Mi Ángel

Cicatriz

C l a r i s s a

El hombre de mis dibujos, el mismo que casi acaba con mi vida.

Me volteo con la suficiente fuerza para que suelte mi tobillo, aun así me quedo sobre volando, lo observo, su cabello y ojos siguen igual a como lo recordaba, mi corazón acelera con fuerza al observar esa pequeña sonrisa que siempre lo caracteriza, una pequeña sonrisa que denota burla por donde se vea.

Odio su sonrisa.

Luce tal cual años anteriores, fresco y en sus ojos siempre el brillo de querer asesinar lo que tenga en frente.

A mí.

Detrás suya, su fiel seguidor Miguel, el cual se queda esperando alguna reacción de mi parte; son dos contra uno, y dos personas que han pasado todos sus días asesinando... está claro quien está en desventaja. Ni siquiera teniendo mis alas podría alejarme tan rápido como para librarme de ambos.

—Que malos modales, Clarita—se burla el hombre frente a mí.

Dejándome congelada durante unos segundos.

—¿Cómo..?—no logro acabar mi pregunta.

—Ow... ahora luce como un conejito confundido—ríe su amigo.

Sacudo mi cabeza alejando cualquier tipo de pensamiento que me lleve a una conclusión peor a la anterior. Y decido tan solo alejarme. Sin embargo, vuelve a sostener mi tobillo cuando observa mis intenciones.

—Será mejor que te alejes—me sobresalto al escuchar la voz de Cameron detrás de mí.

El agarre en mi tobillo se aprieta.

Intercalo la mirada entre los hombres que se asesinan con la mirada.

—Lo tenia todo controlado—le susurro al hombre que llega a mi lado.

—Seguro que sí, sin embargo, detesto la injusta del dos contra uno—me sonríe.

Mi tobillo comienza a doler por la fuerza ejercida. Me volteo rápidamente hacia el hombre tan solo unos metros más abajo que nosotros, aun sosteniendo mi tobillo.

—¡Vaya!—sonríe malévolo—, pero si ha llegado tu perro faldero.

—¿De verdad quieres armar un revuelo?—ignoro su comentario, sacudo mi tobillo para que lo suelte.

—Quizá, son mi especialidad—aleja su mano de mi piel, y se eleva quedando a nuestra altura.

Aun así, me sobrepasa por mucho, levanto mi barbilla sin bajar la cabeza ante él. Aunque mi corazón quiere salirse de mi pecho, no era la situación que me esperaba nada más regresar a la tierra.

—Nos podemos divertir durante horas con vosotros—dice Miguel, llegando al lado de su amigo.

La verdad es que si me intimidan, sus alturas aunque la de Miguel sea menor a la de Noel, sigue sobrepasándome, y la confianza con la que hablan y se desplazan me tensa de sobremanera.

Me asusta, porque no se si esta vez sí podré escapar.

No quito mis ojos de los de Noel, se mantiene con una postura relajada, al igual que su mirada; maliciosa y expectante, yo por el contrario me he mantenido con el ceño fruncido desde que Miguel me seguía.

De reojo observo a Cameron, me devuelve la mirada y con un solo asentimiento de cabeza, salgo lo más rápido posible hacia abajo, donde el acantilado tras los arbustos me deja caer libremente, justo como en el inicio, solo que esta vez, caigo y no me siento libre, sino presionada por escapar. Cameron toma el camino contrario a mí, es algo que habíamos planeado para utilizar mientras me entrenaba. Solo que el plan no era utilizarlo el primer día al volver a la tierra.

Mis manos sudan y sé que si no tomo el paquete con fuerza, este resbalará.

En estos momentos, me preocupa Cameron, pero sé que si no me concentro en mi camino de escape, podría salir malherida.

Sé que estará bien, sabe cuidarse mejor de lo que yo puedo cuidarme.

No necesito voltear para sentir su presencia tras de mí, no me importa nada más que sostener el paquete contra mi pecho mientras continuo cayendo.

Y mi vida.

Supongo que parte de mí aún tenía la esperanza de que fuera tras de Cam, pero supongo que su promesa es mucho más importante que acabar primero con el más grande y fuerte.

Conozco de su promesa gracias a Cam, y su valentía de enfrentarlo aún luego de haber sido atacado y pudiendo haber recibido otro ataque al confrontarlo luego de que me llevasen al cielo.

Se lo debo a él.

Gracias a él, pude recapacitar todo este tiempo sobre el demonio que en verdad es.

24 horas luego del ataque.

Mi mirada se encuentra perdida en la pared blanca de una enfermería, mi brazo duele, las demás heridas son tan solo superficiales, pero el rasguño llevará su tiempo en sanar.

Quiero salir de aquí.

Quiero salir e ir a buscarle, y preguntarle si de verdad cobró la conciencia antes de poder acabar conmigo.

¿Y si la respuesta fuera no?

El habría acabado conmigo de no ser por aquel ángel.

Nunca lo sabré hasta no preguntarle.

Unos toques en la puerta me traen de nuevo a la realidad, donde un ángel superior malherido abre la puerta, una venda cubre la mitad de su frente y sus brazos están cubiertos por arañazos menores.

Es él.

—Hola, soy Cameron—saluda con alegría.

¿Cómo puede tener tan buen humor al verse tan dañado?

—Soy Clarissa—intento devolverle la sonrisa.

Se adentra más a la habitación, quedándose apoyado en la pared de enfrente a la camilla.

—Bien, pues soy...

—El ángel que me ha sacado de apuros—rio levemente.

—Bueno, pensé que sería más difícil de explicar—ríe y rasca la parte trasera de su cabeza.

—No fue difícil deducirlo—señalo.

—¿Tan mal me veo?—levanta sus cejas, observando su aspecto.

—No, no es lo que quería decir yo-

Intento enmendar mi error, con mis mejillas encendidas por la pena.



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En el texto hay: demonios, romance, demonios angeles

Editado: 06.02.2023

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