capitulo 4 me quedo totalmente hechizado por ella

Narra Leonardo

Al llegar a su casa para dejarla no pude evitar fijarme en sus ojos, que me cautivaron inmediatamente. Sentí un fuerte impulso por probar sus labios, que parecían invitarme a besarlos y a experimentar la suavidad de su contacto. No hay duda de que Sade tiene un encanto especial; me hechizó desde el primer momento en que la vi y quedé completamente hipnotizado por su mirada.
En este momento voy hacia un bar porque he quedado con mi mejor amigo, mi único amigo. Una vez que llego, lo busco en el lugar habitual, donde siempre lo encuentro, con su teléfono móvil, que no deja de usar ni un minuto, ni siquiera para ir al baño.

Este instante me encuentro sentado disfrutando de una cerveza, cuando veo a Louis, quien deja de beber un sorbo de su bebida y comienza a contarme algo.

—Acabo de terminar de hablar con Alison . —Vaya para hablar con la chica que le gusta no está muy contento que digamos
Resulta que me gusta, pero ya sabes que no me atrevo a decirle la verdad. Tengo algo de duda sobre mí, aún tengo presente cuando petra ha roto conmigo
llevándose con ella parte de mi corazón

—Creo que no estoy preparado para dar ese paso.

—Realmente, no sé qué hacer. —Me dice , mirando su teléfono con desánimo antes de guardarlo en su bolsillo.

— Amigo, sé honesto contigo mismo. ¿Te gusta Alison?

— Sí, la considero una mujer muy interesante. Me atrae mucho.

—No tienes motivos para comportarte de esa manera con ella. Te aconsejo que le digas la verdad; estoy seguro de que lo comprenderá.

—Tienes razón. Hablaré con ella más tarde. —Coloco mi mano en su hombro.

—Tomo un sorbo de mi cerveza y lo miro fijamente, ofreciéndole mi consejo sobre la mejor decisión que puede tomar. Por un momento, me dejo llevar por mis pensamientos, y la imagen de Sade se presenta en mi mente. Incluso Louis intenta captar mi atención.

—Disculpa, ¿qué decías?

—No te preocupes, te he notado bastante inmerso en tu propio mundo.

—¡Ay, Louis! Si tan solo supieras— en quién estaba pensando. En fin, ya no tiene importancia; él sigue un poco confundido.

Continuamos conversando hasta que decidimos que era momento de regresar a nuestras casas. En el transcurso, él se despide de mí, así que continúo mi camino hacia mi hogar.

Al llegar, observo a mi querida familia reunida frente al televisor, mientras mis princesas conversan animadamente. No puedo evitar suspirar al verlos juntos en ese momento.

Al notar mi presencia, me saludan con gran efusividad. Al acercarme, me siento junto a ellos y mi princesita Esmeralda se acomoda sobre mi pecho, como si estuviera buscando paz en mí. Observo cómo mi hermana Esperanza bosteza y luego se despide de nosotros antes de dirigirse a su habitación. Por lo tanto, estoy a punto de llevar a Esmeralda a su habitación para que pueda descansar, pero antes nuestros padres nos brindan sus bendiciones.

Nos dirigimos a la habitación y, al entrar, la recuesto en la cama y la cubro con una manta. Decido quedarme un poco más a su lado, pero ella me expresa unas palabras que tocan profundamente mi corazón.

Eres mi hermano mayor y no puedo estar más agradecida a la vida de que así sea. Te has convertido poco a poco en mi ejemplo a seguir, en la persona a la que más admiro en el mundo y a quien, posiblemente, también más quiera. No dejo de dar las gracias a la vida por tener al mejor hermano mayor que podía haber tenido.

Gracias por estar en todos los momentos importantes de mi vida. Desde que era una niña me has cuidado, me has protegido, me has querido y me has enseñado lo verdaderamente importante de la vida. Has jugado conmigo siempre que he querido, aunque no te apeteciera, incluso me has dado los mejores consejos. También estuviste en los malos momentos ya sabes cuáles son y siempre he encontrado en ti un hombro en el que apoyarme y unos oídos que escuchan mis males. Gracias, eternamente gracias, por ser el mejor hermano mayor del mundo.
Sus palabras me conmovieron profundamente.

Mientras me acomodo en la cama, me siento en el cabecero y acerco a mi hermana hacia mí, acariciándole el cabello hasta que se duerme.

Al día siguiente, cuando abro los ojos lentamente, me quedo observando a mi niña. Con cuidado de no despertarla, me levanto de la cama y me dirijo hacia la puerta. Antes de salir, le echo un último vistazo a mi hermanita.

Cerrando la puerta de la habitación sin hacer ruido, camino hacia mi habitación Nada más entrar, me dirijo directamente al baño, me quito la ropa y abro el grifo de la ducha. Acto seguido, me meto a bañar

Después de haberme duchado, me pongo la ropa y, en ese preciso instante, entra mi madre para avisarme que llego un poco tarde al instituto y me da dinero para que pueda comprar en la cafetería del instituto.

Luego se va mientras yo recojo mi mochila y coloco las cosas que necesito junto a mi teléfono móvil. Ya estoy listo, así que salgo de mi habitación y me dirijo al salón. Cuando salgo de casa, me subo a mi moto y empiezo a conducir hacia el instituto.

Al llegar, me doy cuenta de que Sade está llegando un poco tarde. Rápidamente estaciono mi moto y bajo del moto . Luego me acerco a ella, la saludo y comenzamos a caminar entrada directamente hacia el aula, donde parece que las clases ya han comenzado y no está permitido llegar tarde.

La profesora nos observa con desdén y nos informa que nos dará una amonestación para hablar con el director por nuestras tardanzas. No dijimos nada y, arrastrando los pies, nos dirigimos directamente al aula de castigo. Al entrar, saludamos al profesor que está dando clases de lengua y ocupamos los asientos libres.

Observo cómo Sade saca sus apuntes y toma nota de lo que dice el profesor, por lo que comenzamos a hablar.

Sade se ríe de una manera tan carismática que resulta contagiosa. Sin embargo, suena la alarma y nos dirigimos a la cafetería, donde hacemos nuestros pedidos.
Tras cargar nuestras bandejas, nos sentamos en mi lugar habitual y empiezo a comer, pero noto que Sade no lo hace; observa su comida, como si sintiera vergüenza.