No podía articular palabra alguna tras las palabras de Audrey, sin embargo, tampoco quería porque me daba miedo saber hacia dónde iría el resto de nuestra conversación.
Mi corazón late con fuerza, como si hubiese corrido un maratón de varios kilómetros en muy poco tiempo, alegando también a ese sentimiento el hecho de que mis piernas están temblorosas, pero me esfuerzo por no darlo a notar en el resto de mi cuerpo.
Estoy a punto de derrumbarme en una crisis emocional, dejando escapar lágrimas totalmente repentinas de mis cristalinos ojos, hasta que mi subconsciente aparece, dándome una bofetada de vuelta a la racionalidad.
Y me reincorporo, aclarando mi garganta con el menor ruido posible mientras veo a Audrey con la frente en alto a pesar de que medimos lo mismo.
—¿Por qué debería creerte?—Pregunto en un tono neutro, casi frío, al ser consciente de que está acusando a mi novio sin mostrar pruebas algunas a la vez que me dijo eso.
Creo que es más que obvio que entre ambos, yo debo estar en defensa de Christian, después de todo su hermana y yo no somos las mejores amigas, apenas si hablamos, por lo que su acusación es razón suficiente para hablarle como lo hago.
—Oh, bueno...—Ella juega con sus dedos, fijando la vista al suelo unos instantes, viéndose tan inocente y tierna como siempre, pero su expresión pensativa me hace dudar aún más de sus acusaciones, consiguiendo que su imagen se vea como todo lo contrario a lo que presencié hace un momento.
—Audrey, no quiero ser maleducada.—Digo impaciente, intentando controlar mis enormes ganas de ir en contra de mis propias palabras.—¿Pero en serio tienes el descaro de venir a decir cosas semejantes de mi novio?, o mejor dicho, de tu hermano, que es peor aún.
La pequeña Harrison parece sorprenderse un momento ante mi contestación, pero rápidamente se reincorpora, dando a notar un aire sumamente calmado junto con una sonrisa de boca cerrada.
—¿Quieres las pruebas?—Me pregunta, casi pareciendo una burla, siendo así mi turno de sorprenderme ante los comportamientos tan inusuales de ella.—Te las daré, tu solo ven a verme luego de la escuela en mi casa.—Dice ensanchando su sonrisa.—Tengo entendido que sabes perfectamente dónde es.
¿Qué demonios le sucede?
Quiero preguntarlo en voz alta, pero me lo callo, intentando mantener mi posición firme y madura, sin embargo, dejo salir todas las dudas que tengo en este instante antes de tener que esperar hasta el final del día para verla, sabiendo que puede responderlas sin necesidad de mostrarme pruebas.
—¿Por qué haces esto?—Digo luego de pensar un poco.
—Porque quiero que sepas con quién estás.—Me responde sin vacilar.
—¿Por qué?
—Se supone que somos amigas, ¿o me equivoco?—Pregunta ella sorprendida y luego de pensar unos momentos arruga el entrecejo.—¿Acaso somos amigas por causa de mi hermano?
—Claro que no.—Le respondo enseguida, sacando esa tonta idea de su mente.
—Bien, entonces debes saber que esto les hago a mis amigas.—Me explica segura.—Mostrarles la realidad para que sepan qué deben hacer. Aunque tu novio sea mi hermano, lo que te hizo no me parece correcto, y cuando logre hacer que me creas, tú serás la que tome una decisión con respecto a él.
—¿Sobre qué?—Pregunto, ya sin importarme dar a notar el efecto que sus palabras causan a mí, sobre todo las últimas.
Ella no me responde y camina hacia mí, pasándome por un lado de manera tan relajada y animada, dejándome ahí parada sin palabras mientras me volteo para verla. Audrey da unos pasos más antes de pararse y dar medio giro, dejándome ver su perfil.
—Nos vemos luego, amiga.—Se despide, guiñándome un ojo y camina lejos de mí, hasta que la pierdo de vista entre las personas que van y vienen por la zona.
Llevo una mano a la frente y automáticamente mis pies dan pasos seguros hasta el banco más cercano, me siento y dejo caer mis brazos a los costados de mi cuerpo, repasando todo lo que acaba de suceder.
Me encontré con Audrey, la hermana Christian, a quien no veía desde hacía rato, pero solo para que ella me dijera que mi novio, y reitero, su hermano, me mintió y difamó antes de que llegáramos hasta donde estamos.
Y aunque no debería creerle o siquiera considerar lo que dijo, no puedo evitar el desarrollar muchas preguntas tras esa breve conversación.
¿Por qué delataría de esa forma a su hermano?
¿Por qué me lo dice ahora?
Si fuera verdad, quiero decir, en caso de que existiera la mínima posibilidad de que Audrey no estuviese mintiendo, o equivocándose, porque no sería la primera vez que hay malentendidos entre Christian y yo, entonces...
¿Eso significaría que Christian me mintió?
Estos últimos meses con él, luego de tantas cosas que hemos pasado juntos, no me molesté en pensar sobre todo aquello que me costó el poder ser su pareja, sin embargo, ahora que lo hago, puedo recordar perfectamente aquel día que hablamos de ese tema, sobre la difamación, mi pregunta.
Y su respuesta.
La forma en la que me miró aquella vez, estando solos en la sala de enfermería, sus ojos decepcionados por mi desconfianza hacia él.
Pero Christian quiso demostrarme que era verdad, además de que actualmente sé tanto sobre él, me trató de formas que hicieron que confié ciegamente en él, compartimos tanto...
Y es por todo eso que me siento totalmente mal por tener esta incertidumbre dentro de mí, volviéndose tan grande con cada segundo que pienso.
Soy una novia terrible por siquiera considerar que Christian pudo mentirme.
Audrey debe estar jugando, quizás está molesta con Christian y por eso habla así de él, o sino debe tener celos por el hecho de que tal vez estoy acaparando demasiado a su hermano mayor. Es la teoría más lógica que tengo luego de haberla oído hablar con desprecio cuando mencionó que Christian se la pasaba mucho conmigo.
Por supuesto, una hermanita celosa que no mide sus palabras, es solo eso.