Mi amiga, la tóxica.

Capitulo 13

-No entiendo nada… pero lo que más me preocupa es ¿Qué fue eso de que llamaran a la policía? –inquirió Tamara.

-La chica embarazada es Ani, ella fue mi amiga desde no sé, mucho más de diez años, yo me enamore de ella pero no quería aceptarlo, nunca se lo dije, al principio solo pensé que lo que sentía eran celos porque ella estaba saliendo con quien es su esposo ahora, yo la había alentado a salir con él incluso, pero nunca pensé que durarían tanto, ella empezó a alejarse de mí, nos distanciamos durante un tiempo pero volvimos a amigarnos hace algunos años, empezamos a estudiar juntas para ser maestras de primaria, nos volvimos pareja pedagógica, éramos compañeras para todo, en especial para las practicas docentes, hace meses atrás tuvimos un conflicto en la puerta de la escuela en la que hacíamos nuestras prácticas, fue un momento bastante feo, reconozco que fue mi culpa, yo la asfixiaba y celaba mucho, pero es que no sé cómo manejar lo que siento por ella, yo siempre fui hetero, salí con muchos chicos pero ella…no lo sé, era especial, la única mujer en la que me había fijado… ese día la discusión fue muy intensa, intervino su pareja que estaba ahí con ella, las familias de los alumnos de la institución vieron todo, la directora salió a ver lo que paso, me prohibió la entrada a la institución, me denuncio con mi profesora a cargo, me expulsaron del profesorado, me denunciaron con la policía, por lo que no puedo nunca más volver a intentar ejercer la docencia, no pude terminar mi carrera y para concluir Andrés, el marido de Ani, me denuncio a la policía y pusieron una orden de restricción en mi contra…

-ay por dios…- dijo entre susurros su compañera sin poder creer lo que le estaba contando.

-es más desde de eso no conseguía trabajo en ningún lado, pero el señor Lucio fue el único que me acepto a pesar de mi historia y me dio este trabajo.

-wow… Mar esto es demasiada información, pero ¿no es como muy radical ponerte una denuncia solo por una discusión?

-sí, lo sé, pero supongo que deben haber descubierto algunas cosas que hice y por las peleas que tuvimos con Ani en el instituto… la cagué y en grande…

Mariela dejo de llorar, se limpió el rostro frente a una anonadada compañera que seguía sin poder comprender lo que le estaba diciendo, pero para que todo eso hubiese sucedido y culminado en denuncia tiene que haber mucho más detrás… no se arriesgaría a involucrarse en esta historia así que no tendría con ella mucho más trato que el que tenían en el trabajo, conseguir empleo es muy difícil hoy en día y no podía darse el lujo de dejarlo solo porque su compañera era loca con una denuncia encima.

-Bueno volvamos a trabajar, esta gente dejo todo hecho un desastre… -dijo Tamara seria tratando de cortar la tensión del momento.

-sí, lamentablemente perdimos una buena venta…-dijo Mariela lamentándose- debí haberme ocultado en el depósito en cuanto la reconocí, no se quienes serán esas chicas que la acompañaban a Ani pero les había gustado la ropa –acomodo en los percheros algunas prendas mientras Tamara doblaba y guardaba en los estantes lo demás.

-ya está, mientras el jefe no se entere estará todo bien, solo fue un pequeño contratiempo, lo que importa es no traer problemas al negocio…los problemas personales hay que dejarlos afuera… -soltó Tamara, eso no le agrado mucho, entendió perfectamente el doble sentido de lo que quiso decir, pero ahora lo único que le importaba era seguir con su vida, aunque no tuviese a Ani en ella.  

 Al terminar la jornada se fue directo a su casa sin antes pasar por una pizza que había encargado por mensaje a un local que quedaba de paso, una pizza familiar de queso y otra mitad cebolla y mitad jamón con morrones rellena, así tendría para almorzar el día siguiente o guardar en el frízer. Abrió la puerta de su casa dejando las cajas de pizza en la mesa para luego empezar a desvestirse dejando la ropa en el piso de camino al baño, se dio una ducha rápida, se envolvió en la toalla y salió dirigiéndose a la habitación, se dejó caer sobre la cama mirando hacia el techo, en su cabeza habían múltiples pensamientos sobre cómo proceder ahora, hacer su vida, ignorar lo sucedido, intentar reconciliarse con Ani… la verdad es que no tenía ganas de nada, se sentía vacía por completo sobre todo porque se sentía híper sola, no tenía a nadie con quien hablar de sus problemas, su madre se había retirado a vivir en un asilo con gente de su edad y debido a que tenía alzhéimer se dificultaba hablar con ella, casi no la recordaba por lo que ya no iba a verla, solo se encargaba de depositarle dinero en una cuenta para los gastos de las medicinas y el asilo, a veces iba y le llevaba ropa nueva o alguna tarta que a ella le gustaba, por lo menos no olvidaba su amor por ellas, verla sonreír al recibir la tarta en manos de las enfermeras era uno de los pocos momentos que alegraban su triste vida.

Siempre había querido tener una familia grande, varios hijos, unos perros, una casa amplia y un esposo que la besara todos los días, pero cuando empezó a fijarse en Ani eso dejo de importarle, le habían dejado de importar los hombres, tenía algún encuentro casual con alguno para saciar sus necesidades, pero no sentía nada, ahora Ani tenía todo lo que ella siempre había deseado. Un fuego empezó a recorrerla desde los pies a la cabeza, la rabia empezó a llenarla, las lágrimas brotaban de sus ojos, se cegó dejándose inundar por los sentimientos que tenía, se levantó de la cama y comenzó a tomar las cosas a su alrededor para estrellarlas contra el suelo o la pared sin importarle que aún estaba desnuda y con el cabello chorreando agua. El suelo era un desastre, lleno de cosas rotas, la lámpara de noche quedo colgando del televisor que tenía en la habitación, los restos de floreros en el suelo se clavaban en sus pies, el espejo de cuerpo completo que tenía en la puerta quedo hecho trizas… una vez en la sala siguió rompiendo lo que estaba a su paso dejando huellas de sangre…el ventanal que daba al patio tampoco se salvó, el frio viento de la noche se metía agitando las cortinas, el frio sobre su piel desnuda la hizo reaccionar, se estaba helando y al tener el cabello mojado era peor, se resfriaría, miro a su alrededor, caos, su casa se veía igual a como se sentía, encendió el televisor de la sala que no había recibido daño y se sentó a la mesa frente a él comiendo la pizza ya fría maldiciendo por dentro a la vida por lo que le había tocado.   




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