respeto al sacrifico de Babani y por respeto a todo el dolor que ellas sentían, Lucia no sabía que hacer, Magnolia estaba inconsciente y por un momento pensó que ambas habían muerto y se derrumbó, pegó un gran grito de dolor y calló de rodillas lamentándose.

—No puede ser…ninguna está respirando…Dios mío… —exclamaba Lucia entre gritos de dolor.

Por otro lado, aquel hechizo de proyección que Babani había lanzado en dirección al reino vampírico por fin llegó a su destino, llegó como un rayo penetrando la cabeza del príncipe Emir y tumbándolo de su caballo, pues él se encontraba cabalgando en su propiedad para despejar su mente.




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