Mi Amor de Secundaria

Capítulo 32.— La duda

—¡Cuéntamelo todo!—Exclama Madison emocionada, sentándose en su pupitre.

—Al menos deja que me siente, ¿sí?—Le digo cansada.

Ella se cruza de brazos luego de dejar las cosas escolares que trae consigo sobre la mesa y me fulmina con la mirada para presionarme aún más mientras me dejo caer en mi asiento, sintiéndome agotada y soñolienta.

—Tenemos quince minutos antes de la primera hora, así que sé totalmente detallista.—Madison hace una pausa, como si estuviera pensando algo.—Bueno, excepto si tuvieron sexo. Puedes omitir esa parte o decir que te gustó y ya.—Añade, haciendo una mueca de desagrado.

—¡No hicimos nada de eso!—Le aclaro, sintiendo mis mejillas arder.—¿Quién hace eso en la primera cita?

Madison abre la boca para hablar pero la cierra al instante, arrepintiéndose de lo que pudiera haber dicho. Desvía la mirada algo avergonzada mientras juega tímidamente con las manos sobre su regazo.

—Bueno...

—De alguna forma lo veía venir.—Suelto un suspiro ante su indirecta confesión,—Hasta te creería capaz de usar lencería en la primera cita.—Bromeo.

El sonrojo de Madison se vuelve más intenso,—Pues...

—¡Oh por Dios!—Grito asombrada,—¿Es en serio?

—Me gusta ir al punto.—Dice, reincorporando su postura indiferente.—¡Pero ya!, estábamos hablando de la virgen Erica.

—Creí que habías superado eso.

—Nunca lo haré, nena.—Me guiña un ojo y su risa contagiosa provoca la mía.—Ya, quince minutos, empieza.

Rodee mis ojos. Ella tenía razón. Después de recibir mi primer castigo del año, me propuse llegar puntual e incluso más temprano. No planeaba volver a pasar por eso, además de que recordaba como el profesor iba en serio con lo de que no sería considerado si había próxima vez.

Nos burlamos un poco más entre nosotras hasta que por fin logramos ponernos serias y le cuento todo lo ocurrido en la cita con Christian. Ella me escucha con suma atención y silencio, sin embargo, de vez en cuando suelta unos "aw" cada vez que menciono al pequeño conejo blanco y asiente menos emocionada cuando menciono a Christian.

—Cuando llegué a casa nos despedimos con un beso y arrastré a Emma dentro después.—Finalizo.

Madison sostiene su barbilla, mirándome como si estuviera realmente concentrada en mi historia con sus ojos entrecerrados y sus labios estirados.

—De acuerdo. Ahora que estoy consciente de toda la situación, vamos con la pregunta seria.—Dice seriamente, tensándome un poco. Ella se incorpora y se cruza de brazos,—¿Cuándo visitaré a Bugs Bunny?—Pregunta, refiriéndose a mi pequeño nuevo amigo.

Me quedo boquiabierta ante la pregunta tan absurda que acababa de hacerme y me golpeo de forma inconsciente la frente con la palma de mi mano, logrando causarme un pequeño dolor.

—Por favor no me digas que es la pregunta seria.—Me quejo.

Madison sonríe burlonamente,—Claro que no, tonta.—Se inclina hacia mi para darme un golpecito en la frente, regresando mi momentáneo dolor por la palmada de recién.—Aunque querré verlo algún día, eso hay que hablarlo luego.

—Pero ahora ve al punto.—Le digo impaciente, frotando mi frente.

Ella se aclara la garganta exageradamente y eleva su mano hecha un puño frente a mí,—Te dijo que le gustas,—Levanta el dedo índice en forma de enumeración,—te besó,—Levanta el dedo del medio,—tuvieron una cita,—Exclama levantando el anular y luego hace una pausa,—¿Eso es todo hasta ahora?—Asiento en afirmación y ella me muestra sus tres dedos levantados,—Esas tres cosas ya sucedieron, solo faltan otras dos.—Baja esos dedos y levanta el meñique,—Quedaría este y...—También hace aparición su pulgar.—Este.

—¿Y qué son?

—Pues uno es que tengan sexo.—Dice casualmente señalando su dedo meñique y yo casi me atraganto con mi propia saliva. Ella ríe,—Pero conociéndote, primero iremos con el pulgar.

—Que significa...—Comienzo por ella.

—Averiguar cuál es su relación.—Finaliza seria.

Me quedo sin palabras luego de escuchar esas palabras, las cuales provocaron mil pensamientos dentro de mi cabeza, pero todos cuestionaban lo mismo: ¿Qué eramos Christian y yo?

Madison tenía razón, yo no sabía la respuesta a eso. Por lo que tengo entendido, las citas son entre personas que se gustan y desean conocerse más, pero jamás me cuestioné el después. No diría que somos amigos, porque los amigos no se besan, ni se desean, ni sienten nada más que amistad. Yo no siento eso por Christian.

Él en serio me gusta.

Y debo admitir que los años en los que estuvimos distanciados por mi miedo a hablarle, lo que sentía por él era atracción física al final de todo, porque nunca tuve la oportunidad de conocerlo personalmente y solo tenía mis suposiciones sobre que era buena persona y todo eso, además de los muchos rumores de lo bueno que era en las relaciones íntimas.

Ahora que hemos pasado por tanto, sé que le gusto, o eso creo. Pero gustarle no significa que me vuelva algo serio para él. ¿Y si le gusto solo de forma física como él me gustó años atrás?, ¿O acaso es que le gusto más profundamente que eso?, ¿Qué somos ahora?

Mil dudas rondando mi cabeza, cientos de preguntas que no tenían respuesta. Durante estos meses, Christian y yo tuvimos momentos en los que nada era realmente serio, y ahora puedo reflexionar en cada situación, haciéndome creer que nada en sí tiene sentido alguno, a pesar de que todo lo ocurrido con él hasta ahora me haya puesto los pelos de punta.

Todo era tan confunso.

Solo sabía una cosa, y era que Christian Harrison, el chico que me gustó durante toda la secundaria, aquel que deseaba tanto y me resultaba tan inalcanzable, me gusta, pero no como antes, me gusta más allá del físico, más allá de todo lo que creía sobre él. Desde la distancia apreciaba su belleza irreal e imaginaba que era un ser sumamente perfecto también en lo personal, pero conociéndolo aprendí de su arrogancia, de su soberbia y de lo egocéntrico que puede llegar a ser, además de muy frío e hiriente.




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