Narra Sade
Nos encontramos observando el paisaje y, después, nos sentamos en el suelo contemplando unos patos que nadan. De repente, mi teléfono suena; al ver quién me está llamando, decido responder.
—Hola, hija. ¿Cómo te encuentras? Espero que estés bien.
—Me encuentro bien, mamá. Estoy en un parque.
—Me alegra saberlo, hija. Espero que estés disfrutando del momento. Antes de que se me olvide, quería comentarte que tu primo Ibrahim vendrá a pasar unos días con nosotros.
—Es una excelente noticia, mamá. ¿Qué día es?
—El 21 de este mes.
—Está bien, mamá. Te dejo por ahora porque tengo muchas cosas que atender. Te mando muchas bendiciones.
—Igualmente, mamá.
Al colgar, observo a Leonardo recostarse sobre el césped, así que decido tumbarme junto a él. En ese momento, me dirige una frase mientras señala hacia el cielo.
La nube será la guía de mis pasos también para ti. Cuando te sientas triste, mira al cielo; allí estaré yo, observándote desde otra dimensión.
Después de escuchar esa hermosa frase, nos quedamos abrazados, relajados, disfrutando del canto de los pájaros.
Después de pasar unas horas, nos dimos cuenta de que
está anocheciendo, así que nos levantamos del césped y nos marchamos al coche. Al llegar, nos subimos y Leonardo comienza a conducir.
Aproximadamente un momento después, llegamos a una hamburguesería llamada Jahu Tanavagurmee.
Él se estaciona frente al establecimiento y nos bajamos del coche.
Inmediatamente, nos sentamos en una mesa disponible, y aparece un camarero.
Leonardo entabla conversación con él para realizar su pedido. Al finalizar, el camarero se dirige a mí, pero como no entiendo su idioma, le pido ayuda a Leonardo. Le solicito que traduzca mi orden, que consiste en papas fritas, una hamburguesa con con lechuga, tomate y carne, y un batido de vainilla. Leonardo se encarga de realizar la traducción y, después, se retira. Parece que está revisando algo importante en su teléfono móvil.
Un momento después, el camarero se acerca. Leonardo deja su móvil y nos entrega nuestros pedidos antes de retirarse por completo. Comenzamos a cenar con agrado. En ese momento, Leonardo me comparte que ha sido aceptado en la Universidad de Nueva York, lo cual me alegra enormemente. Hago un brindis en su honor, y tras este gesto, continuamos disfrutando de la cena y conversando un poco más. Una vez finalizada la cena, Leonardo solicita la cuenta al camarero. Tras realizar el pago, nos levantamos y nos marchamos de hamburguesería
Al salir, decidimos caminar hasta llegar a una plaza. Al llegar, admiramos la belleza del lugar, y en ese momento, una frase viene a mi mente: La belleza se puede admirar tanto en un cuadro como reflejada en un paisaje, lo cual tiene un significado profundo.
Han transcurrido dos semanas desde que llegué a Estonia junto a Leonardo, y realmente estoy disfrutando de una experiencia maravillosa, viviendo momentos únicos en mi vida. Lamentablemente, debemos regresar esta tarde, así que estamos aprovechando al máximo nuestro último tiempo aquí. Afortunadamente, ya tenemos nuestras maletas listas en el maletero del coche. En este momento, estamos comprando un detalle para nuestros padres.
Al acercarme al mostrador, donde observo a la dependienta coqueteando con Leonardo, no puedo evitar sentir celos. Por lo tanto, decido besarlo frente a ella. Tras el beso, ella suspira y frunce el ceño, mientras Leonardo se ríe de mi reacción.
Le pido a la dependienta que me cobrara por estas pulseras, usando el traductor pero al percibir que habla en español, me atiende con desinterés y me informa que el total era de 30 EEK.
De inmediato le entrego esa cantidad y a punto irnos, la dependienta le entrega su número a Leonardo, pero yo, en un momento de impulso, rompo el papel frente a ella. Agarro a Leonardo de la mano y salimos juntos. Una vez afuera, él me acaricia la mejilla y me dice:
—'Te ves muy linda, un poco celosa'. —Yo, al escuchar eso, me cruzo de brazos con un gesto de desagrado, pero, después de eso, él me besa, y no puedo evitarlo. Tras ese dulce beso, seguimos paseando un buen rato, pero al mirar el reloj, decidimos que era hora de irnos al coche.
Apenas llegamos, nos subimos al coche y Leonardo comienza a conducir hacia el aeropuerto. Sin embargo, debo confesar que me siento algo triste por tener que despedirme de este hermoso país.
Tan pronto como hemos llegado, Leonardo estaciona el coche frente al aeropuerto y nos bajamos. En ese momento, Leonardo se pone en contacto con la empresa de alquiler para que vengan a recoger el coche en el aeropuerto, y luego nosotros entramos.
nos acercamos al mostrador, una amable chica nos atienden mientras pusimos nuestras maletas en la cinta.
Posteriormente, nos entregan los boletos y, al percatarme de que estoy en el mismo asiento que Leonardo, me siento aliviada. Luego, nos dirigimos a la puerta de embarque. Al llegar, observamos a los pasajeros que están ingresando al avión, así que rápidamente formamos la fila para abordar.
Al entrar al avión, ocupamos nuestros asientos y, a medida que los demás pasajeros se acomodan, se cierra la puerta. En ese momento, el avión comienza su despegue, ascendiendo hacia las nubes, donde nos esperan varias horas de vuelo antes de llegar a nuestro destino.
Durante el vuelo, comenzamos a conversar más sobre nuestros intereses. Sin embargo, no puedo evitar sentir una sensación extraña que no logro explicar. Decido dejar de lado mis pensamientos negativos y, al notar su expresión, me pregunta qué sucede. Le respondo que no hay nada de qué preocuparse y continuamos hablando sobre nuestro próximo viaje a Italia.
Sin embargo, al estar sentada en el avión, comienzo a sentir un poco de estrés. Afortunadamente, han anunciado que el aterrizaje será pronto.
Un instante después, el avión ha llegado a su destino y los pasajeros comenzamos a levantarnos de nuestros asientos para recoger nuestras pertenencias. Poco a poco, empezamos a salir del avión.