Mi Amor de Secundaria

Capítulo 8.— La nueva amiga

Siento como mis piernas tiemblan aún, así que camino despacio y sosteniendome de la pared en todo momento. Quisiera decir que soy una chica inocente y con pensamientos totalmente descentes, pero hay un inconveniente.

Se llama Christian.

Así es, Christian me dejó excitada y la sensación todavía retumba en mi interior tras el contacto que tuvimos. No logro dar un paso sin que la sensación de.., ya saben, aún esté presente entre mis piernas.

Me sonrojo y respiro profundamente una y otra vez.

Llego al salón y paso por la puerta en silencio aprovechando que está abierta. Sin embargo los alumnos se voltean y me miran, llamando la atención del profesor, quien está frente a la pizarra con un marcador en su mano derecha y un libro en la izquierda.

—Llega tarde, señorita Beckett.—Dice luego de voltearse a verme.

—No volverá a pasar.

—Todos dicen lo mismo.—Reprocha ajustando sus lentes y se voltea nuevamente hacia la pizarra.

Me dirijo a mi asiento y mi mirada viaja a la persona de adelante, quien también me observababa como los otros alumnos. Sonrío al ver como Mason me mira pero él solo se voltea.

Mi sonrisa desaparece y doy un suspiro antes de sentarme detrás de él. Madison está a mi lado observandome pero no dice nada y yo solo arrugo mis cejas preocupada.

Ella se encoje de hombros y tuerce sus labios mirando a Mason, quien me dio la espalda anteriormente y no me devolvió la sonrisa.

Madison se dio cuenta de que algo le pasa y no sabe qué es, pero yo sí lo sé y me siento tan culpable.

Mi celular vibra en el bolsillo de falda y lo tomo revisando un mensaje, es de Madison. Abro el chat y leo lo que me envió a pesar de tenerla a mi lado.

De Madi ♡

¿Qué le ocurre?

Le doy una mirada dudosa antes de devolverme a mi móvil y comenzar a escribir.

Yo: Está molesto conmigo.

Madison: Duh, es obvio, ¿pero por qué?

Yo: Luego te contaré.

Le envío por última vez antes de guardar mi móvil en el bolsillo de la mochila para evitar más de sus preguntas. Mi vista se fija en la pizarra y el profesor cuando siento como una bolita de papel golpea el lado derecho de mi cabeza. Arrugo mis cejas viendo en la dirección en la que vino y veo como Madison se voltea rápidamente hacia el frente, haciendo ojitos indiferentes y yo solo suspiro pensando en que se molestó por no haberle respondido ahora.

La hora pasa tan lento que casi caigo dormida sobre mi pupitre de no ser porque el timbre se escucha perfectamente alto.

El profesor de historia se despide y todos nos levantamos para salir al receso. Espero un poco y veo como Mason es uno de los primeros en irse, pasó a mi lado sin mirarme y eso me duele.

La cagué.

Lo sé, sé que lo que hice no fue buena idea pero el hecho de que tu mejor amigo esté enamorado de ti y te lo esté por confesar de forma tan abrupta es una situación muy compleja y difícil de controlar, el miedo pudo conmigo y me odio por eso.

Mason ha sido como un hermano para mí y nunca lo he visto de otra forma. Sí, es muy guapo, pero mi relación con él nunca tuvo ángulos donde yo me permitiera verlo con otros ojos, pero al parecer él si se lo permitió.

Madison pasa a mi lado y me regala una sonrisa reconfortante antes de ir detrás de él, posiblemente para preguntarle como está, y consolarlo bien, a diferencia de mí.

Frustrada, salgo del salón cabizbaja.

—¿Erica Beckett?

Una voz femenina pronuncia mi nombre cuando salgo por la puerta y me volteo para encontrarme con una chica que está apoyada sobre su espalda contra la pared.

Mis ojos observan durante unos segundos lo hermosa que es con su cabello rojizo suelto a los lados de su cara pálida y delgada al igual que el resto de su cuerpo, sus grandes ojos azules me observan y sus labios maquillados con un tono rojo que combina con su color de pelo se curvan en una sonrisa abierta.

Soy tan estúpida que me lleva un minuto reconocer quién es, así que ella habla.

—Hola,—Levanta su mano, en forma de saludo.—No creo que me conozcas pero yo a ti si, soy–

—Audrey.—Termino por ella.

—¿Así que me conoces?

Audrey Harrison, la hermana menor de Christian. ¿Cómo lo sé?, porque tiene fotos con ella en sus redes sociales y me permití stalkearla algunas que otras veces.

Es menor que él por dos años. Viene a la misma secundaria que su hermano y, tal y como él, es muy popular en su año, además de que tiene la belleza propia del apellido Harrison.

Si fuera un año mayor y si mi orientación sexual no estuviera tan opacada por Grey, esta chica de seguro me gustaría.

¿Por qué me está hablando?, no lo sé, pero bienvenidos sean los Harrison últimamente.

Aún así, su presencia me pone nerviosa ya que es la primera vez que la veo en persona pero tengo una lucha interna intentando encontrar mi voz.

—Eres la hermana de Christian, ¿no es así?, la que cursa en segundo año.

—Esa soy yo.—Tira su cabello hacia atrás y me hace seña para que la siga.

Ambas caminamos por el pasillo y un silencio un tanto tenso se apodera del ambiente hasta que Audrey decide hablar.

—Te preguntarás cómo sé de ti, ¿verdad?

Yo asiento,—Un poco.

—Todo el mundo habla de ti desde la semana anterior.

Me paro en seco y Audrey da unos pasos delante de mí antes de notar mi parálisis. Se voltea hacia mí y me observa preocupada.

—¿Entonces sabes qué hablan de mí?

—Sí.

Mi corazón deja de latir por un segundo y Audrey parece notar lo afectada que estoy, así que se acerca y toma mi mano entre las suyas, arrugando sus cejas.

—Tranquila, no te juzgo. Muchas chicas quieren a mi hermano, estoy acostumbrada a estas cosas.—Me da una cálida sonrisa y yo reacciono.

—¡No es lo que crees!—Niego con la cabeza,—Es una mentira.




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