La runa que Lía había colocado en el pecho de Valeska brillaba con gran intensidad, el éxito de ser liberado, dependía únicamente de él, el dolor que ambos sentían era semejante a que les estuvieran arrancando la piel, la bruma se aferraba con todas sus fuerzas al alma de su recipiente, pero ahora que ya había iniciado la separación, la mente de Valeska estaba intacta y era autónoma, completamente consiente, cosa que la bruma no podía controlar, aun pesar de negarse a soltarlo.
—Vamos hermano…no te rindas, pelea por tu libertad. —se dijo Emir así mismo mientras presenciaba la lucha interna entre Valeska y el dios de la destrucción.
Un gran torbellino se formó en medio de todos, eran como látigos que no dejaban que nadie se acercara, meterse ahí destrozaría el cuerpo de cualquiera, pero eso no le importaba a Alejandro, no había nada que un padre no hiciera por sus hijos, aun si la adversidad que enfrentaba terminaba siendo más fuerte que él, eso no le importaba, su hijo estaba en medio y no había bestia lo suficientemente terrible que lo hiciera acobardarse.
—¡Tú puedes Hijo mío! ¡Reclama tu libertad! Yo se que puedes hacerlo. —exclamó Alejandro a voz en cuello y añadió —¡Demuéstrales a todos por que tú eres el rey! Mi primogénito, sangre de mi sangre… ¡quiero volver abrazarte! ¡no pienso perderte otra vez! —manifestó Alejandro y abriéndose paso entre la multitud, Ginebra gritó aviva voz.
—¡Valeska! Mi amor… ¡te amo! ¡Por favor toma el control! Tu padre y yo jamás dejamos de pensar en ti, no hubo un solo día en el que no añoráramos recuperarte a ti y a tu hermano, yo tampoco pienso rendirme contigo, esta vez nada podrá separarnos de su lado.
—¡No se acerquen! ¡es muy peligroso! —manifestó el rey al ver la magnitud del problema.
Pero, aun así, Alejandro y Ginebra entraron por él, sus cuerpos eran cortados una y otra vez, sus rostros, sus brazos, sus piernas, todo, se les notaba el dolor en el rostro.
—No…. ¡salgan de saquí! ¡yo me libraré solo! ¡no sobrevivirán así!
Los ojos de Valeska se abrieron de par en par cuando los vio aproximarse a él, sus cuerpos estaban destrozados por los látigos que recibían y eso no los detenía, Alejandro extendió su mano para sacarlo de la gran bruma que lo envolvía, Ginebra estiró su otra mano para tomarlo del brazo, ella aliviaría todo el dolor usando su poder y Valeska se conmovio profundamente al ver el gran amor de sus padres, pues ambos entraron a la bruma por él.
—Alejandro…Ginebra… —Leonardo, Lía, y Beatriz veían aquel acto de amor profundo y no podían hacer nada para impedirlo, no tenían ningún derecho, aquellos padres a quienes alguna vez les arrebataron a sus hijos, hoy estaban dispuestos a dejar la vida con tal de salvar aquel quien habían perdido.
— ¿Por qué? Después de todo lo que les he hecho…después de todo lo que los he maldecido, los he negado, insultado… ¿Por qué aun con todas mis faltas arriesgan sus vidas por un miserable como yo? —les preguntó Valeska confundido, y al ver los rostros de sus padres y esos ojos llenos de amor, las lagrimas cayeron rodando por sus mejillas y como un niño pequeño se derritió por las manos cálidas de a quienes en secreto siempre había extrañado.
—Porque es lo que los padres hacen por sus hijos, no importa si te equivocaste en el pasado, nuestro amor seguirá siendo el mismo para ti, te seguiremos amando con la misma intensidad que cuando te vimos por primera vez.
De pronto, Reynar y Emir también entraron en el torbellino y estiraron sus brazos para ayudar a sus padres a sacarlo de ahí.
—Jamás te dejaremos solo… —le dijo Emir entre lágrimas.
—Eres mi hermano mayor…hay muchas cosas que quiero saber de ti, tú y Emir me deben muchos juegos, pienso cobrárselos todos. —manifestó Reynar mientras le tendía la mano.
Valeska fue consciente por primera vez que tenia una familia y que era amado por ella y entonces, un llanto que ya había escuchado antes, hizo brincar su corazón como nadie más, era el llanto de Aspen que gritaba su nombre, buscaba a su padre y aunque el bebé se encontraba en la ciudad de los cazadores, parecía que podía sentir a Valeska y lo añoraba.
—Mi bebé… —susurró con el corazón acelerado y luego Lía llegó a su mente llenándolo por completo, ya no había razón alguna para dejarse vencer por aquel intruso.
Una vez que su familia sacó a Valeska de aquel torbellino, la bruma intentó entrar en él de nuevo, pero esta vez el rey no se lo permitió y lo miró con un gran desprecio.
—¿Cómo te atreves a causar todo este alboroto? Poseíste mi cuerpo y causaste una guerra sin sentido ¿Y osas entrar nuevamente en mí? ¿crees que saldrás libre de esto?
—Valeska… —Lía lo miró aliviada, por fin su amado era libre y el verdadero enemigo estaba frente a ellos.
Mientras todo esto pasaba, Teldrasil y sus hermanos, no podían creer todo lo que hasta ahora habían presenciado, desde la ilusión provocada de Vinland que hizo caer a la bruma en su trampa, hasta lo ingenioso que fue poner en el rey una bruma de separación almica como lo hizo Lía, que a pesar de ser uno de los hechizos prohibidos, pudo hacerlo con excito, ver que Valeska y la bruma ya eran entidades separadas, los dejó atónitos.
—Lo logró… —exclamó Sephora mirando el escenario fijamente.
—Aun no, la bruma sigue de pie, la bruja sigue sin cumplir con su palabra de destruirla. —añadió Teldrasil frunciendo el ceño.
—Pareciera que no quieres que ella gane, espero que no pienses jugar sucio, el trato fue no dañar al rey de todo si Lía lograba separarlos, no hay razón alguna para pensar en atacarlo. —le dijo Eira mirándolo a los ojos.
—¿A caso no eras tú el que quería asesinarlo para brindarle un futuro lleno de esperanza a ella y su bastardo? Jajaja, no me digas que ahora piensas dejarlo ir.
—El día que vuelva a convertirse en una amenaza me mantendré en mi palabra de detenerlo, pero hoy no es el día.
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Editado: 11.03.2024