Mi Amor de Secundaria

Capítulo 40.— La salida

—Sigo creyendo que es innecesario.—Le reprocho a Madison.

—¡Shhh!—Me calla, tirando de mi cabello y luego sigue peinándome.

Suelto un suspiro y ambas seguimos viendo el video que está siendo reproducido en mi teléfono.

En él observamos como Christian y yo nos besamos cada un minuto, y este dura en total unos diez minutos.

Nos susurramos cosas sobre lo que hicimos anoche, él me insiste para volver a hacerlo y yo le digo que sí pero luego me niego, y él me castiga absteniéndose de besarme unos segundos antes de estampar bruscamente sus labios contra los míos y diciendo que no pudo resistirse tanto tiempo.

—Diablos.—Susurra Madison mientras vemos como suelto jadeos exagerados cuando Christian besa mi cuello.—De verdad estabas ebria, ¿eh?

—Déjame en paz, sigo sin...

—Recordar nada, ajá.—Finaliza ella por mí.—Aún así, es increíble ver eso.—Dice refiriéndose al video, en el cual Christian y yo nos damos un último beso apasionado y el video termina por fin.—De repente estoy excitada.

—¡Madison!—Me quejo, tirando mi teléfono lejos de mí sobre la cama y soltando un gruñido.—Todavía no puedo creer que esto lo haya visto Emma.

—¿Te imaginas que luego de verlo sienta atracción por Christian?—Pregunta Madison de forma divertida.—Porque yo ya me siento así.—Bromea ella.

—Ya basta.—Digo molesta, tapándome la cara con mis manos.

La oigo reír, pero no dice más. Nos quedamos unos minutos en silencio mientras siento sus manos acomodando mi cabello hasta que finalmente las baja.

—Ya está.—Me informa Madison, levantándose de la cama y obligándome a hacerlo también.

Me lleva hasta su armario, abre la puerta del mismo y me encuentro con un espejo largo y de marco dorado, el color que invade la mayor parte del cuarto y que ya es muy característico de mi mejor amiga.

Veo mi cabello de arriba recogido en una mini coleta, mientras que queda suelto abajo y unos mechones castaños caen sobre mi frente a los costados de mi rostro.

Bajo la vista hacia los jeans negros que Madison me prestó y la blusa amarilla de mangas largas que se ciñe a mis pechos y brazos, quedando suelto de mi cintura hasta mis caderas.

Madison rebusca algo entre las varias prendas a nuestro lado, dentro de su guardarropas, y saca de una percha una chaqueta de estilo militar que no tarda en ponerme y luego se me queda viendo a través del espejo, al igual que yo a mi atuendo.

—Wow.—Logro decir ante lo bonita que Madison logró hacerme ver.

—Sí.—Susurra ella, examinandome de arriba abajo.—Demonios, de verdad debería considerar volverme homosexual.

Suelto una risa leve y me volteo a verla.—No podrías hacerlo.

—¿Por qué no?

—Una palabra.—Le muestro mi dedo índice.—Mason.

Madison se sorprende pero rápidamente cambia su expresión a una calmada.

—Bueno... Al menos bisexual.—Se defiende ella a la vez que sus mejillas enrojecen y yo suelto una carcajada.

—Estás tan diferente, pero para bien.—La halago.—Aún no puedo creer que estén saliendo.

—Ni yo.—Dice sonriendo tímidamente.

—¿Qué pasó con Audrey?—Pregunto al recordar que, cuando Madison me habló de eso*, no mencionó en ningún momento a la menor de los Harrison.

—Digamos que no lo tomó ni muy bien, ni muy mal.—Me informa mordiéndose el labio.—Me siento un ser humano horrible por eso.

—Hey.—Llamo su atención, tomando su rostro entre mis manos.—No te sientas así, no es tu culpa que a Mason le gustes tú y a ti te guste él, nadie puede controlar los sentimientos.

Ella fija sus ojos al suelo durante unos segundos y luego me ve directamente, un brillo extrañamente hermoso invade su mirada.

—Erica.

—¿Sí?

—¿Tú crees que....—Hace una leve pausa, torciendo los labios.—... sea capaz de enamorarme de Mason?

Su pregunta me hace agrandar mis ojos y abrir mi boca ante la sorpresa que recorre mi cuerpo. Sin embargo, esa sensación es reemplazada al instante por felicidad y emoción, y en un abrir y cerrar de ojos esbozo una enorme sonrisa.

—¿Eso es lo que estás sintiendo?—Pregunto ansiosa.

—No lo sé, jamás me he sentido así con nadie y tú sabes que he salido con muchos,—Ruedo los ojos ante su comentario vulgar pero ella continua.—Pero Mason es diferente.

—Tal vez sea porque él te conoce como nadie jamás, y a pesar de haber sido amigos por tanto tiempo, Mason fue el chico con quien tuviste la relación más larga de tu vida.—Ladeo mi cabeza, mirándola divertida.—Solo que tus sentimientos y los de él fueron desarrollándose más allá de la amistad.

Ella no dice nada, solo me sonríe y procedemos a abrazarnos fuertemente, dándome otro precioso recuerdo de nuestra amistad.

Cuando nos separamos, paso por su cama para recoger mi teléfono y sonrío al ver la hora, estando consciente de que Christian llegará en cualquier momento.

—Erica.—Me llama Madison y yo me volteo a verla. Ella da unos pasos hasta mí y me ve seria.—¿Y tú?

—¿Yo?—Pregunto confundida.—¿Qué?

—¿Estás enamorándote de Christian?

Mi sonrisa desaparece lentamente ante su pregunta y dejo caer mis brazos a los costados de mi cuerpo mientras sostengo el teléfono en una de mis manos.

—¿Erica?—Habla Madison, sacudiendo su mano frente a mí, aunque no he pensado en nada que me haya alejado de la realidad.—¿La pregunta te incomodó?, lo siento, no tienes que responder, fue por pura curiosidad solamente.

—Está bien.—La tranquilizo, aclarándome la garganta.—Pero creo que es muy temprano para responder eso, ¿no crees?

—No lo sé, es que a ti te gusta desde hace años, y hace meses que tienen este "algo" que terminó convirtiéndose en un noviazgo, entonces creí...

—Es muy pronto, Madison.—Le informo.

Aunque la verdad es que su pregunta me dejó pensando en ello.

Ella se me queda viendo y estoy a punto de volver a hablar al respecto cuando mi teléfono vibra en mis manos, lo reviso y veo un mensaje de Christian diciéndome que ya llegó.




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