Capítulo 21

El viaje a casa de Jin fue silencioso pero para nada incomodo. Cuando llegaron entraron a la casa como si nada hubiera pasado, ambos se dirigieron a la cocina y tomaron un vaso con agua, evitaban la mirada de cada uno,no habían mencionado nada al respecto del beso y aquello estaba volviendo loco a Jin,aunque pensó que sería lo mejor porque aún no sabía si quería que ella le gustase, si quería amarla, si quería que fuera su compañera de vida. Cuando llegó a aquella conclusión lógica, todo resultaba irrelevante porque ella se marchaba y así no tendría sentido discutirlo. Por otro lado el sabor de aquel beso le resultaba tan adictivo que el recordarlo lo hacía querer probar sus labios nuevamente, no acababa de entender porque Suk se había comportado de aquella manera y orillarlo a que la besara,o quizá él si lo deseaba y no lo quería aceptar. 

Suk - No tenemos porque tocar el tema - dijo para calmar un poco a ese hombre que ya la tenía mareada con tanta vuelta. 

Jin se tuvo que girar para no asentir, el sabia que si no lo aclaraban no podría dormir. 

Jin - Yo creo que si- y tomándola del brazo salió con ella rumbo a su despacho. 

Cuando entraron Suk tomo asiento en un sofá y Jin en su silla detrás de su escritorio, un silencio pesado envolvió el ambiente y aunque Jin buscaba desesperadamente respuestas simplemente no podía articular palabra, no sabía como comenzar a hablar sin ponerse en evidencia o peor aún si que sus palabras la lastimaran. - ¿Quieres tomar algo? - preguntó para calmar su desespero, Suk lo miro a los ojos y Jin se dio cuenta que temblaba ¿miedo, desesperación?, no sabía como interpretar su mirada pero estaba totalmente paralizada - Solo agua por favor - el tenia en mente algo más fuerte para así darse valor o al menos eso pensaba. 

Le extendió el vaso con agua, el pensaba que aquella desesperación en ambos era quizá por la vergüenza que sentían, pero también se sentía desconcertado de que ella era la que había comenzado aquel "juego", (terminó que él le dio), el tomó una copa de coñac y se sento junto a ella en el sofá ya que no quería que ella pensara que estaba enfadado. 

Ese beso, pensaba, había sido el mejor en toda vida, él aún recordaba la suavidad de sus labios, y el pensar en ello lo hizo volver a desear probarlos.