Mi amor literario

5

Al despertar hice lo habitual, aseo y ordenar mi habitación para poder salir en la tarde. A las tres de la tarde, estaba lista para salir. Esta vez no deje que mis papás lo atosigaran con preguntas incomodas, esa vergüenza no quería repetirla.

—Ahora sí, antes de hacer lo que sea que vayamos a hacer quiero que me digas una cosa. —Lo encaré seriamente—. ¿Qué sucede de verdad entre tú y Fede?

—Mmmm… ¿la verdad? —preguntó dudoso.

—Si, la verdad.

—Creo que le gustas, no es solo un juego o comentarios que haga para molestar —contestó mirándome fija y seriamente—. Y todo lo que digo es solo para que no se haga ilusiones contigo, no creo que, aunque también sientas algo por él se pueda dar, él vive muy lejos. Es por su bien.

—¿Estás seguro? —indagué perpleja y dudosa—. Fede puede ser un poco exagerado con sus comentarios, pero no siempre es cierto lo que dice.

—Vale, soy hombre y sé reconocer cuando están coqueteando —explicó con firmeza—, ese “molestar” recurrente de él es un típico comportamiento, simplemente quiero evitar que se vea afectada su amistad si llegase a enamorarse de ti, solo eso.

—Entonces, solo lo haces para no dañar mi amistad con él —asintió seriamente—, ¿esa es la única razón?

Lo miré fijamente esperando una respuesta, algo que me diera una señal así sea mínima de lo que espero sienta.

—Bueno, deberíamos irnos —sonrió ampliamente y me tomó de la mano—, se nos hace tarde para lo que tenemos planeado.

—¿Qué? ¡Tramposo! —repliqué entre risas por su reacción.

Visitamos varias librerías, buscando el tan esperado y soñado último libro de Dan Wells de la saga “John Wayne Cleaver”, pero por más que preguntamos y buscamos, fue imposible encontrarlo. Sin embargo, ese y los días siguientes nos seguíamos divirtiendo.

Todos los días nos veíamos con la excusa de aprovechar las vacaciones, dado que él no se quedaría en la ciudad por mucho tiempo. Pero pensar en eso me deprimía mucho, de verdad me estaba enamorando cada día más de Ever, y con cada uno de ellos se acercaba el momento de la despedida.

Las conversaciones y videollamadas con el grupo fueron cada vez más constantes, conociéndolos por fin la cara a mis más queridos amigos virtuales. Maggie y Salomé era menores de lo que pensé, incluso menores que yo, pero quien más me sorprendió fue Fede, en realidad es un chico muy atractivo. Su rostro es fileño, blanco, delgado, ojos azules y cabello negro medio ondulado.

Debo aceptar que cuando lo vi, mis ojos se fueron un poco de más, por lo que tuve que aguantar el bullying de Salomé y Maggie por toda de una semana. Pero fuera de eso, Fede no mostró más señales de sentir algo por mí, por lo que el tema quedó encerrado en un baúl.

A principios de diciembre, Ever me llevó a la casa de su tía porque quería conocerla, pero al llegar no había nadie.

—Creo que llegamos tarde —comentó en un suspiro—, ya se fueron.

—¿A qué hora regresan? —pregunté curiosa.

—No lo sé, en un par de semanas o quizá el próximo año —contestó encogiéndose de hombros.

—¿Es en serio?

—Si, me dijeron que irían de vacaciones a… se me olvidó.

Me pareció un poco extraño, pero no le di importancia. Al tener la casa sola para los dos, decidimos hacer desastres. Fuimos primero a la cocina donde nos preparamos una “Salchipapa” con pollo, trocitos de salchicha, queso, lechuga, tomate —aunque la receta original no la lleve— y muchas papitas. A decir verdad, no estaba mal de sabor, pero la presentación si dejo mucho que desear.

—Lo siento mucho, pero yo no contrato al chef —comenté con fingida decepción—, se ve horrible.

—¿Disculpa? Déjame decirte que esta delicioso, aunque no lo parezca.

—Y no lo parece —dije terminando de masticar el primer bocado.

—Alto ahí, loca, ¿crees que después de quejarte de mi obra maestra culinaria, dejaré que te lo comas? —indagó con seriedad.

—Sí —contesté con toda la inocencia del mundo.

—Te detesto.

—No, tú me amas —exclamé con presunción fingida—, acéptalo.

—No sabes cuánto te amo —exclamó teatralmente—, oh mi querida Salchipapa.

—¡Jamás será tuya!

Después de risas y más payasadas, nos sentamos en la sala viendo una película para comernos el intento de comida rápida. Dejamos la cocina tal y como la encontramos, limpia, y nos dirigimos a seguir viendo otra película, una basada en un libro que ambos nos habíamos leído, Cazadores de sombras: ciudad de hueso. Al terminar, charlamos por horas haciendo comentarios y comparaciones sobre ambos. La mayoría quejas sobre los enormes cambios realizados a la historia original, provocando incontables burlas por parte de Ever. Según él, me quejo de todo y por todo.

Desde ese día fueron muchas las veces que, sentados en el sofá de la sala, me recostaba sobre su hombro a ver una película o solo hablar de cualquier cosa. Muchas veces acariciaba mi cabello, recorría mis brazos con sus dedos produciendo descargas eléctricas en mi sistema nervioso y cada vez que nos despedíamos, me tomaba por la cintura pegando mi cuerpo al suyo y me daba un largo y cálido beso en la mejilla.



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En el texto hay: amor a distancia, friendstolovers

Editado: 23.05.2025

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