Carta #3

Ahora me pregunto todas las noches ¿piensas en mí? Siempre me decías que era lo más importante en tu vida, tu princesa pero si me querías como tú mismo repetías una y otra vez... ¿Por qué te fuiste así sin decir adiós?

Creo que tu pérdida es más dolorosa que si hubieses fallecido, tu engaño fue una estaca que atravesó mi pecho y me dejo sangrando con graves heridas que aún están abiertas. Esas tus alas que me elevaron fueron las mismas que me hicieron caer en un laberinto, en donde no encuentro la salida.

Vivo con esto, sueño con esto y no puedo sacarte de mi corazón aunque trate no puedo, por eso he decido escribirte, enviarte esto porque la única forma que pueda salir a flote con mis propias alas es matando el recuerdo que las tuyas dejaron.

Lloro una y otra vez al recordarte, todo me acuerda a ti, porque fuiste tan penetrante que en todo te hacías sentir. Siempre me enseñaste a querer, respetar y admirar a los seres que más amamos; aunque te falto enseñarme en cómo iba a vivir sin ti y cómo podía soportar una mentira tan grande que tú mismo creaste.

Quisiste partir, tus alas volaban siempre junto a mí pero la diferencia fue que aquella primavera volaron, sí, pero no conmigo...