Mi amigo fiel

Capítulo 5: Kriss una chica especial parte 2

—Entonces queridos alumnos, mañana hay reunión de padres y todos deben asistir, se les informará todo el avance que tuvieron este mes.

Al terminar la clase del profesor Carlos, nos dirigimos a nuestros hogares, en la salida como siempre Bryan me veía de reojo. Que le pasara a ese tipo, ¿acaso le gustaré?

Sería algo obvio, ya que desde que me vió en la formación, siento que me observa más de lo habitual. Le contaré a mamá sobre esto, haber que solución le da.

Cuando se lo conté, note que había mucha preocupación, ya que pensó que era acoso o algo así. Me incomoda, pero no sería acoso, si él no me hace nada, aunque es algo raro. 

—¿Cuál es su nombre? 

—¿para qué? 

—debo hablar seriamente con sus padres. 

—Mamá que más da, solo quiero que me deje de mirar, no quiero traumarlo. 

—Su nombre ahora, mañana en la reunión, hablaré muy seriamente con sus padres. 

—Bryan Dylan Torres Méndez. 

—¿Torres? 

—¿algún problema con ese apellido? 

—no nada cariño, solo ignoralo y ya. 

Eso estuvo muy raro, nunca vi a mamá muy nerviosa; al día siguiente, no hubo nada interesante, solo que Yeltsin se resbaló por las escaleras y quedó con un tobillo dislocado. 

Me daba pena por Bryan, pero no me mira desde que no está Yeltsin. Así que punto a favor para mí, aunque es raro no sentirme observada. 

Luego de que terminaran las clases, como siempre me dirigí sola a la salida, ya que me encanta estar sola, me permite estar en paz conmigo misma.

Al salir, no pude evitar notar que Bryan tenía una cara de pocos amigos cuando no estaba Yeltsin con él, parecía otra persona. 

Luego de llegar a mi casa, mi madre dejó una nota. Donde me decía que hoy tendría muchas cosas que hacer y tendría la casa sola. 

No tengo nada que hacer, así que decidí ir a caminar un rato. Al caminar, no medí mis pasos y choque con un chico, parecía conocerlo, pero no se de donde. 

El chico no dijo nada y se levantó para seguir con su camino, cuando decidí seguir con el mío. Pero un perrito albino me estaba ladrando, no sabía que hacer, ya que me desespero cuando un perro me ladra. 

El chico llamó al perrito, el obedeció y cuando lo estaba acariciando, me di cuenta que era Bryan. 

—¿Bryan? 

—oh... Hola Kriss. 

—¿qué haces aquí? 

—eso no es de tu incumbencia. 

Ahí vamos de nuevo, el chico nunca quiere que sepa algo de él, ¿por qué será así?, me desagrada que sea así conmigo, no puede hacer nada sin Yeltsin. 

—Vaya, aquí vamos de nuevo.

—¿a que te refieres?. 

—Me refiero a que siempre que te veo solo, siempre me vienes con la misma respuesta. 

—¿acaso debo darte explicaciones? 

—por educación debes hacerlo

—pues... Bueno viéndolo de esa forma, pues si discúlpame. Necesitaba estar solo y bueno no soy muy sociable como ves. 

—debes cambiar esa forma de pensar, por tu propio bien. 

—okey, okey. Empecemos de nuevo, mi nombre es Bryan Dylan Torres Méndez, estoy acá porque quería pensar un rato, sin querer me perdí y estoy preocupado, por que nos ataquen a mi y a mi perrito. 

—¿entonces porque no pides un taxi? 

—Creo que no eres muy lista, si tuviera dinero entonces podría irme, ¿no lo crees? 

Al darme cuenta de la situación, me dio algo de pena y decidí acompañarlo hasta la plaza de armas de la ciudad. 

Durante el camino, no podía evitar ver aquel vínculo que tiene el con su mascota, me hacía acordar a mi perrita, aunque ahora que está en la veterinaria, no podía verla hasta el día siguiente. 

Para romper el hielo, decidí preguntarle el porqué me miraba tanto, la respuesta fue tal y como pensé, me miraba tanto, por ningún motivo en especial. 

Hubo varios silencios incómodos, hasta que vi mi cafetería favorita y lo llevé hacia allá. 

—No tengo dinero. 

—Vaya que si eres un poco despistado, yo te voy a invitar. 

—Eso no, me niego a que una chica me invite a tomar un café. 

Lo agarré de la mano y le empecé a mirar con la cara de siempre. —No era una pregunta—al verme así, cambió de opinión en un dos por tres. 

Al sentarnos y pedir nuestra orden, un joven con una cámara fotográfica, se acercó y nos dijo lo siguiente. 

—Haber la parejita una fotito de recuerdo. 

—¡¿qué?! 

–¿yo pareja de él?, debes estar soñando. 

—¿ustedes no son pareja? 

—Somos... No se que, ¿conocidos? , estamos en el mismo salón. 

—pero si se nota a leguas que se tienen ganitas, buena matador, se ve que harán una linda pareja. 

—amigo creo que mejor no debería decir eso. 

Al voltear me vio con mi cara de pocos amigos que tengo cuando estoy muy enojada. Cuando iba a decir algo, él me tomó una fotografía. 

—Una cara así vale millones.

Salió corriendo antes de que pudiera decir algo.—¡Qué lo vea de nuevo lo voy a matar! —al calmarme un poco, vi como esa cara seria y tímida, cambió a una sonriente y alegre. 

—¿De qué te ríes?

—Es que esa cara si es algo graciosa. 

Comencé a pedirle que se calle, pero no podía parar de reír. Así que en mi desesperación, le dije lo siguiente :

—Mira quién se ríe, con esa cara de inocente, nunca tendrás novia— Se calmo rápidamente y me dijo lo que jamás pensé escuchar en un chico. 

—Y tú te morirás sola por amargada. 

—¿A qué te refieres con eso?

—Siempre que algún chico se te acerca a pedir que salgas con el, lo mandas a volar, de seguro no tienes tema de conversación y lo único que tienes de bonito es tu cara, porque de cuerpo eres plana. 

—¡Se supone que soy plana porque recién soy adolescente, además ningún chico me ha gustado, porque todos son unos mentirosos!

El perrito se nos quedó mirando y entonces, se tiro en mis piernas, como diciéndome "perdonarlo" o algo así. Al calmarme un poco, le pregunté si le parecía bonita, claro que me dijo que si, pero que por dentro era fea de corazón. 



#13781 en Novela romántica
#8168 en Otros
#920 en Aventura

En el texto hay: mascotas, amor, amistad

Editado: 31.10.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.