Mi amante el villano (libro 3)

El ultimo beso.

 

No entendía lo que Eira me estaba diciendo, creí que al escucharme se alegraría conmigo, pasar nuestros días juntos, formar una familia, convertirme en su esposa y darle hijos de su propia sangre ¿acaso no fue él quien soñaba con vivir en esa cabaña y esculpir figuras para decorar nuestra casa? ¿no era él quien anhelaba dejarlo todo para empezar de nuevo? El dejaría su reino y yo mi papel de hechicera, viviríamos una vida pacífica, como una familia normal, tendríamos una granja, una huerta, yo sería una ama de casa dedicada y me convertiría en una experta de la cocina y el trabajaría como carpintero, venderíamos sus obras talladas en madera en los mercados de los pueblos cercanos, tendríamos una vida digna y honesta ¿Por qué? ¿Por qué renuncias a todo eso?

—¿Decirme a dios? No entiendo…explícame por que mi mente esta imaginando lo peor. —expresó Lía asustada.

—No podemos seguir con esto…no está bien. —manifestó Eira con mucho dolor.

—¿No quieres formar una familia conmigo? Tú… ¿tú ya no me amas? —le preguntó Lía con gran angustia.

—Te amo más que a mi propia vida, más que a mi reino, más que a cualquier otra persona que haya conocido jamás, pero este amor es dañino y perjudicial para ti, para nosotros.

—No sé de qué estás hablando ¿es porque tienes miedo de que no te esté hablando enserio? Te juro que hablo con la verdad, me he decidido, quiero pasar mi vida contigo, si quiero ser tu esposa, perdóname por haberte hecho esperar, en verdad no quiero alejarme de ti…te amo…

En este punto, Lía había comenzado a temblar y las lágrimas le caían una tras otra empapando su rostro.

—No llores por favor…no quiero hacer esto, te juro que quiero quedarme a tu lado, quiero ser tu esposo, el único dueño de tu hermoso corazón, quiero acostarme a tu lado y que tu rostro sea lo primero que mis ojos vean al despertar, quiero que seas la madre de mis hijos, de los cinco hijos que deseo tener, pero no soy yo el hombre al que debes amar, no soy el hombre correcto Lía, desgraciadamente no soy yo… —Eira comenzó a llorar y la abrazó con fuerza mientras activaba con unas palabras el hechizo de proyección que Beatriz le había dado para mostrarle a Lía el por qué debían separarse.

Y cuando la abrazó pegó su mano en su espalda y la runa se activó mostrándole a Lía la verdad del peligro que traería como consecuencia su prohibido amor, cuando Lía lo supo, lo abrazó con fuerza y ambos lloraron desconsolados.

—Te amo Eira… ¿Por qué nos pasa esto? ¿a quien hemos dañado? ¿Qué pecado hemos cometido? No quiero alejarme de ti, me moriré si no te vuelvo a ver…te amo…lamento que nuestro amor este condenado, como quisiera cambiar ese destino y aferrarme a ti, para nunca separarme de tu lado, ay Eira…

—Yo también te amo, haber estado contigo fue lo mejor que me pudo haber pasado, amé cada segundo a tu lado, aprecio cada caricia, atesoro cada beso, cada noche que dormimos juntos, tus risas y tus abrazos, todo, mi preciosa pelirroja ¿a quién hubiese amado si era a ti? Fue un honor que me hubieses elegido, me honra saber que tu corazón me escogió a mí, te juro que no me arrepiento de nada, cada momento a tu lado fue una bendición, mi paraíso, gracias a ti conocí el cielo y lo sublime que puede llegar a ser.

—Me alegro haberte encontrado, haberte liberado de las manos de Bitchancy y hacerte mío, gracias por nunca soltarme, por no abandonarme cuando más te necesitaba, gracias por ser mi amigo, mi amor y mi amante, jamás me sentí tan amada, tan valorada, me hiciste sentir que la vida valía la pena, tu también fuiste mi paraíso cuando la vida me arrojó al infierno, tu hiciste que las llamas no me quemaran, las volviste cálidas y protectoras, gracias por todo mi amado cuervo.

—Haber sido tuyo fue el honor más grande de mi vida, mi reina, nunca olvide que vivo, respiro y muero por usted. —Eira se puso de rodillas delante de Lía y él añadió. —le ruego que me libere dueña de mi corazón.

Lía sollozaba y se inclinó hacia él para besarlo y después de ese ultimo beso, Lía pronunció las palabras de liberación rompiendo el pacto con el rey del inframundo y las cadenas se rompieron dejándolo en libertad y Lía hizo algo más, un hechizo prohibido.

—¿Qué haces? —preguntó Eira al ver que conjuraba un hechizo.

—Es mejor que uno lleve toda la carga. —expresó Lía con una sonrisa triste.

—No… ¿Qué vas hacer?

Lía llamó a Medea a través de un hechizo de voz y Medea quedó atenta al mensaje, mientras inmovilizaba a Eira para que la dejara llevar a cabo su último acto de amor.

—Reina del inframundo, cuide bien de su rey, a partir de ahora sellaré el amor que me tiene, le ruego que lo acompañe y sea la mejor reina que mi cuervo pueda tener, a partir de ahora se olvidará de mí. —le dijo Lía mientras miraba a Eira con lágrimas en los ojos.

—No…no lo hagas Lía, no quiero olvidarte.

—A dios mi amor, quizás en otra vida tu y yo podamos ser felices juntos.

—¡No Lía! ¡por favor! ¡te lo ruego! No hagas esto….

En ese momento, Lía mandó a Eira al inframundo y trajo a Medea con él para enviarlos juntos al castillo, un portal se abrió detrás de ellos y Medea se quedó impactada con lo que Lía estaba haciendo.

—¿Esta segura de esto princesa? —le preguntó Medea viéndola con respeto.

—Amalo de tal manera que aun su inconsciente me olvide para siempre.

—¡Jamás voy a olvidarte Lía! Nunca…

De pronto, Eira y Medea desaparecieron y Lía calló de rodillas lamentándose por su acción, aunque sabia que era lo correcto, pues no quería que él sufriera.

—Se feliz Eira…yo cargaré con nuestro dolor…se libre y vive tu final feliz con alguien adecuada para ti…a dios mi amor.

Lía lloró hasta que se quedó sin lágrimas, una vez que el sol se puso, se fue a buscar a su bebé, no podía dejar que el dolor la derribara otra vez, ahora tenia una razón para no doblarse, jamás podrían romperla, no ahora que era madre de un inocente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.