Mientras oigo al profesor hablar sobre gobiernos cívicos militares en los países suramericanos, tomo nota de lo que puedo, pienso también en todos los arreglos que se deben comenzar a hacer para el Festival de Invierno, además de seguir repitiéndome mentalmente que he conseguido una beca, y para aumentar mi felicidad veo de vez en cuando como mis mejores amigos se ven como un par de enamorados.
Mi mente está llena de pensamientos felices en este momento.
Hasta que sucede.
—Adelante.—Dicta el profesor Connor con un aire ofendido tras la interrupción de su explicación mientras nos pide un momento y deja su libro sobre su escritorio.
Todos dejamos nuestras notas, o bueno, los que sí tuvimos algo que anotar, y como es de esperarse, toda la clase enfoca su atención en el alumno que acaba de entrar al salón.
Este se dirige al profesor y cuando parece que va a hablar, se detiene y echa un vistazo lento a toda la clase para percatarse de que todos hicimos silencio, también para por un segundo en algún alumno o alumna y luego se acerca más al profesor, susurrandole lo que todos esperábamos poder oír.
El señor Connor se separa de él y lo ve con esa expresión que hacen los maestros cuando dudan de permitirnos algo o no, pero finalmente asiente y el chico sonríe.
—Bien chicos, dejemos que el señor que acaba de interrumpir mi clase diga lo que debe decirle a una persona especial de mi clase.—Dice con una falsa emoción y se sienta en su escritorio, dejando al alumno decir lo que deba.
El chico que desconozco se queda parado mirándonos a todos y nosotros a él, con el mayor silencio que nos es posible hacer cuando recibimos el regaño de un profesor o cuando estamos en medio de un examen.
—Hoy estoy aquí, a un par de semanas del Festival de Invierno, por ti.—Él hace una pausa luego de decir las palabras en voz alta y con sumo espacio entre cada una.—Ashley Bell.—Dice el nombre de una de mis compañeras de clase muy claramente y al instante todos nos volteamos a ver al centro, donde yace la chica que fue nombrada.
Sin embargo, la atención recaída en ella al instante va hacia el estrendoroso ruido que suena a los pocos segundos de las últimas palabras dichas en la silenciosa aula.
Por la puerta entran entonces un grupo de chicos que llevan consigo varias cosas que no logro reconocer hasta que se paran detrás del primer alumno que entró y arman la escena.
Dos chicos se arrodillan a los lados del primero sosteniendo un equipo de música portátil y un ramo de rosas blancas, mientras que los otros dos que entraron se paran a un metro de los otros y detrás para luego alzar los brazos hacia arriba sosteniendo una especie de súper mega cartulina que cae hacia abajo, dejando ver un cartel con letras hermosas y bien escritas mientras dan a sonar Kiss me de Ed Sheeran.
¿Quieres ir al Festival conmigo?
Todas las chicas, incluyéndome a mí y a mi mejor amiga, respiramos hacia adentro, ahogando un chillido, mientras apreciamos como el chico que me es desconocido toma el ramo de rosas a la vez que da pasos lentos hacia Ashley, quien tiene la boca cubierta con sus manos.
—Ashley Bell.—Él repite su nombre una vez la alcanza, mirándola con una sonrisa y lentamente se arrodilla frente a su pupitre.—¿Qué dices?
Nuestra compañera se toma unos segundos antes descubrir sus labios, los cuales portan una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos se hacen vidriosos.
—Sí.—Susurra, y aunque la oímos perfectamente debido al silencio causado por la tensión del momento, ella vuelve a hablar.—Sí quiero ir al Festival de Invierno contigo, Aiden.—Ella se levanta y él llamado Aiden la imita.—¡Sí!
Todas las chicas gritamos de felicidad, algunas tan agudas que mis tímpanos duelen por un momento pero lo ignoro.
Los chicos por su parte silban, atribuyendo algo a la celebración y todos juntos vitoreamos por la increíble invitación de Aiden para Ashley, quienes no tardaron en abrazarse y besarse frente a todos, consiguiendo un aumento en el volumen de la celebración.
—Bueno, no se pase de listo señor.—Los interrumpe el profesor Connor, poniéndose entre medio de ambos.—Y usted tampoco, señorita Bell.
—Lo siento, profesor.—Le dice ella avergonzada bajando la vista durante un momento.
—Lo siento también, señor.—Se disculpa Aiden, sin borrar su sonrisa.
El profesor los ve mal unos momentos antes de palmear sus hombros, logrando que estos lo vean directamente y les regala una sonrisa genuina.
—Muchas felicidades, jóvenes.—Los felicita, haciendo que ellos sonrían también y luego regresa a su porte serio cuando la campana suena, anunciando el paso de otra hora.—De acuerdo, ustedes váyanse rápido con sus profesores.—Le ordena al alumno que interrumpió su clase y a su séquito. Estos se despiden tanto del profesor como de Ashley y se van por donde vinieron.—Y ustedes, salgan ordenadamente al pasillo y espérenme ahí un momento, el director tiene una presentación sorpresa para ustedes.
Al instante todo el mundo se levanta de sus mesas y se dirige hacia la puerta, saliendo de a grupos mientras hablan por lo bajo.
Madison, Mason y yo hacemos lo mismo, saliendo hacia el pasillo y apoyándonos sobre las paredes del pasillo.
—Todavía estoy en shock.—Susurra Madison con una plena sonrisa en su rostro y cierra los ojos, suspirando.—Que hermosa invitación la de ese chico Aiden, fue la mejor que he visto en mis dieciocho años de existencia.
—Pff, fue terrible.—Se queja Mason.
—¿Qué?—Madison abre los ojos y al instante frunce el ceño mientras ve a mi mejor amigo.—¿Cómo puedes decir eso?, si fue tan lindo.
—Por favor, fue muy exagerado.—Le responde él, torciendo los labios.—¿O acaso vas a decirme que no se pasó con todo eso?, ¿En serio era necesaria la canción?
—¡Claro que sí!, pero tú no sabes lo que una chica quiere que hagan por ella, tu invitación fue tan simple.—Refunfuña ella.