Mi amante el villano (libro 3)

Un secreto doloroso

 

El llanto de Lía, era el de una mujer abandonada por un hombre al que amó profundamente, uno que la torturaba con sus poemas crueles de amor decadente que insistía en seguirla martirizando con recuerdos de besos y caricias fantasmales de un pasado mentiroso y cruel, era una futura madre que traería al mundo a una criatura que probablemente jamás sería reconocida por su padre, se pasaba los días llorando en silencio y aveces se aguantaba la angustia por que sabía que su bebé se entristecía con ella, de no ser por Eira, seguramente Lía habría enloquecido, su cordura pendía de un hilo frágil y desgastado por el desamor y el abandono.

No pudo sostener su mentira, su secreto más intimo y celoso, sobre el origen del verdadero padre de su criatura, el príncipe Emir pudo oler la sangre de su hermano corriendo por las venas de aquel niño que estaba preparándose para nacer, tenía el aroma de un varón, un bebé fuerte y lleno de vida.

Que doloroso era para la bruja de la invocación ser descubierta por él, pues ahora no solo el príncipe sabía la verdad, si no que Alejandro también lo había escuchado todo, Lía se echó a llorar desconsoladamente y Emir se vio movido a consolarla, aunque sabía perfectamente que no tenía ningún derecho de reparar un corazón que él también había roto.

Pero al verla tan vulnerable, solo sintió el profundo deseo de calmar su llanto y la abrazó mientras lloraba en su regazo.

—Por favor perdóname…lamento todo lo que has sufrido por nuestra culpa, no merecemos tu compasión ni tu consideración, se que no puedo hablar por mi hermano, pero yo me arrepiento de haber sido tan cobarde, pensé que si me alejaba de ti te estaría librando de la angustia que te provocaba estar de nuestro lado, siempre haz sido tan entregada y devota, tan pura y considerada, que no te importaba sacrificarlo todo con tal de cumplir tu promesa de protegernos, mi amada amiga, siempre tan leal a tu palabra, juraste convertirte en nuestra guardiana cuando solo eras una niña y te aferraste a tu promesa y luchaste por perfeccionar tu poder hasta que te convertiste en la bruja más poderosa que jamás hayamos conocido, superaste a todos tus adversarios, defendiste nuestro honor a pesar de lo ingratos que fuimos, tu existencia solo nos ha beneficiado y mira como te hemos pagado, solo te hemos traído sufrimientos… —Emir estaba llorando amargamente, arrepentido de todo lo que había hecho en el pasado, se aferraba a ella como un niño y Lía se dio cuenta que jamás podría odiarlo, no importaba cuanto se empelara en aprender hacerlo, nunca sería capaz de despreciar a su querido Emir.

El amor que había entre ellos seguía siendo igual de intenso, pero ya no de la manera romántica, si no que su cariño era completamente fraternal, como hermanos entrañables que se necesitaban en la vida para compartirla juntos.

—Me hubiese gustado que te quedaras conmigo, me hiciste mucha falta. —exclamó Lía mientras le correspondía el abrazo y los dos se reconciliaron entre lágrimas de alivio y consuelo.

—Prometo que no te dejaré, jamás te abandonare, yo cuidaré de tu bebé, al final lleva mi sangre, seré su tio, no puedo creerlo. —exclamó Emir con lágrimas de gozo y alegría.

Magnolia los había seguido junto con Lucia, pues seguía sintiéndose celosa, pero una vez que escucharon todo, ella se alivió y sintió paz de saber que Emir no la veía como una mujer si no como una hermana y ella y Lucia regresaron avergonzadas por haber sido tan inmaduras, pero no dijeron nada, Magnolia se asombró de que Lía estuviera embarazada del rey de todo, llevaba en su vientre al heredero del gran imperio vampírico y para Lía eso no era motivo de alegría y sintió pena por ella y se prometió no ser su enemiga y acercarse a ella con una mejor actitud que la que tubo en el pasado, se prometió dejar los celos atrás y buscaría la forma de convivir de manera armoniosa, pues después de todo, Lía siempre sería parte de su futura familia.

—Lo único que le pido es que no le diga nada de esto al rey, mi corazón no esta preparado para verlo, no ahora que mantengo una relación con Eira, él me ha prometido cuidar de nosotros, incluso quiere a mi bebé como si fuera suyo… y yo lo quiero… —exclamó Lía agachando la mirada.

—Pero tú amas a mi hermano y se que él te ama a ti, tarde o temprano se tiene que enterar de que será padre de un niño, no puedes escondérselo por siempre, aun si te vas al inframundo o alas montañas más altas, su sangre terminará llamándolo, no puedes controlarlo. — Emir le habló con toda sinceridad, solo le dijo la verdad que Lía ya sabía, pero no estaba dispuesta a que su hijo fuera parte de un villano tan despreciable como Valeska.

Alejandro estaba en shock con aquella noticia, su querido hijo Valeska le había sido arrebatado de los brazos a una edad temprana y le quitaron la oportunidad de criarlo y verlo crecer y esa era una carga muy pesada y dolorosa en su corazón, pero ahora, un hijo suyo crecía en el vientre de Lía, la sangre de su hijo corría por las venas de aquella criatura, su nieto estaba tan cerca que no pudo evitar acercarse para sentirlo.

—¿Puedo? —le preguntó Alejandro con una mirada cristalina, se le veía la emoción en el rostro y estiraba su mano con timidez como si fuese a tocar algo muy frágil y delicado y Lía asintió con la cabeza y en cuando puso su palma en su estómago, el bebé se estremeció mandando una oleada de sensaciones de amor y alegría a su abuelo y Alejandro se emocionó hasta las lágrimas.

—Es mi nieto…él sabe que yo soy su abuelo. —expresó Alejandro lleno de amor por aquel bebé que aún no conocía, pero que en ese instante deseó proteger con su vida.

—Si, es su nieto, lamento tanto habérselos ocultado, es que no sabía que hacer, tenía mucho miedo, aun sigo asustada, pero no tiene caso que siga escondiéndoselos —externó Lía avergonzada.

—Déjanos estar cerca de ustedes, déjanos cuidarte durante el parto, quédense a vivir un tiempo con nosotros, no es seguro que estes sola en las montañas de las tierras altas donde hace tanto frio y hay tantos peligros, se perfectamente que eres una mujer fuerte y una hechicera poderosa, pero eres una madre primeriza, Ginebra podrá asistirte en todo lo que necesites, estará feliz de saber que este bebé es su nieto, te lo pido como abuelo, déjame estar cerca de mi nieto, no nos separes de él




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