"¡LUIS!"
Después de que el timbre del colegio sonara, una niña se puso enfrente de la mesa de un niño.
"¿Vamos juntos? ¿Vamos juntos?"
"Siempre vamos juntos, Sayori"
"¡Yupi!"
Sayori sonreía mientras Luis alistaba sus cosas.
"Okay, vamos"
Sayori y Luis salieron juntos del colegio, la primaria a la que asistían estaba cerca de sus casas, pero algo los detuvo a medio camino.
"Miau...."
"Miau..."
"¿Uh?", Sayori se percató del sonido.
Ambos voltearon hacia el origen del sonido.
"¡Mira, Luis! ¡Es una caja que maullá!"
"Jajajaja ¿no crees que tal vez ahí hay un gato?"
Se acercaron a la caja para revisar su interior, Luis abrió la caja porque a pesar del entusiasmo de Sayori, por alguna razón tenía miedo de abrirla.
"'¡Miau!"
Un gatito bebé se encontraba en el centro de la caja, parecía que alguien lo había abandonado.
"¡Awwwww! ¡Es un gatito!"
Sayori no ocultó su emoción y agarró al gatito para abrazarlo.
"Oye, ¡ten cuidado!", dijo Luis al ver el poco cuidado que tuvo Sayori al agarrarlo.
"¿Quién podría abandonar a un gatito tan lindo?"
"No lo sé, a veces la gente grande es mala"
Los dos se quedaron mirando al gato hasta que.
"¡¿Y si le buscamos un hogar?!", dijo Sayori muy animada.
"No crees que tu mamá se va a preocupar por si llegas tarde...."
"¡Vamos, Luis! ¡A que no me atrapas!", dijo antes de que Luis pudiera terminar de hablar.
"¡Oye! ¡Espera! ¡Te estás olvidando la caja!"
Luis agarró la caja y empezó a seguir a Sayori hasta que los dos se cansaron.
Luego de tocar varias puertas y ser rechazados varias veces, se sentaron en una banca cerca de la casa de Sayori.
"Ay, no pudimos conseguirle una casa al gatito"
Dijo Sayori, decaída, mientras miraba al gatito que yacía en su caja en sus piernas.
"Sí... es una lástima".
Luis podía ver la triste cara de Sayori y eso lo hacía sentir mal, hasta que se le ocurrió una idea.
"¡Oye!"
"¿Sí?"
"Y si nos quedamos con el gatito".
". . ."
Sayori parecía sorprendida y se quedó en silencio unos segundos hasta que dijo.
"¡Tienes razón! ¡Hace tiempo que quería una mascota!".
La sonrisa en la cara de Sayori no tardó en aparecer, verla así hacía que el corazón de Luis se sintiera mejor.
"Al final conseguimos una casa para el gatito"
"¡Sí!"
"¡Somos los mejores...! ¡Los mejores encontradores de casas para gatitos!".
"¡Y los mejores amigos!".
"Sí", Luis asintió con una sonrisa.
"¡Los mejores amigos para siempre!".
Sayori sonrió mientras abrazaba a su nueva mascota.
"¡Sayori!"
Una voz a lo lejos se escuchaba, al volver a mirar hacia la dirección de la voz pudieron ver a una señora joven en la ventana de la casa de Sayori.
"Hola mami...", dijo Sayori algo nerviosa.
"Tienes muchas cosas que explicar, señorita".
"Tengo que irme, Luis. Gracias por ayudarme".
Así se despidió una despreocupada Sayori mientras corría con su nueva mascota en brazos.