Mi Ángel

Pesadilla

C l a r i s s a

—Así que..., ¿Aun piensas que debes soportar ese tipo de trato hacia ti?—me pregunta Noel, luego de contarle lo que me ha mantenido afligida.

Me encojo de hombros, observando las estrellas. Mis brazos cruzados tras mi cabeza y mi mente pensando aun si fue buena idea contarle sobre esto.

—Es mi mejor amiga, y seguro que solo estaba siendo muy insistente con el tema...

—Clarissa, ella misma lo dijo, "No mereces soportar este tipo de trato de nadie"—recordar esas mismas palabras viniendo de ella me hacen afligir aún más, se supone que ella es mi mejor amiga y la persona que me entenderá en todo momento. Ni siquiera por acto de impulso debería hablarme así.

Sé lo que valgo y lo que debo soportar. Pero ¿Por qué se siente tan mal cuando viene de una persona que te importa?

Porque sé que no lo merezco, he cometido mis errores, pero ni siquiera yo le habría gritado por más que estuviera en una situación de máxima concentración y estrés.

Supongo que cada persona es diferente.

Y que cada quien reaccionaria de manera distinta... pero demonios, cómo duele.

—¿Crees que soy tonta por querer volver todo a como era antes?—vuelvo mi vista hacia él, quien se mantiene apoyando su cabeza en su mano, recostado de medio lado con sus ojos fijos en mí.

Se mantiene a una distancia considerada de mí, a pesar de todo, no planeo que me ataque por sorpresa estando a centímetros el uno del otro. Niega lentamente con la cabeza.

—Yo también quisiera volver todo a lo que antes fue—se encoje de hombros—, remediar mis errores y... no lo sé, quizá aprender a controlar mis emociones.

Suspiro, volviendo a observar al cielo.

—Esas son muchas cosas...

De reojo le veo asentir, y esbozar una pequeña sonrisa.

Aun no me acostumbro a esas sonrisas que ha estado sacando cada dos por tres.

—Lo son, pero aunque no pueda devolver el tiempo, aun no es tarde para cambiarlo.

Asiento, dándole la razón. No sé cuales fueron esos errores de los que habla, pero se escucha afligido por ello, debió ser algo bastante grave como para hacerlo sentir mal por algo. Digo, es el hijo del diablo, quien asesina sin piedad y es tachado de sanguinario y torturador experimentado.

Y yo aquí hablando con ese hombre a unos pocos metros como si fuese la tarde de un domingo. Aly me mataría si me viera en estos momentos.

Pero se sintió tan bien poder soltar lo que sucedió, como sentir un peso menos sobre mis hombros.

—¿Por qué no dormiste bien, Clarissa?—me pregunta, haciéndome fruncir mi ceño.

—¿Y quién te dijo que no he dormido bien?

—No hace falta decirlo para adivinarlo—ríe casi silenciosamente—,tus ojeras y ojos cerrándose cada cinco segundos son la prueba que necesito.

Bufo, y ahora me tenso al pensar en qué podría atarme fácilmente sabiendo que me hayo prácticamente inconsciente.

—Tuve una pesadilla—me rindo en la lucha contra mis párpados, los cierro dejando que estos descansen.

—¿Qué pesadilla?—susurra.

Una en la que tú aparecías.

Una en la que sucedía justo lo que más temo.

Una pesadilla que ha estado atormentando mis pensamientos.

Una en la que tú eres el protagonista, y acabas cumpliendo tu promesa.

La pesadilla que demuestra todos mis miedos.

El destierro.

Y tú.

—¿Clarissa—escucho su voz, un tanto lejana.

Ni siquiera había notado que no le había respondido.

—Solo... una pesadilla—digo con simpleza.

Se queda en silencio unos segundos, la brisa fresca y el césped cubriéndome de él son lo que me mantiene tan cálida tan solo recostada sobre el suelo duro, el sueño comienza a vencerme y las ganas de dejarme derrotar son muy grandes, pero yo no me siento del todo segura junto a Noel.

Porque a pesar de no haber demostrado ser un peligro ahora, podría llegar a serlo en cualquier instante en el que me descuide, lo mismo sucedió aquel día. Y solo me causo pesadillas, heridas, problemas y una gran cicatriz que cubro por miedo a ser vista como un pobre cordero asustadizo.

Justo como el día en que tuve que ser salvada por Cameron, justo así me vieron, como un pequeño cordero al que cuidar porque resultó herido.

No quiero ser vista de esa manera, no otra vez.

—¿Yo era parte de ella?—vuelve a hablar.

Mis pensamientos se van por unos segundos entre hacerme la dormida y dejar esa respuesta a su imaginación...

—Sí.

No se porque, pero ahora ambos hablamos entre susurros. No me incomoda, es la única forma ya que el sueño apenas y me permite ir contestando sus preguntas de apoco.

—¿Y crees que gran parte de lo que sucedió en tu pesadilla, es por mi culpa?

No logro distinguir nada en su tono de voz, simplemente es él, la voz del próximo diablo.

—Sí.

No me molesto en ocultar nada, si va a asesinarme ahora que estaré completamente inconsciente, quiero que al menos piense en mis respuestas.

N o e l

Y ahí está ella, completamente a mi merced, respirando pausadamente y completamente relajada, no como antes, totalmente tensa y si no fuera por su posición sobre la tierra, diría que preparada para huir si... si mis emociones me delataran, o llegase a ocurrir lo mismo que la ha dejado completamente reacia a mi toque.

Podría tomarla y cortarle la cabeza con tan solo quitarme un guante, y dejar que las garras negras salgan de mis dedos.

Podría dejar de controlar mis emociones y dejar que mi demonio haga lo que se le antoje con ella.

Podría servírsela a Miguel como regalo de cumpleaños.

Podría hacer tantas cosas con ella, pero no lo hago.

¿¡POR QUE MIERDA NO LO HAGO!?

Simplemente me hayo allí, a su lado, cuidando de su sueño. Viendo su pecho subir y bajar tan lentamente que me preocupa que al momento de sus pulmones dejar el aire, no lo vuelvan a tomar.



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En el texto hay: demonios, romance, demonios angeles

Editado: 06.02.2023

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