Capítulo II
Corro por el pasillo intentando cerrar la mochila que está en mi hombro derecho, intentando no matarme. Una vez llego a las escaleras, he conseguido cerrarla, por lo que corro más rápido sin importarme las pintas que debo de tener al estar corriendo como una loca por las escaleras.
Sí, es mi primer día de clases y ya llego tarde.
Cuando llego al final del tramo de escaleras que dan a mi clase, me detengo con la respiración un poco acelerada por tanta carrera y miro a ambos lados intentando decidir por cual ir.
—¿Perdida?
—Joder— digo asustada, pegando un brinco por la impresión— Me has asustado— murmuro molesta girándome para encarar al chico que me ha hablado, encontrándome con un chico muy alto, rubio con los ojos azules, y juraría que esos ojos los he visto en alguna parte.
—Perdón— dice mostrándome una sonrisa burlona que me hace rodar los ojos por inercia.
—Chicos, ¿Qué hacéis tan tarde por los pasillos? — nos acusa una mujer de unos cincuenta años, haciendo que nuestras miradas se dirijan a ella.
—Nada, me la he encontrado perdida en los pasillos, y la quería ayudar— se explica el chico señalándome con el dedo, haciendo que la mujer me mire con una sonrisa amable.
—Ay, tú debes de ser la chiquita que venía nueva. Soy Amelia, me encargo que coordinar el comedor y la limpieza— se presenta amable— ¿Cómo te llamas?
—Teresa, ¿Podría decirme donde está la clase de física y química de segundo? Es que ando muy perdida, y ya llego muy tarde…— la explico avergonzada, haciendo que la mujer lleve su mirada al chico que hay a mi lado.
—Claro que sí. Alan, llévala tú por favor— dice amable antes de irse hacia las escaleras rápidamente.
—Joder… Gracias, por tu culpa ahora me toca ir a clases— murmura un poco molesto tras comenzar a caminar por el pasillo.
—¿No ibas a ir? — le pregunto, curiosa siguiéndole.
—No— dice cortante, por lo que decido dar por terminada la conversación, y me limito a seguirle por los pasillos, y memorizar por donde voy para no perderme más días.
Cuando llegamos al final del pasillo, Alan se dirige a una de las puertas y sin llamar ni nada, entra.
—Alan— le reprende el profesor, cosa que no me extraña ya que ha entrado como pedro por su casa, sin llamar, y llegando tarde— Siéntate, luego hablaré contigo.
El susodicho, le ignora olímpicamente, ya que se dirige al fondo de la clase, para sentarse con un chico el cual le sonríe amistoso y choca las cinco a modo de saludo. Será uno de sus amigos…
—Perdón por llegar tarde…— digo avergonzada, entrando a la clase con la mirada pegada en el suelo.
Odio ser el centro de atención.
—Siéntate donde puedas— me contesta, haciendo que levante la mirada sorprendida al escuchar la voz del hombre de ayer, Axel.
Como no, tenía que ser mi profesor, y por si no fuera poco, también mi tutor…
—Bueno, continuemos con la clase— anuncia, sacándome de mis divagaciones, haciendo que busque de inmediato un sitio libre, y para mi suerte, Andrea levanta la mano, por lo que camino hasta ella, que está sentada un poco al final de la clase.
—Primer día y llegando tarde— comenta burlona, cuando me siento a su lado.
—Cállate— digo divertida, sacando un cuaderno y mi estuche un poco nerviosa, ya que Axel me está mirando fijamente mientras habla.
¿Por qué me miras tanto?
Y como si me leyera el pensamiento, desvía su mirada con una pequeña sonrisa que le hace ver más guapo.
—Deja de comértelo con la mirada— susurra Andrea haciendo que aparte la mirada de él.
—Yo no hago eso…
—Ya claro, miéntete a ti misma…— dice divertida.
—Vuestro compañero os va a repartir una hoja con algunos ejercicios, id haciéndolos, son para el próximo día— nos explica entregándole un taco de hojas al chico que está sentado más cerca de él.
Ya empezamos a mandar deberes…
—Oye— me llama Andrea— Esta tarde no puedo enseñarte todo esto, tengo clases de baile— susurra para que no nos regañen, haciendo que la mire ilusionada.
—¿Hay un grupo de baile? — pregunto bastante emocionada, cosa que la hace fruncir el ceño y asentir— ¡Genial! Yo también bailo— la aclaro haciendo que abra los ojos a más no poder.
—¡No me jodas! — exclama claramente emocionada cosa que me hace reír, hasta que esa voz nos interrumpe.
—Andrea— la regaña Axel, ya que lo ha dicho demasiado alto.
—Lo siento, profe— se disculpa con vocecita de niña buena cosa que me hace sonreír— Ósea que tú también bailas— susurra a lo que yo asiento haciendo que sonría pícara— Buah… Esto va a ser la ostia. Cuando se entere Hoshi va a estar encantada.
—¿Hoshi?
—Es una amiga. Siempre bailamos juntas, y no sabes lo bien que baila— me explica a lo que sonrío emocionada ya que no solo conoceré a Andrea, sino que también a la tal Hoshi.
—Teresa, ¿puedes venir un momento? — dicen haciendo que levante la mirada hacia él un poco confundida, pero asiento con la cabeza y me levanto para ir hacia él.
—¿Pasa algo? — pregunto una vez llego junto a él, que se encentra apoyado sobre la mesa.
—No, solo quería preguntarte si ya tienes a alguien que te enseñe el internado— dice sin despegar sus ojos de los míos, haciendo que un ligero rubor se apodere de mis mejillas.
Ay diosito, pero que pedazo de ojos que tiene.
—Andrea me lo va a enseñar— murmuro nerviosa, pero sin poder apartar mi mirada de la suya.
—Perfecto, si necesitas algo o tienes algún problema no dudes en decírmelo…— embobada, asiento con la cabeza ligeramente sin dejar de mirarle.