Mi Amor de Secundaria

Capítulo 29.— La mentira

Río abiertamente al ver a Christian llevarse a Erica casi a rastras hacia los vestidores. Sacudo la cabeza mordiendo mi labio inferior. La verdad es que aún me cuesta creer que esté hablando por fin con su chico Grey, no porque piense que él no esté al alcance de ella, por supuesto que lo está, pero tuvo que esperar muchos años para llegar al lugar que está viviendo ahora. Es increíble.

Esa es mi Ana.

Bueno, ahora también es de Christian. Pienso sonriente.

Al instante un ruido fuerte y un leve dolor resuenan por mi cuerpo, interrumpiendo mis pensamientos.

—¡Ay!—Suelto un grito cuando vuelvo a la realidad y soy consciente de que acabo de chocar con alguien.—¡Lo siento!—Hablo con la persona que acabo de tirar al piso accidentalmente. Le extiendo la mano mientras bajo la vista.

Es entonces cuando mis ojos se encuentran con otros de color azul intenso y por un instante pienso en quitar mi brazo. Sin embargo, me limito a esperar hasta que la niña Harrison toma mi mano y la ayudo a levantarse nuevamente.

—Descuida.—Responde Audrey tímidamente mientras que acomoda sus rizos rojos.—Fue un accidente.

—Así es.—Afirmo intentando forzar una sonrisa pero mis labios apenas alcanzan a levantarse hasta quedar en línea recta.

No puedo evitar analizar su vestimenta y, a pesar de casi odiarla sin razón lógica pero aparente, debo admitir que se ve fenomenal. Lleva un top blanco simple que le queda un poco holgado denota su ombligo junto con una falda negra y botas del color del mismo color. Ella me ve al mismo tiempo y ambas notamos como llevamos maquillajes similares también. La única diferencia es que ella tiene todo su cabello recogido en una coleta alta, dejando caer un mechón rizado al costado de su pálido rostro.

—¿Esa es tu vestimenta para la sesión?—Pregunto torpemente, siendo que es muy obvio.

—Sí.—Me dedica una sonrisa al oír la naturalidad de mi voz,—Veo que tu llevas algo muy parecido, ¿será que nos fotografían juntas?

Niego con la cabeza algo dudosa,—Tus padres y los de Erica me dijeron que serán fotografías de chicos con chicas.

—Tienes razón. Aunque bueno... en realidad yo iba a estar sola si no fuera porque—Ella se calla rápidamente y aclara su garganta antes de volver a hablar con nerviosismo,—Olvídalo.

—¿Te van a fotografiar con Mason, verdad?—Decido ser directa.

Audrey baja la cabeza avergonzada luego de asentir en afirmación y siento como mi pecho se oprime.

Resulta ser que, cuando llegamos a la agencia Mason decidió acompañarnos hasta este lugar. Los Harrison lo vieron y le ofrecieron ser uno de los modelos de esta temporada. Lo extraño es que Audrey ya se lo había pedido antes y él no aceptaba, pero supongo que lo habrá hecho ahora que fue capaz de ver por su cuenta cómo es el mundo de los candentes modelos de revistas.

Mis ojos van más allá de la pequeña Harrison delante de mí y observo a Mason, sentado frente a una mujer que pasa varios productos de maquillaje en su rostro, intentando hacerlo lucir completamente apto para estar frente a todas esas súper cámaras.

Está tan hermoso así, no entiendo qué más intentan perfeccionar.

—Detente.—Me digo a mi misma, intentando negar mis absurdos pensamientos.

—¿Eh?—Pregunta la hermana de Christian confundida, volviendo a alzar la cabeza.

—Quiero decir,—Trago saliva y pongo una mano sobre su hombro,—Detente. No bajes así la mirada. Ya te lo dije, a ti y a Mason, estoy feliz por su relación. Se ven tan bien juntos que era de esperarse que terminaran modelando juntos.—Le informo, aunque decir cada una de esas palabras me quema por dentro.

Audrey me da una sonrisa de boca cerrada mientras me ve fijamente a los ojos y pienso en lo mal que estoy por casi odiarla. No es su culpa que Mason se haya fijado en ella, después de todo es muy hermosa y parece ser genuinamente amable. Tendría que sentirme feliz por Mason, él encontró a alguien tan linda como la menor de los Harrison.

Mason está con alguien que no dudó ni un segundo en estar con él.

Bajo mi mano del hombro de Audrey y la aprieto en un puño a mi costado. Mi corazón late rápidamente y mis ojos arden. Vuelvo a ver a mi mejor amigo varios metros detrás de la pequeña Harrison y noto como terminan de maquillarlo. Me sorprendo al ver el increíble trabajo que hicieron en él. La mujer que lo hizo se levanta, le dice algo y luego se va. Mason se ve en un pequeño espejo redondo sobre la mesa y no puedo evitar sonreír ante esa acción.

No es un hada madrina, es un maldito príncipe de disney.

Mis pensamientos se vuelven blancos cuando los ojos verdes de Mason se cruzan con los míos. Reparo en lo jodidamente bien que se ve cuando decide levantarse de su asiento y mis ojos caen en la abertura de su camisa. Él tiene todos los botones desabrochados y dejan al descubierto su definido cuerpo. Lo miro completamente embobada pero una voz me hace reaccionar tarde.

—Madison.—Dice Audrey, sacudiendo ligeramente su mano frente a mí.

—Lo siento, ¿qué?—Pregunto tontamente.

Ella me sonríe dulcemente,-Decía que te agradezco, pero no es una relación oficial.

—¿Eh?—Vuelvo a cuestionar, esta vez con mayor atención.

—Me temo que Mason exageró con esa palabra.—Audrey parece decepcionada de lo que dice,-Yo quería una relación, pero él dijo que debíamos ir lento, que tenía que pensar en todo esto y que tiene problemas internos consigo mismo que debe superar antes de mantener un noviazgo.

'Problemas internos que debe superar.'

Abro levemente la boca en sorpresa ante su confesión y no puedo evitar mirarla confundida y con impresión.

Mason me había dicho que eran pareja.

Mintió.

Vuelvo a ver al chico rubio a metros de distancia detrás de Audrey y para mi sorpresa, él camina hacia nosotras. Su mirada fija en la mía.

No lo pienso dos veces.

Me despido de la pequeña Harrison y me dirijo hacia la dirección en la que Mason viene. Mis pasos son inconscientes pero seguros, mi mirada en él es fija y la de él en mí igual. Estamos a dos metros de distancia, ambos caminando hacia el otro. Un metro de distancia. Menos de un metro. Y es cuando Mason deja de caminar, creyendo que yo lo imitaría y quedaríamos frente a frente, que sigo caminando y lo paso por un lado, haciendo que nuestros hombros choquen bruscamente. Siento un poco de dolor gracias a eso pero le resto importancia. Pienso en que tal vez se volteó a verme, pero sigo con mi camino y decidida salgo por la puerta de aquel estudio.




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