Llegó el Guasón

Zahran trabajaba concentrado cuando sonó su teléfono. Su rostro se iluminó al ver el nombre de Raihan en la pantalla.

"Assalamualaikum", saludó Zahran con una cálida sonrisa.

"Walaikumus as salam, ¡amigo!" La voz de Raihan resonó a través del teléfono. "¿Cómo estás?"

Los dos amigos intercambiaron bromas y hablaron de sus vidas. Raihan contó con entusiasmo sus planes de visitar el Reino Unido con su esposa, Rebeca.

Y De repente, el tono de Raihan cambió. "Zahran, ¿has oído las noticias? ¡El Joker ha vuelto!"

Zahran frunció el ceño. "¿Qué quieres decir?"

"¡Está vivo y coleando! Hizo otro atraco, pero esta vez, hay una víctima mortal".

La noticia golpeó a Zahran como un puñetazo. Se inclinó hacia adelante, con la voz temblorosa. "¿En serio? ¿Cómo es posible?"

"¡Está en todas partes! Las noticias, los sitios web, las redes sociales... ¡Es la noticia del día!"

Sin decir una palabra más, Zahran encendió la televisión, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Pasó rápidamente por los canales hasta que encontró el reportaje que buscaba.

Imágenes de la escena del crimen aparecieron en la pantalla, seguidas de un primer plano de la víctima. La multitud gritaba de horror al reconocer el rostro de Lara. A su lado, la infame carta del Joker era un recordatorio escalofriante de la identidad del asesino.
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Las tres sombras se reunieron en silencio, sus rostros sombríos.

"¿ has Lo visto?" preguntó el más bajo, con voz temblorosa.

"¿Por qué crees que estamos aquí?" replicó el más alto con sarcasmo.

"Solo quería saber..." comenzó el más bajo, pero fue interrumpido por el del medio.

"¡No hay tiempo para preguntas!" declaró. "Tenemos que concentrarnos en lo que es importante. Este Joker es un impostor".

"¿Un impostor?" preguntó el más bajo, confundido. 

"¿Por qué eres tan estúpida?" el más alto resopló. "¡Por supuesto que no es el verdadero Joker!"

El del medio suspiró. "Joker, ¿por qué me dejaste con estos dos?"

"¡Calla!" ella ordenó. "Fatiha está en peligro".

Los ojos de los otros dos se abrieron de par en par.

"¿Cómo?"

"Alguien transfirió dinero de la cuenta de Joker a la de Fatiha", reveló la del medio, mirando a la más alta.

"Fue un error honesto", tartamudeó. "Pero si han llegado a Fatiha, también podrían llegar a Joker".

"No, no pueden. Fatiha ha perdido la memoria. No recuerda nada sobre Joker", respondió la más alta.

"Aún así..."

"No hay 'aún'. ¿Recuerdas? El Joker está muerto", dijo la del medio.

"¡Pero tenemos que proteger a Fatiha!" insistió el más bajito. "Tal vez Joker se haya ido, pero ella no. ¡No podemos permitir que le pase nada!"

Los otros dos asintieron.

"Primero, encontramos al Joker falso", declaró la del medio. "Tú comienza tu investigación mientras nosotros vigilamos a Fatiha".

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El teléfono de Fatiha vibró con una llamada entrante de un número desconocido. Una sensación de inquietud se apoderó de ella cuando respondió vacilante, solo para escuchar el silencio. Esto se había convertido en una rutina inquietante: números bloqueados, llamadas misteriosas y un silencio siniestro que la dejaba nerviosa.

La desesperación llevó a Fatiha a bloquear el número repetidamente, pero las llamadas persistían esporádicamente, alimentando su creciente ansiedad. La reciente muerte de Lara pesaba sobre sus pensamientos. La inquietante presencia de la carta del Joker solo aumentaba su miedo, y su significado no estaba claro.

En un intento por aliviar sus preocupaciones, Zahran hizo una revelación sorprendente: Lara era, según él, cómplice del Joker y posiblemente estaba conspirando para robar en su mansión. Fatiha, ahora presa del miedo, no podía comprender cómo alguien en quien había confiado podía traicionarla de esa manera.

Preocupado por la seguridad de Fatiha, Zahran decidió mudarse a una nueva casa en un barrio bullicioso. La protección era primordial, especialmente ahora que Fatiha esperaba un hijo.

El cambio de residencia marcó un nuevo comienzo en sus vidas. Aunque la nueva casa no era tan lujosa como la mansión, el ambiente bullicioso proporcionaba una sensación de seguridad. Fatiha se sentía reconfortada por la calidez de los vecinos y su amabilidad.

En este vibrante barrio musulmán, Fatiha encontró más que una casa. Encontró una comunidad que abrazaba la diversidad y cultivaba amistades. Su nueva amiga, Khadija, una compañera musulmana revertida, entró en su vida por las puertas de la mezquita. Su conexión se profundizó rápidamente, y Fatiha sintió una alegría especial al saber que Khadija y su esposo Daud, también converso al Islam, habían iniciado su viaje juntos, abrazando la fe y casándose el mismo día.

Entre sus vecinos se encontraba Mariam, una elegante mujer malaya de 50 años, a quien Fatiha conoció en la mezquita. Mariam vivía con su hijo pequeño y su esposa. Desde el primer momento, Mariam y su familia la acogieron con calidez, haciendo que Fatiha se sintiera no solo aceptada, sino también bienvenida.

Este sentimiento de unidad se extendía más allá de las paredes de los hogares individuales. La mezquita, un centro fundamental para la comunidad, se encontraba cerca de su casa, lo que fomentaba un sentido de cercanía y pertenencia en Fatiha y Zahran. La pareja se maravillaba de la hospitalidad, el amor y el afecto sin precedentes que les rodeaban, en un marcado contraste con sus experiencias anteriores.

En este entorno enriquecedor, Fatiha y Zahran descubrieron la verdadera esencia de la comunidad: un lugar donde se celebraban las diferencias, se fortalecían los vínculos y la mezquita servía como fuerza unificadora, reuniendo a personas de diversos orígenes y experiencias, todas compartiendo la calidez de la hermandad y la solidaridad.

A pesar de su ocupada vida laboral, Zahran siempre cuidaba de Fatiha. Se hizo amigo de Daud, un joven con impresionantes habilidades tecnológicas. Zahran, que dirigía el negocio de su padre, soñaba con iniciar una empresa de software con Daud. A pesar de sus responsabilidades existentes, estaba ansioso por explorar sus propios proyectos comerciales en el mundo de la tecnología.