Mi amiga, la tóxica.

Capitulo 7

Mientras Mariela me gritaba y apretaba el brarelajara.u agarre las personas que nos observaban comenzaron a gritarle que me soltara, sus ojos azules falsos, por las lentillas que usaba, estaban incendiados en furia.

-¡Mari basta, me estas lastimando! -empecé a gritarle, pero no me soltaba sino que apretaba más, estaba como ida, como si estuviese en un trance.

Un hombre que nos estaba observando acompañado de un niño pequeño la tomó del brazo que me agarraba y de un tirón me liberó -estas loca niña, ¡¿cómo vas a agarrar a tu compañera así?! Tu señorita -se dirigió a mi- no permitas que pase de nuevo... -dijo alejándose del lugar, Mariela volvió en si mientras miraba su brazo que al parecer le dolía, me miró estudiandome, observó a nuestro al rededor y luego se largó a llorar escandalosamente, decía que lo sentía y se cubría el rostro pero su expresión y llanto parecían una farsa mas que una realidad.

-bueno, esta bien, tranquilizate, debemos volver al instituto a cursar lo que nos queda del día, controlate mujer- ya dije molesta así que empecé a caminar dejándola atrás, ella me seguía de lejos en silencio.

Después de haber llegado al instituto me detuve en bufet a comprar algo para comer  ya que hasta que llegara a mi casa se harían las 4 de la tarde y estaba hambrienta, compre una media luna rellena de jamón y queso con un jugo de manzana y me senté  en una mesita cercana antes de entrar al aula, Mari seguramente se había metido en el salón, estaba enojada y ella lo sabía y sabía perfectamente que cuando eso pasaba era mejor alejarse o todo terminaría mal. Terminé de comer y me quedé ahí unos minutos mas hasta que se hiciera la hora de la clase, me coloque los auriculares y me puse musica que me relajara.

Sentí una mano en mi hombro y me sacó de mi trance, era uno de mis profesores, me observaba preocupado.

-¿estas bien cariño, por que lloras? -la angustia en sus ojos me hizo darme cuenta que tenia razón, estaba llorando y no me había dado cuenta, había cerrado los ojos unos momentos mientras me deje llevar por la musica y se ve que las lágrimas brotaron.

-eh, si si profesor, no se preocupe, me relajé tanto con la musica que no noté que estaba llorando- dije con una sonrisa mientras me limpiaba las lágrimas

-esta bien, pero recuerda que si necesitas ayuda o hablar con alguien en el gabinete de asistencia al lado de biblioteca puedes encontrarlo...- acarició mi cabeza con ternura y se alejo saludandome desde la distancia yendo a su clase, solo le sonreí.

El profesor Rodolfo era un hombre mayor, de cabello cano, robusto, mirada gentil, era un hombre muy amable, es bueno saber que uno cuenta con ayuda de personas como él.

Me levanté y me dirigí a clase, me senté cerca de la ventana, Mari estaba cabizbaja en la otra punta del salón, el profesor de sociales entró y empezó a dar su clase, dos horas después esta había terminado, no había prestado nada de atención, ya eran las tres de la tarde, tome mis cosas y me fui a mi casa.




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