C l a r i s s a
Mi cabeza no deja de maquinar, me mantengo sobre mi cama, observando el techo, juraría haber contado ya las rayas en el mismo al menos unas quince veces.
—¿Tú que piensas, gato?
—Miau.
Suspiro pesadamente.
—Sí, tienes razón.
Acaricio la cabeza del felino sobre mi estomago, sus ronroneos son lo único que siento bajo su peso, realmente es un gatito bien alimentado. Sus ojos se cierran, y apoya su cabeza sobre mi pecho.
—¿Ahora hablas con gatos?—la voz de Alysha me sobresalta.
—Es terapéutico—le respondo, sin levantarme de mi cama continuo observando el techo; el gato, gracias a mí sobre salto, baja de mi estomago, le acomodo a mi lado, sobre su lomo, dejando ver su blanquecina panza.
—Claro, dejare qué sigas pensando eso—se recuesta en la misma posición que yo, solo que a la izquierda del gato.
He continuado pensando en mi encuentro con Noel, tengo entendido que pocas veces el señor del infierno envía a su hijo a por los ángeles, normalmente por ángeles superiores o uno que otro demasiado bueno para el mundo; y me alegra saber que he roto su perfecta racha de asesinatos.
Sería un buen amigo si no hubiese intentado matarme, y, en sí, que nuestros mundos son totalmente incompatibles.
Me molesta que ande rondando por mi cabeza como un hámster en su bola de cristal, sin embargo... estoy segura de que estarían igual si, el hijo del diablo hubiese estado a tan solo metros de ustedes, teniendo oportunidades para degollarles en segundos. Sin embargo, él no lo hizo.
Y eso me molesta.
Pero no comprendo porqué.
Debería estar agradeciendo haber tenido la suficiente rapidez como para salir huyendo de allí, y mas con tremendo peso sobre mis brazos.
—¿Qué pasa por tu pequeña cabeza?—me pregunta Alysha.
Inspiro hondo; no le hablaré profundamente sobre mi encuentro con Noel, eso ya lo hice, sin profundizar el tema, y todo el que se había enterado había estado alabándome por haber sido tan lista de no dejar la entrada a las escaleras en un lugar alejado.
—¿Qué opinas de los demonios?—le pregunto entonces.
Por un momento, lo que recibo de su parte es un silencio ensordecedor; luego se yergue sobre sus codos y me mira, le devuelvo la mirada aun recostada sobre la cómoda cama.
—No me digas que estas pensando en ese demonio—alza una de sus cejas negras; no me pasa por alto el desagrado que su tono tomó al hablar de un demonio.
—Solo quiero saber qué tanto mal hicieron en un pasado para terminar en donde están—no miento, siempre he tenido curiosidad sobre ello.
Suspira antes de comenzar a hablar.
—Una vez escuche a un ángel superior hablar de la injusticia que cometió el señor del infierno—me cuenta—, no pude llegar a descubrir de que hablaban; pero me hace pensar en lo que sucedió hace unos años antes de que llegases.
Alysha ha estado mas tiempo que yo en este... "templo" quizá sea la palabra; Alysa murió en un accidente de auto, un camión chocó contra el auto de su madre y ambas terminaron cayendo por un barranco.
—¿Qué pasó?—le pregunto.
Justo antes de que me pudiese responder, llaman a mi puerta.
—Clarissa—escucho la voz de un ángel, específicamente, la voz de Elián.
Asoma su cabeza por la puerta abierta por él; no me molesta tal acto, yo hago lo mismo con su puerta.
—Elián—le saludo.
—Moco—le saluda Alysha.
—Bicho—se adentra en la habitación hasta sentarse en la alfombra al pie de la cama.
—Miau.
—Gato.
Suspira, se sume en sus pensamientos antes de voltear hacia la cama y visualizar al gato que le devuelve la mirada con sus ojos grises.
—¿Gato?—vuelve su mirada hacia mi, con la duda latente en ellos.
—Le baje de un árbol—le resto importancia; continuo observando el techo.
Decidí quedarme al gato, ¿por qué? Porque me recuerda a mi encuentro con el demonio llamado Noel, del que debí temer pero, en vez de ello, le pedí ayuda para bajar al felino del árbol.
Y lo admito, pero no en voz alta.
—Ya que ni tú ni el gato preguntarán, lo haré yo—la mujer se aclara la garganta—. ¿Qué haces aquí?
A pesar de las palabras bruscas que utilizó para formar la pregunta, Elián no se ofende ni se inmuta, es el tono que normalmente utilizan entre ellos; una relación amor odio, aunque admito que soy muy team Alián. Aunque sea algo imposible porque Elián es gay.
—Bueno, querían que buscase a Clarissa para que volviese a hacer aparición abajo.
¿Volver a la tierra?
Hoy tenia pensado quedarme recostada, esperando que las horas pasaran y el aburrimiento fuese remplazado por sopor.
Me incorporo en con mis codos para observarle.
—¿Yo? ¿Por qué?—fruncí el ceño, ya había echo mi buen acto de la semana; aunque siendo sincera veía esos actos innecesarios, si estamos aquí es porque no hemos sido tan malos en nuestra vida pasada. ¿Hacemos esos actos como una paga diaria por nuestra estadía en este lugar?
O quizá solo estoy siendo paranoica, pero tengo derecho de no estar de acuerdo con algunas acciones que debemos hacer a diario.
No, debo dejar de pensar así, nuestro señor solo nos da lo mejor a cambio de cuidar a los humanos.
—Quieren atrapar al hijo del diablo para utilizar la seducción contra él—suspira y apoya la cabeza en el colchón—. Piensan que tu podrías atraerle, como la última vez no logró asesinarte...
Quizá vuelva a terminar con lo que ayer no pudo.
—Quieren utilizarme de cebo.
—Eso—apoyó Alysha.
—Miau.
Vuelve su mirada de mí hacia el felino, el cual se mantiene atento a nuestra charla, como si pudiese entenderla.
—Bien, ese gato comienza a asustarme—dice Elián, ganándose una mirada de ojos entrecerrados por parte de Gato.
—¿Quieres ir de cebo, Clara?—me pregunta entonces Alysha.