Mi Amor de Secundaria

Capítulo 18.— El partido

Y ahí estábamos.

Mason a mi derecha y Madison a mi izquierda, como si no pudieran siquiera caminar uno al lado del otro, sin embargo, decidí no decirles nada sobre la situación que estuviesen pasando. Ellos ya lo hablarían entre sí y ninguno me contó nada aún, así que debo apoyarlos en lugar de presionarlos más de lo que ya deben estar.

Luego de dos horas de historia con el profesor más pesado del mundo, por fin llegó el momento que la Erica de siempre tanto esperaba cada año con ansias.

El primer partido de básquet.

Sí, cada año iba a ver el juego de nuestro equipo principalmente por Christian, pero era también el mismo deporte el que me cautivaba, tanto verlo como jugarlo.

Aunque debo admitir que voy para ver a Christian.

La mayoría de alumnos que recorren los pasillos de Belmont esta vez iban todos en una misma dirección: Hacia la cancha de básquet. Así que mis mejores amigos y yo fuimos arrastrados hasta salir al patio de la institución, donde los estudiantes comenzaron a expandirse mejor, algunos pararon un momento en los bancos, otros iban en dirección hacia la cancha y los últimos paraban en la cafetería por un batido. Nosotros fuimos parte de este último grupo.

Hicimos la fila y tardaron menos de un minuto en recibirnos, seguramente porque había más personal que de costumbre para que nadie se atrasara antes de ver a nuestro glorioso equipo de básquet jugar su primer juego, aún así este era solo un juego de práctica. Las competencias comenzarían recién la semana entrante, pero Belmont es tan fiel que, como cada año, vamos a alentar a nuestro equipo ya que estos siempre nos llevan a la final de campeonatos de básquet entre institutos.

—Un batido de vainilla y otro de chocolate, por favor.—Dijo Mason a la mujer que nos atendía. Esta asintió y fue a por la máquina de donde hacía sus especialidades a llenar dos vasos con los gustos preferidos de mi mejor amigo.

A los pocos segundos ella regresó con la orden de Mason.

—¿Algo más?—Le pregunta.

Mason me da una mirada dudoso y yo niego con la cabeza. Entonces él mira a Madison, quién nos esperaba a lo lejos, fuera de la fila desde que estuvimos a dos personas de llegar y luego vuelve a mirarme.

—¿Tu crees que pueda enojarla más de lo que ya está?—Me pregunta con un brillo de ansiedad en sus ojos.

—No lo creo.—Le digo encogiéndome de hombros.—Pero qué puedo saber yo, aún no me contaste qué sucedió entre ustedes.

Él se muerde el labio y me da una mirada diciendo 'luego te lo diré todo' que me hace sonreír.

—Haz lo que sea que estés pensando.—Lo aliento y él asiente, volviendose hacia la mujer que seguía en espera de su respuesta.—¿Podría darme un batido de fresa?, por favor.

Ella asiente y se dirige hacia la máquina para llenar un vaso con el gusto dicho. Mason me mira y yo le guiño un ojo en aprobación.

—Lo recordaste.

—¿Cómo podría olvidar su gusto favorito?—Me dice nostálgico,—Fue lo primero que supe de ella.

Sus mejillas se tornan de un color levemente rojo mientras sus ojos verdes se pegan al suelo y sin dudas esa expresión fue la más tierna que habría visto jamás en él.

Golpee ligeramente su hombro cuando la mujer volvió con el batido de fresa y Mason le agradeció. Me dio uno de sus batidos para poder pagar y recoger el de fresa.

Nos dirigimos hacia Madison y Mason le tendió el batido de fresa antes de que ella pudiera rechazarlo. Aunque supe que no lo habría hecho cuando vi como las mejillas de Madison se ruborizaron mientras caminábamos detrás de Mason hacia la cancha de básquet.

—Sentemonos allí.—Dice Mason señalando un espacio en las tribunas,—Antes de que nos lo quiten. No quiero quedarme parado como idiota viendo todo el juego.

Madison y yo asentimos mientras seguimos a nuestro mejor amigo hacia los asientos de espectantes. Subimos pidiendo permiso a las personas que ya estaban sentadas hasta llegar a nuestros lugares, donde comprobé que se podía ver perfectamente el juego.

Lo primero que llamó mi atención, sin contar el hecho de que casi todo el instituto estaba llegando en grandes cantidades, fue el equipo de sonido que había en medio de dos tribunas enfrente nuestro, al otro lado de la cancha. Ese era el mismo que usaron el primer día de clases. Al parecer lo estaban conectando todo porque el director se presentó al partido y estaba hablando con otros profesores mientras que algunos alumnos de la clase de tecnología arreglaban y ajustaban los aparatos.

Una vez terminado todo y con la mayoría de alumnos ya presentes, el director de Belmont recibió el micrófono inalámbrico y comenzó a anunciarse.

—Buena tarde estudiantes. Como sabrán, hoy es el primer partido de práctica de nuestros querido equipo así que les agradezco que vengan a darles ánimos ya que la semana entrante comenzarán los juegos de campeonato.—Hizo una pausa para sonreír con entusiasmo,—Sin más que decir, ¡he aquí nuestros jugadores estrellas!

Luego de eso nuestro equipo comenzó a salir de detrás de las tribunas que estaban a espaldas de la escuela y me percaté de que estaban esperando ahí para que el anuncio del director quedara perfectamente coordinado.

Salieron en fila a los costados de la tribuna y las chicas que estaban sentadas en las mismas comenzaron a gritar fuertemente cuando Christian apareció a la derecha. Ahí, con su uniforme de basquetbolista negro y rojo en su completa perfección. Le quedaba tan bien todo lo que llevara puesto, pero sin dudas vestirse así derretía más corazones que con cualquier otra prenda de ropa.

Tras él salieron los contrincantes, quienes también eran alumnos de Belmont pero un equipo que nadie alentaba, como si fuesen suplentes del equipo oficial.

Christian y sus compañeros fueron a une extremo de la cancha e hicieron un circulo entre ellos para hablar sin que nadie los escuchara, aunque era imposible hacerlo a tanta distancia y con el gentío gritando tanto. Luego de un minuto de lanzar vítores hacia el glorioso equipo de Belmont, estos se posicionaron en sus lugares de juego.




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