Mi ángel de la guarda

capitulo 2 creo que destino había mandado alguien especial para mí

Narra Leonardo

Me encuentro con una sonrisa de satisfacción al haber tenido la oportunidad de conocer a esa encantadora joven, cuya belleza natural resalta incluso más allá de sus características físicas. Sus ojos, de una belleza singular, reflejan una mirada penetrante y llena de luz que me ha dejado profundamente impresionado, hasta el punto de desear volver a verla. La sensación fue tan intensa que casi sentí que la conocía de toda la vida; quizás el destino había decidido cruzar nuestros caminos.
En este momento estoy cenando con mi familia y participando en una animada conversación. A pocos metros de distancia, veo a una joven que ha ingresado acompañada de dos personas; al fijarme, reconozco que se trata de Sade. Nuestras miradas se cruzan. Hay una frase que dice: Eres la persona destinada para mí; por eso, el universo te ha traído ante mí.

Durante un minuto observo cómo Sade se dirige a una mesa junto a lo que imagino son sus padres.

A lo largo del resto de la noche, no puedo evitar mirarla, ya que me siento profundamente cautivado por su presencia. Al cabo de unos minutos, la observo mientras comienza a cenar, al percatarse de que la estoy mirando, decido centrarme en mi comida.

Hasta que mi familia y yo finalizamos nuestra cena y procedo a pagar la cuenta. Luego, nos retiramos del restaurante, pero antes de irme, doy un último vistazo a Sade. En ese momento, mi madre me observa y, con una sonrisa, me pregunta si me gusta.

Por supuesto, no le menciono nada. Salgo del restaurante y estoy seguro de que mi padre me está esperando. Mi madre, claramente, me sigue y continúa insistiendo en hacerme la misma pregunta de antes, a lo cual opto por ignorarla al subirme al coche. En cuanto mi madre se acomoda, comienza a contarle a mi padre lo sucedido, quien me observa a través del retrovisor con una sonrisa maliciosa. Yo simplemente me encojo de hombros y me distraigo viendo videos en mi móvil.

En el momento en que mi padre inicia la conducción hacia nuestro hogar, durante el recorrido no ha dejado de pensar en Sade. Al llegar, me dirijo de inmediato a la habitación de mi hermana Esmeralda. Al entrar, observo a mi esperanza haciendo payasadas con el objetivo de hacer reír a nuestra hermana. Poco a poco, se dan cuenta de mi presencia. Al encontrarme con la mirada de Esmeralda, me percato de que poco a poco su luz se apaga debido al cáncer. Sin embargo, ella finge estar bien ante nosotros, aunque yo puedo notar lo contrario.

Me siento con ellas y comenzamos a hacer algunas travesuras. Mi hermana Esperanza nos graba y, al notar la tristeza en sus ojos, sin embargo, sonríe a nuestra otra hermana. Pasadas unas horas, nos damos cuenta de que está muy cansada, así que decidimos dejarla descansar. Sin embargo, antes de que se retire, ella me dice:

—Gracias por ser mi hermano y mi héroe. — veo como Esperanza se marcha de la habitación mientras yo le respondo.

—Princesa, siempre seré tu hermano y tú, mi héroe. Te protegeré hasta el cielo, pero ahora debes descansar para recuperar energía. —Asiento con la cabeza y le doy un beso en la frente. Observo cómo poco a poco sus ojos se cierran, quedándose dormida. A continuación, me retiro de la habitación.

Me dirijo hacia mi habitación, pero al pasar por la puerta de la habitación de mi hermana, escucho su llanto. Toco la puerta y me responde:

—Leonardo, por favor, déjame tranquila un rato. Solo necesito estar sola.

Suspiro; soy consciente de que está sufriendo, al igual que mis padres, aunque su dolor no se manifiesta de manera evidente.

—Hermanita, estaré en mi habitación. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo, ¿de acuerdo? —Apenas puedo escuchar su respuesta, pero al final me dice:

—Está bien, hermano.

Luego me dirijo a mi habitación. Al entrar, me cambio a unos cómodos pantalones de pijama y me acuesto en la cama, con pensamientos pesados sobre la enfermedad de mi hermana Esmeralda, quien, lamentablemente, enfrenta su final. Trato de mantenerme fuerte por el bienestar de todos, aunque siento un profundo deseo de gritar de dolor y rabia. Sin embargo, reconozco que debo ser positivo y, finalmente, el cansancio me lleva a dormir.

Han pasado ya dos días en n este momento, me encuentro realizando algunas compras necesarias para el regreso a clases. Tengo la firme intención de culminar mis estudios en el instituto y he comenzado a buscar universidades cercanas a mi familia.

Al finalizar mis compras y acercarme a la caja, la dependienta intenta coquetear conmigo mientras coloca las mercancías en una bolsa, pero decido ignorarla. En ese momento, miro mi reloj; debo dirigirme al hospital para buscar a mi hermana Esmeralda, quien se encuentra en tratamiento de quimioterapia. Aunque no quiero perder la esperanza, debo ser realista y entender que no existen milagros.

Una vez que la dependienta termina de empaquetar mis compras, me entrega la bolsa y me informa sobre el importe total a pagar. Realizo el pago de inmediato y, sin perder tiempo, salgo de la tienda. Al salir, me dirijo a mi coche, que había estado reparando la semana pasada. Coloco la bolsa en el asiento trasero y conduzco hacia el hospital.

Durante un breve período, llego al hospital y, de inmediato, bajo del coche y entro caminando hacia donde se encontraba mi hermana Esmeralda. Al verme, ella me recibe con una sonrisa, aunque sus ojos refleja una falta de energía ,espero que la doctora termine de hablar con ella y le dé buenas indicaciones. Posteriormente, la doctora también me proporciona información ,después de esa conversación, mi hermana y yo nos disponemos a irnos. Me doy cuenta de que ella me apoya para caminar, y sin pensarlo dos veces, decido cargarla.
Al salir del hospital, con una sola mano abro la puerta del coche. Luego, coloco a la persona en el asiento y le aseguro el cinturón de seguridad. Después de cerrar la puerta, me acomodo en el vehículo y comienzo a conducir hacia nuestra casa. Durante el trayecto, observo cómo se instala cómodamente y se apoya para cerrar los ojos por un momento, hasta que logra relajarse pero, considero que sería preferible llevarla a la playa para que pueda disfrutar del excelente clima. Al llegar, me bajo del coche, abro la puerta y, a pesar de que está bastante cansada, levanto a mi hermana en mis brazos. Le doy un momento para que respire, y luego empiezo a caminar con ella entre mis abrazos hacia la playa, donde la luz del mar provoca que sus ojos brillen de emoción.
Nos quedamos contemplando el hermoso paisaje, en ese momento mi princesita me dice algo que provoca que mis ojos se llenen de lágrimas. Mi hermana Esmeralda, al notar que estoy llorando y me seca las lágrimas, diciéndome:



#187 en Joven Adulto

En el texto hay: @amor @familia, #hermana

Editado: 12.11.2024

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