Capítulo 9
—¿Jano dónde está? —pregunto entrando a la casa.
—En su habitación —dice mi madre mientras dejo un beso en su mejilla.
—Estaré allá.
Camino quitándome las zapatillas, estoy demasiado cansada y sólo quiero dormir, hasta me ha afectado el cambio emocional que tuve en ciertas horas del día. Llamo a su puerta y abre como si hubiese estado durmiendo toda la maldita tarde, es un vago. Paso y me acuesto en su cama invitando a que él haga lo mismo.
—¿Qué te pasó? —me encojo de hombros sin querer hablar porque siento lo mismo que cuando fui a la psicóloga por primera vez, todo se resume en una palabra, lloradera—. ¿Tuviste un bajón? —asiento y este ríe abrazándome de manera que mi cabeza queda en su pecho, sintiendo el latir de su corazón—. ¿Sabes por qué razón? Siempre hay una razón tras tus bajones.
—No lo sé, siento que pudo ser un momento, pero es demasiado estúpido.
—¿El momento o la persona?
—No lo sé ¿Mi corazón, tal vez?
Nos quedamos en silencio hasta que me siento dormida, eso es lo mejor para cuando siento que las lágrimas harán que me rinda, no me gusta llorar, me sabe mal y sobre todo cuando son bajones sin sentido, cuando son bajones que ni siquiera yo noto.
—You're the closest to heaven that I'll ever be; And I don't wanna go home right now; And all I can taste is this moment; And all I can breathe is your life; And sooner or later, it's over; I just don't wanna miss you tonight.
—¿Quién tiene tan buen gusto musical? —cuestiono a mi hermano que veía su celular.
—No te va a gustar.
—¿Qué cosa? —inclino mi cabeza para ver la pantalla, pero no me deja.
—Primero dime, la razón de tu bajón está relacionada con Lautaro.
—No, es por lo que se dice de mí y él, siento que pueden arruinar toda la armonía de esa casa y mi trabajo también. Aunque no lo quiera admitir, tengo miedo de que lo que diga la gente nos aleje de lo común que hacemos.
—Mira —me tiende el celular.
Es una publicación de Lautaro en conjunto con su Mamá donde también está etiquetado su padre. Son fotos de los niños conmigo en la sala, en algunas salimos jugando, en otra están todos sobre mi, en una sale Angel dándome un besito en la mejilla, hay otra foto donde salgo a boca abierta por estar riendo mientras hacíamos el tiramisú, una de cuando fuimos a la playa y todos jugábamos y la última es de hoy, tengo los ojos cerrados y harina por mi cuerpo mientras que las chicas se ríen y a Jorge no se le ven los ojos por la harina.
“Monse, llegaste como una niñera a mi casa, sin embargo, como Flyn Rider te has robado nuestros corazones.
A raíz de ciertas cosas de internet, bien sabemos que no querías dar explicaciones ni nada, que no querías hacer de tu vida privada un dominio público, pero mis hijos están cansados de que la gente hable de ti y que tu no digas nada porque “no vale la pena”. Monse, ellos hoy fueron testigos de como lo que la gente dice, te afectó, de cómo los rumores superaron tu emocionalidad, por eso nosotros vamos a darnos la atribución, por ti.
Monserrat Vidal, ha firmado un contrato con nuestra familia, desde el 5 de este mes, ella cuida a mis hijos (Jorge, Gio, Gabri y Angel), desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde, son doce horas donde es la única persona con la que comparten, ella es una niña feliz, tranquila y sobre todo libre; dicen tanto de ella, pero nadie sabe que con su corazón puro y valeroso ella ha logrado cuidar de mis hijos, la quieren, valoran y respetan a tal punto de que me lloraron para que yo escribiera esto, porque les daba rabia e impotencia que jueguen con la imagen de una persona que nada ha hecho.
Formalmente y como familia le pedimos a la comunidad Futronina que borren publicaciones, historias y mensajes que estén en la red social, donde se difame el nombre e imagen de Monserrat Vidal.
Con cariño y respeto. Familia Zamora Frei; Borja, Graciela, Lautaro, Gabriel, Georgina, Jorge y Ángel”.
—Los quiero mucho —susurro antes de abrazar a mi hermano y comenzar a llorar como cuando estaba en el liceo.
—Ellos te quieren, Monse, por eso lo hicieron —asiento entre sollozos, la verdad es que no creí que se preocuparían por mi a tal punto de hacer esto.
Lo siento teclear y comienza a leer algunos comentarios en la publicación, la mayoría son mensajes buenos, abogando por mi y justificando que las redes se prestan para personas dolidas y envidiosas que sólo se dedican a repartir veneno en lugar de vivir, es gente que ve en otro lado lo que es sus casas pueden estar haciendo el ciego.
—Lautaro dice, Con Monserrat nos hemos comenzado a hablar hace sólo unos días y todo en consecuencia de que ella cuida a mis hermanos en la misma casa donde yo vivo (con mis padres), la gente dice cosas tan descabelladas que dan risa. Metanse en sus asuntos CTM.
Dejo salir una risita, también lee los de Enzo y Pablo que dicen algo similar pero con más groserías, río y seco mis lagrimas. Mi hermano besa mi frente y lo que había querido evitar durante todo el día, ha acabado sucediendo, para mi fortuna, mi hermano menor es el hombre que más me entiende, que más me conoce y diría que me conoce más que yo a mi misma.
—Está todo bien, gorda.
—Ya lo sé —susurro recibiendo un besito en mi frente.
—Pero —suspira entre una risita.
—Pero no lo sé —mascullo ahora molesta conmigo misma, me molesta muchísimo cuando me pasa esto.
—Bueno, lo vamos a dejar así.
—Dime que es lo que me pasa —pido y este niega riendo, él sabe y no me quiere decir.
—Con el tiempo lo sabrás —sentencia—. Ahora, vamos a comer porque me muero de hambre.
Se levanta y yo me quedo aún en su cama, no me pienso mover hasta que me diga que es eso que sabe de mi, se acerca y me levanta cargando mi cuerpo por sobre su hombro, como quiera yo no me voy a mover ni nada por el estilo, seré un peso muerto para él ahora. Nos lleva a la sala donde mi mamá nos espera, frunce el ceño y palmea mi trasero avisando que el pan ya está listo.
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Editado: 15.11.2024