Lía no se esperaba esto ¿Dónde estaba Babani?, miró a todos lados con desesperación ¿Qué estaba pasando? Ella no estaba y en su lugar se encontró con Magnolia, Víctor, Selene, Magnolia y Emir, el cual corrió hacia ella provocando que esta retrocediera algunos pasos, se sentía tan herida por su abandono que no quería verlo.
—Lía… —El príncipe Emir no pudo ignorar su vientre abultado, Lía tenía casi seis meses de embarazo, ya era bastante notoria su pancita, al verla en ese estado, su rostro dibujó una expresión de angustia y añadió con la voz entre cortada. —Estas embarazada… ¿de quien es el bebé?
Lía retrocedió en el momento que él quiso tocarle el estomago y se puso a temblar, no quería responderle.
—Es mío, Lía esta esperando un hijo mío ¿algún problema? —le preguntó Eira plantándose delante de él mirándolo con un profundo desprecio y añadió sin quitarle la mirada de encima. — al final hice lo que me pediste, su corazón me pertenece solo a mí.
Emir desvió la mirada hacia Lía y esta hizo su rostro a un lado bajando la mirada mientras se agarraba el vientre, se le notaba en la cara lo mucho que él y su hermano la habían hecho sufrir.
—¿No soy digno de que me mires a los ojos? —le preguntó Emir con dolor en el corazón. —supongo que no….
—Después de todo lo que le hicieron no merecen ni que les dirija la palabra, de haber sabido que estabas aquí no habríamos venido, vámonos Lía no tenemos nada que hacer saquí.
Todo esto había dejado en shock a Ginebra y Alejandro, quienes no podían creer que Lía estuviese esperando un bebé, Magnolia no sabía que hacer, sabía que Emir la amaba pues ahora estaban vinculados, pero sintió miedo de que Lía hubiese aparecido y al ver la reacción de Emir se sintió insegura.
—¡No por favor no te vayas Lía! —gritó Babani aproximándose hacia ella, pero Lía no la reconoció pues literalmente era otra persona.
—¿Quién eres tú? —le preguntó Lía confundida.
—¡Soy yo! ¡Babani! —exclamó entusiasmada.
—¿Babani? Eso es imposible…
—Mírame bien, soy yo. —Babani tomó sus manos y la miró con ternura y añadió. —la maldición que me tenía bajo maldición se ha roto, pasaron muchas cosas, quería que vieras con tus propios ojos mi verdadera forma, soy joven otra vez jaja, es una historia larga, pero Magnolia, Lucia y yo nos hicimos grandes amigas, somos familia ahora, mira, ella es Anabel, en su forma humana y…
—Es verdad, son ustedes ¿pero como paso esto?
—¡Lía! —Anabel corrió a saludarla y las tres se abrazaron y Lía se alegró con ellas.
—Me alegro de que hayan vuelto a ser ustedes mismas, han cambiado tanto. —expresó Lía con una sonrisa nostálgica.
—Tú también has cambiado mucho, estas esperando un bebé… felicidades. —le dijo Babani con una sonrisa ligera, pues el ambiente era muy incómodo.
—¿Cuántos meses tienes? —le preguntó Anabel y Lía le respondió con un tono de voz suabe.
—Voy a cumplir seis meses en unos días.
—Seis meses… —murmuró Emir pensativo.
—Tal vez podamos estar con ustedes cuando nazca. —dijo Babani entusiasmada.
—No, me llevaré a Lía al inframundo a hí nacerá nuestro bebé y no volveremos a este plano nunca más, será más valorada por mi pueblo y viviremos felices ahí, ella reinará conmigo y… —De pronto, Emir lo interrumpió de golpe.
—¡No por favor! ¡no te vayas! —Emir trató de acercarse a ella, pero Eira lo empujó y se lo impidió, inmediatamente apareció Reynar y los hizo aun lado y abrazó a Lía, pues estaba muy afligida.
—¡Ya fue suficiente! ¿Qué no ven que esta discusión la pone mal? Dejen a mi hermana en paz, esta esperando un hijo y es una gran alegría, fin de la discusión.
—Reynar… —Lía lo miró con lagrimas en los ojos y él le sonrió con dulzura mientras le daba un beso en la frente, pues la consideraba su hermana y una de sus más grandes inspiraciones.
—Ven, siéntate con nosotros y come algo, se que viajar en portales es agotador, descansa un poco por favor.
—Lía… —Ginebra se acercó a ella y la abrazó lamentándose por todo lo que había tenido que pasar, sabía que algo lastimaba su corazón pues no tenía la alegría de una mujer embarazada.
—Escúchenme bien, Lía es como una hija para nosotros, no toleraré que este bajo ningún estrés y menos en su estado, cualquier disgusto puede afectarla, así que tranquilícense, ella está bajo nuestra protección, no importa si uno es el rey del inframundo y el otro un dios, Lía va a tener tranquilidad o se las verán conmigo. —manifestó Alejandro golpeando la mesa con fuerza y después sentó a Lía cerca de él y de Ginebra.
Deben quererla mucho…el señor Alejandro no suele actuar así con ninguna mujer que no sea Ginebra, pero a Lía la trata como a una hija, la mira con ternura y aunque se ve que le ha afectado lo de su embarazo, trata de hacerla sentir cómoda, esto es insólito, él mismo le esta sirviendo la comida, es el señor de los cazadores, después de los dioses gemelos él es el más fuerte he influyente ¿Por qué la está atendiendo de esa forma? no importa que no sea su nuera, la tratan mejor que a mí que me he vinculado con su hijo… ¿por qué? Emir no deja de mirarla ¿será que aun esta enamorado de ella? ¿y si Lía vuelve a vincularse de él y yo quedo de lado?
Todos estos pensamientos bombardeaban a Magnolia dejándola completamente insegura, comenzó a estrujarse el brazo por la ansiedad, pero Lucia la tomó de la mano y le sonrió y después le susurró al oído.
—Tu res el amor del príncipe Emir, deja de sufrir por nada, nadie te cambiará por otra mujer. —Lucia le dio un beso en la mejilla y después le sirvió más comida para que no se sintiera inferior y Magnolia se conmovió mucho y se animó un poco con aquel dulce gesto.
Lucia desvió la mirada hacia Lía, no podía creer que la tuviera tan cerca, había escuchado hablar tanto de ella, sobre lo hermosa y mística que era la mujer de los cabellos de fuego y la admiró desde su asiento.
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Editado: 11.03.2024