capitulo 12 que haré sin mi princesita

Narra Leonardo

Han transcurrido tres años desde que mi vida experimentó un cambio significativo. Actualmente, tengo una maravillosa novia y una familia entrañable. Sin embargo, he observado que mi hermana Esmeralda se encuentra cada vez más débil. Por su parte, mi hermana Esperanza hace un esfuerzo por animarla, aunque he notado que se muestra preocupada por su situación.

En este momento, estoy saliendo del instituto y veo a mi bella novia conversando con nuestras compañeras. Al percatarse de mi presencia, se despide de ellas y se acerca a mí, momento en el cual la beso cariñosamente

En ese momento, alguien me llama por teléfono en cuanto le respondo lo cual me informan que mi hermana Esmeralda está en el hospital.

De inmediato me despido de Sade, diciéndole que la llamaré más tarde, al notar su expresión. Luego, camino hacia mi moto, sintiéndome muy preocupado, y comienzo a conducir hacia el hospital. Poco después, llego al hospital.

Al cruzar la puerta, me acerqué a mis padres y a mi hermana Esperanza sin perder tiempo; la abracé para intentar aliviar su sufrimiento. En ese momento, mi padre intentaba tranquilizar a mi madre.
En un instante, me encontraba abrazando a Esperanza, quien me rodeaba con una intensidad que reflejaba su preocupación. La sensación de que algo no estaba bien se intensificó al ver al médico acercándose hacia nosotros con una expresión de inquietud. Su diagnóstico fue claro: el cáncer de Esperanza se encontraba en una etapa muy avanzada, pero había la posibilidad de que pudiera ser erradicado. No obstante, era imperativo realizar una cirugía de inmediato, a lo cual mis padres accedieron.

Mientras mi hermana Esperanza y yo tenemos algunas dudas, preferimos mantenernos en silencio. En ese momento, le pregunto al médico en qué número de habitación se encuentra mi hermana Esmeralda para poder visitarla. Él medice dónde es
A continuación, me dirijo a la habitación donde está mi pequeña

Inmediatamente me dirijo a la habitación donde se encuentra Al entrar, la veo tan pálida y débil, sin fuerzas. En ese momento, afloran en mi memoria los recuerdos de su infancia, cuando era una niña llena de energía y yo corría tras ella. Ella siempre iluminaba nuestro hogar.

Ahora, al verla así, tumbada en la cama y en estado de inmovilidad, mi corazón se llena de coraje al tener que aceptar que no he podido hacer nada más. Solo puedo llorar como un niño mientras sostengo su mano, rogando para que todo salga bien y no se aleje de mi lado.

Durante un minuto después me salgo de la habitación caminando por el pasillo del hospital con los ojos llorosos , me siento totalmente destrozado y triste por tener que perder mi princesita . Ella, es mi luz, , mi super guerrera.
En estos momentos siento mucha rabia fluir dentro de mí, porque no es justo que me está pasando esto a mí.

Me seco rápidamente las lágrimas y al verme, ellos me preguntan cómo está Esmeralda. Les cuento la verdad sobre su estado. Después de contarles, mis padres nos informan que van a quedarse, pero mi hermana Esperanza no quiere ir. Trato de convencerla de que debe descansar, pero ella se niega. Suspiro y me encojo de hombros. Al salir del hospital, me subo al coche y comienzo a conducir hacia casa.

En este momento estoy ingresando a mi casa y me dirijo directamente a mi habitación. Al entrar, me cambio y me pongo un pantalón de pijama. Me acuesto en la cama y allí veo un mensaje de mi hermosa novia:

✓ Hola, ¿cómo estás? Espero que estés bien. Cuídate mucho y te amo. Cuando puedas, por favor escríbeme, ya que no tengo noticias de ti.

Después de leer su mensaje, le respondo:

Estoy bien, no te preocupes. Te compensaré por mi ausencia, lamento no haber estado en contacto.

Envío la información y, de inmediato, siento que mis ojos se cierran; pronto me encuentro en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, al despertar, recibo una llamada de mi madre informándome que van a llevar a Esmeralda al quirófano.

De inmediato me levanto de la cama, me visto con un pantalón, una camiseta y unos tenis. Una vez que estoy listo, salgo de mi habitación y me dirijo al salón. Al salir de mi casa, subo a mi moto y conduzco hacia el hospital. .

Al llegar al hospital, observo a mis padres y a Esperanza. Al acercarme, me siento junto a ellos y comenzamos a rezar para que la operación transcurra con éxito. Sin embargo, unas horas después, aparece el médico, y al verlo, su rostro refleja tristeza. En ese preciso instante, solo con mirarlo, comprendo que algo no está del todo bien.

El médico que nos empieza a informar nos dice:

—La operación no ha sido exitosa porque el cáncer ha avanzado bastante. Yo sospechaba esto, pero intenté detener la enfermedad.
Esmeralda tiene un poco de tiempo de vida .

—Lo siento —se aleja con una expresión de tristeza.

— al recibir esta noticia, siento como si me rompieran por dentro.

¿Por qué a ella?

No puedo creer que mi princesita nos vaya a dejar; ella no merece partir, debe vivir más. No es justo que nos deje solos.

En este momento, mientras nos despedimos para siempre de mi valiente guerrera, intento no llorar frente a los demás; debo ser fuerte por ellos.

Contemplo a Esperanza, quien permanece en silencio mientras las lágrimas caen de sus hermosos ojos. De inmediato, abrazo con fuerza a mi hermana, permitiendo que al menos uno de los dos exprese su dolor.

Al observar a mi madre en lágrimas mientras mi padre la abraza, también se puede notar en su rostro el reflejo de su sufrimiento.

A pesar de que intento mostrar fortaleza, me siento desgarrado por dentro; mi corazón late con lentitud y siento que el aire apenas llega a mis pulmones.

Observar a Esmeralda sin vida ha sido una de las experiencias más dolorosas que he atravesado. No consigo encontrar las palabras adecuadas para expresar cómo me siento; lo único que puedo hacer es distanciarme de los demás para encontrar soledad.